Quince.

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Ella me observa detenidamente, como si no creyese que la estoy sosteniendo fuertemente sobre mi regazo.

Contemplo sus labios, los cuales están semi-abiertos, e intento decirme a mi mismo que si no estuviese borracho: también tendría ganas de besarla, sólo para no comenzar a enloquecer conmigo mismo.

Tomo su rostro entre mis manos, acariciando suavemente sus mejillas. Ella cierra sus ojos ante el contacto y sonríe. Tomo eso como una iniciativa y acerco mi rostro al suyo, anhelando sus labios.

—Harry... —susurra.

—¿Mhm?

—Estoy ebria... Y tú también. ¿En serio crees que deberíamos hacer esto? —murmura y luego agrega: —Probablemente mañana te arrepientas.

Alejo mi rostro del suyo, sintiendo como si me hubiese golpeado justo en el estómago. ¿Acaso está buscando excusas? ¿No quiere besarme? ¿Pensará que soy un idiota?

Quizás soy el único de los dos que siente la necesidad de besarla, quizás nunca debí beber alcohol y actuar como si esto no me importara. Quizás sólo estoy buscando una manera de olvidarme del desastre que soy. Quizás ahora mismo debería estar durmiendo, relajado, en vez de estar siendo rechazado por Ella.

Aclaro mi garganta, intentando espantar todos los pensamientos que me carcomen la mente, y asiento repetidas veces, pensando que lo que estaba por hacer probablemente hubiese sido un gran error y que nunca me hubiese perdonado.

Claramente todos esos pensamientos son excusas para no sentirme avergonzando de mi mismo, quiero decir... ¿Quién querría estar conmigo? ¿Quién, en su sano juicio, querría arruinar su vida con un desastre como yo? Y mucho más importante: ¿Por qué una chica tan hermosa como Ella Adams querría besarme?

Bajo mis manos de su rostro y las apoyo en su cintura, intentando relajarme.

—¿No... No quieres besarme? —Pregunto tímido, sintiendo mis mejillas sonrojadas.

Definitivamente soy un idiota.

Intento apartar mis pensamientos mientras observo mis pulgares hacer círculos en su cintura. Las manos de Ella se posicionan en mi mentón y lo alzan, logrando que nuestros ojos choquen entre sí.

—Estamos borrachos, Harry. —Repite.

Frunzo el ceño, comenzando a sentirme indefenso.

—¿Y qué? —Me encojo de hombros.

—Cuando tú no estás borracho, no puedes ni abrazarme cuando dormimos, Harry. —Dice, como si fuese lo más obvio del mundo. —¡Es obvio que sólo quieres besarme porque estás jodidamente borracho! —Exclama, perdiendo sus nervios.

Una risa inocente se escapa de mis labios.

—¿Y cuál es el problema si quiero besarte ahora mismo? ¿Acaso cambia algo? No es como si sintiésemos algo por el otro...

La observo atentamente y noto que el brilo que antes sobresalía de sus ojos, ahora desapareció completamente.

Se zafa de mis brazos y se levanta de mi regazo.

—Yo... Será mejor que me vaya a casa, Harry. —Dice, evadiendo mis ojos.

—¿Qué? ¿Por qué? —Pregunto alarmado, levantándome y situándome frente a su cuerpo.

—Ya... Ya es tarde... Mañana tenemos trabajo y... —Sus manos se dirigen inmediatamente a su cabello y comienza a quitarlo de su rostro.

—¿Y...?

Se aleja de mí, negando con su cabeza y camina hasta la puerta. La sigo desde atrás.

—Debo volver a casa.

—Puedo acompañarte... —ofrezco— Sólo si quieres. —Agrego rápidamente.

—No, está bien. Me gusta caminar sola. —Murmura y casi puedo sentir su tono seco y cortante, pero no sé si es mi imaginación o si es realmente así.

¿Acaso hice algo mal?

—Ella, —la freno antes de que se escape de mí— ¿estás bien?

Asiente repetidas veces y se suelta de mí.

—¿Me abres? —Cuestiona.

—Sí, claro.

Busco las llaves en la repisa más cercana a mi cuerpo y abro la puerta. Todavía me siento mareado y un poco tonto por la cantidad de alcohol que ingerí pero aún así puedo percibir la tensión en el aire.

—Nos vemos en el trabajo. —Murmura secamente y se va a pasos rápidos, prácticamente huyendo de mí.

La observo caminar hasta que su cuerpo desaparece de mi vista y suspiro fuertemente.

¿Qué diablos acaba de ocurrir?

Vuelvo a mi habitación y me recuesto sobre mi cama. Hundo mi rostro en la almohada e inspiro fuertemente, teniendo la sensación de estar oliendo el cabello de Ella, ya que mi almohada está totalmente impregnada con su perfume. Y admito que me gusta demasiado, es como si su presencia aún estuviese aquí.

Recuerdo momentaneamente lo que acaba de ocurrir y no puedo dejar de pensar en si cometí algún error, en si quizás tuve que haberla dejado moverse de encima mio en vez de obligarla a quedarse... Aunque su sonrisa demostraba que no quería irse, así que estoy realmente confundido.

Demonios, si Ella me hubiese dicho una buena razón de por qué se fue: ahora mismo no tendría ningún pensamiento en mi mente, incluso quizás ahora mismo estaría durmiendo con su cuerpo entre mis brazos.

Lanzo un gruñido al pensar en la sensación que hubiese sentido si la hubiese besado, si no hubiese sido tan cobarde de separarme cuando me dijo que estábamos borrachos. Pienso en lo suave que se ven sus labios y en lo mucho que quiero besarla.

Hace años que no deseo besar tanto a una chica como me pasa ahora mismo con Ella.

Me siento débil, indefenso, idiota. Tuve que imaginar que Ella Adams jamás querría besarme. ¿Quizás le gusta alguien más? No lo sé pero me inquieta demasiado y necesito averigûar por qué decidió alejarse o si no me volveré loco.

Cierro mis ojos e intento poner mi mente en blanco, deseando realmente que todo haya sido un sueño y así poder despertar como si nada hubiese ocurrido.

Me dejo llevar por Morfeo, quien parece querer odiarme, ya que mi sueño se ve interrumpido por la sonrisa de Ella y su maldito perfume impregnado en mi almohada.

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Ok, ¡tengo una excusa de por qué no subí capítulo!

No tengo inspiración.

Es una excusa pobre, ya sé, pero no hay peor cosa para mí que no tener inspiración. Perdón, en serio.

Este capítulo es bastante corto pero es necesario para lo que va a pasar más adelante.

¡Gracias por leerme, no olviden comentar y votar si quieren! Las amo<3.

Pd: jejejeje, espero que me odien por no haber hecho que se besen.

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