Dieciocho.

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Perdón por la tardanza, acá está su capitulo, lindas. Las adoro♡.

Los días comenzaron a pasar demasiado lentos para mi gusto. Me muero de ganas de ir a la boda de Jason, hace mucho que no veo a mi familia y se siente incorrecto. También se siente incorrecto sentirme tan lleno de expectativas -aunque mucho no las demostrase- respecto a la boda.

Hoy finalmente tengo que comprar mi traje y eso me emociona un poco más. Es viernes y mañana es la boda de Jason, quien luce como si quisiese hacerse en sus pantalones de la emoción.

Hace unos días mi hermano volvió a llamarme. Le comenté que Ella iba a ir y que me acompañaría a comprar mi traje, lo cual logró que por alguna extraña razón mi hermano comience a emocionarse con la idea y, créanme, no miento cuando digo que prácticamente se pone a llorar por el teléfono -si es que no lloró. Creo que está demasiado sensible con la idea de pertenecer a una sola mujer por el resto de su vida.

Ya sé, ya sé... Me tomé demasiado tiempo en comprar el traje pero para ser sincero, no tenía el dinero suficiente. Costó muchas horas de trabajo conseguir el dinero para el traje y, encima, más dinero extra para los gastos cotidianos. Aunque tengo que admitir que el traje va a ser rentado, porque comprar uno es demasiado costoso y no quiero gastar tanto dinero.

Mi teléfono comienza a sonar estrenduosamente en mi bolsillo, despejándome completamente de mis pensamientos. Lo saco, aún confundido, y atiendo.

—¿Hola?

¿Dónde nos encontramos, Harry? —Pregunta Ella desde el otro lado de la línea.

—En el centro comercial —Respondo mientras tomo mi chaqueta y salgo de mi casa.

El centro comercial no queda muy lejos pero de igual forma me causa cansancio pensar en caminar todas esas cuadras. Hace frío y comienzo a sentir la sensación de que me falta otro abrigo y quizás una bufanda.

Ah y no agreguemos que la nieve ya comenzó a caer por estas zonas.

Siempre me gustó la nieve y el invierno. Supongo que es porque cuando era pequeño salía corriendo con Jason cada vez que nevaba, solíamos hacer guerras o muñecos de nieve y luego tomar una taza de chocolate caliente.

¡Esto es por destruir mi muñeco de nieve, Harold! Grita Jason y comienza a lanzarme bolas de nieve, una atrás de la otra.

Río animadamente al notar que ninguna me golpeó, pero justo cuando me desconcentro: una gigante bola de nieve ataca mi rostro y me congela completamente, dándome escalofríos.

Dirijo mis manos a mi rostro, quito los restos de nieve que quedaron en mi rostro y le echo una mirada fulminante a Jason mientras hago un grito que sólo significaba una cosa.

¡Guerra!

Comienzo a revolver la nieve con mis guantes y a formar pequeñas bolas de nieve, apilándolas al lado de mi cuerpo.

Siento mi rostro quemar por el viento frío y poco cálido que revuelve mis rizos, pero de cualquier manera sigo con mi trabajo.

Jason tendrá una dosis de su propia medicina.

Río malévolamente en mi cabeza, pensando en que mis manos deberían trabajar más rápido para poder comenzar con nuestra guerra.

¡Harry, Jason, entren a la casa, comienza a hacer frío y ya está por anochecer! Grita mamá desde casa, alzando dos tazas de lo que parecía ser chocolate caliente.

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