Doce.

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¿Qué es esto, Jason? Pregunto curioso, sosteniendo un arma, aunque estoy casi seguro de que no es de juguete, pesa demasiado.

¡No toques eso, Harry! Grita y me quita el arma de las manos, guardándola en lo más alto de su ropero.

Es de juguete, ¿verdad? Vuelvo a preguntar mientras dibujo sobre una hoja que estaba en su escritorio.

Observo rápidamente a Jason y me río porque me está mirando seriamente, probablemente sea otra de sus bromas. Él siempre juega conmigo.

No, Harry, esto es serio. Yo... No es de juguete, ¿sí? Pero necesito que no se lo digas a mamá. Me ruega prácticamente de rodillas.

¿Para qué querría un arma real? No entiendo. ¿Quizás la usa para practicar punteria?

Jas, ¿para que la usas? Balanceo mis pies en su silla. Mis pies no llegan al suelo y me gusta sentir mis piernas volar.

No puedes saberlo, Harry. Eres muy pequeño murmura y despeina mi cabello.

¡No hagas eso! Me quejo riendo.

¿Hacer qué? Me observa y sé que va a comenzar a hacerme cosquillas.

¡No! Corro hacia su cama y me escondo entre las sábanas.

Sus manos se escurren por mi pequeño cuerpo y comienzo a reír como un loco. Odio las cosquillas, ¡no puedo dejar de reír!

En el descontrol de la situación, pateo el estante que está cerca mío y un sobre con contenido blanco es esparcido por todo el suelo.

¡Harry! Grita Jason enojado y prácticamente se lanza al suelo, como si quisiese intentar recuperar todo ese polvo blanco.

Puedo traer una escoba, si quieres... Te ayudo a barrer digo sonriendo.

¡Sal de mi habitación, Harry! ¡Me costó mucho conseguir esto, demonios! Su rostro está completamente rojo y tengo miedo de que explote como un volcán.

¿Qué es eso, Jason? No entiendo por qué es tan importante, es solo polvo murmuro.

Harry, ve a tu habitación y no le digas nada a mamá, ¿de acuerdo? Son cosas de adultos.

Y así fue, corrí a mi habitación y me encerré en ella, hasta que vino mamá y le conté lo sucedido, porque son cosas de adultos y mamá es adulta, supongo que ella logrará entender a Jas.

Me despierto bruscamente, con un fuerte dolor en el pecho, aunque no es un dolor físico si no más bien emocional.

Estoy triste y no encuentro ninguna razón más que el pasado que nunca deja de atormentarme. Me pregunto seriamente si en algún momento dejaré de sentir la culpa que corre por mi sangre.

Me odio por haberle dicho a mamá que Jason estaba como loco porque sin querer había tirado un sobre con polvo blanco adentro. Me odio por no haber cerrado la boca. Sé que era un estúpido niño pequeño y que no sabía que ese sobre con polvo blanco era droga y que Jason había hecho cosas peligrosas para conseguirla. Lo sé, sé todo eso y más, pero pude haber cerrado la jodida boca y mamá seguiría viva, con nosotros.

Aún no he abierto los ojos porque tengo esa sensación de tristeza abrumadora que apenas me deja respirar.

Mi pecho comienza a subir y bajar rápidamente y no entiendo qué está sucediendo. Hace meses que no me siento así y necesito respirar normalmente.

Tanteo la cama en busca de algo pero mi mano choca contra el cuerpo de Ella. Había olvidado por completo que se encontraba conmigo.

Abro mis ojos y mi vista se nubla en el mismo instante pero aún así intento despertar el cuerpo dormido de Ella.

Puedo sentir mis manos temblando y el sudor bajando por mi pecho, estoy desesperándome. Quiero respirar.

Ella da media vuelta y se despereza, sin saber que estoy en medio de un ataque de pánico. Mis pensamientos están acorralando mi mente y quiero desesperadamente pensar en otra cosa.

Mamá se suicidó por mi culpa. Mamá se suicidó por mi culpa. Mamá se suicidó por mi culpa...

—¡Harry! —Ella me saca de mis pensamientos pero aún así no dejo de tenerlos.

Sostengo su mano fuertemente, a pesar de estar temblando como si mi vida dependiese de ello.

—Harry, estoy aquí. Respira conmigo —Comienza a inhalar y exhalar suavemente. Intento seguirla pero me vuelvo loco cuando mi respiración no se iguala a la suya.

Empiezo a sudar y quiero llorar, Ella debe pensar que soy débil, porque lo soy.

Observo sus labios e intento dejar todos mis pensamientos para concentrarme en su respiración cálida.

Inhala, exhala. Inhala, exhala. Inhala, exhala...

—Muy bien, Harry. Relájate —susurra Ella y siento sus dedos en mi cabello, peinándolo hacia atrás suavemente.

Comienzo a normalizar mi respiración lentamente, aunque a veces siento esa sensación abrumadora devuelta pero apreto fuertemente la mano de Ella y me calmo cuando comienza a decirme que me relaje.

Sus dedos ahora se pasean por mi rostro, delineando facciones, desde mis cejas hasta mis labios.

Siento paz. Me siento relajado.

No sé cómo diablos hacia para frenar mis ataques de ansiedad cuando estaba solo pero me alegro de tener a Ella aquí.

—Te traeré agua —susurra en mi oído.

No, no, no.

Jalo de su brazo y no dejo que se escape de mí, la abrazo contra mi cuerpo. Tengo miedo de que se vaya.

—Harry, necesitas hidratarte. No me iré a ninguna parte.

Se levanta lentamente de mi cama, observando sigilosamente mi reacción. Sé que estoy actuando como un loco maniático pero en serio quiero que se quede conmigo. No puedo permitir que se vaya, no como mamá hizo.

Dirijo mis manos a mis ojos y me tapo el rostro con ellas; no tengo que ser débil y lo sé, pero quiero llorar tanto. Odio sentirme así, tan estúpido, tan indefenso.

—Bebe un poco de agua, Harry —Extiende su mano con un vaso de agua fría.

Intento tomar el vaso con mis manos pero estoy temblando y un par de gotas caen ridículamente sobre mi torso.

—Siéntate —Ordena Ella y obedezco casi inmediatamente.

Acerca el vaso a mis labios y bebo un poco de agua, la verdad es que no tengo mucha sed.

—¿Qué sucedió, Harry? ¿Tuviste una pesadilla?

Mi mano está apoyada fuertemente sobre su rodilla pero a Ella parece no importarle demasiado.

Niego con mi cabeza. No quiero contarle nada acerca de mi madre, no me siento listo, o quizás no quiero que me tenga pena, odiaría que una persona como Ella me tenga pena.

—¿Harry? —Susurra Ella y arrastra sus dedos por mi cabello, logrando despistarme completamente.

—No pasa nada... —Niego nuevamente y sus manos caen sobre mis rodillas.

—Eso no fue nada —reprocha.

Tomo una de sus manos y beso sus nudillos, tratando de que piense en otra cosa.

—Iré a darme una ducha, ¿si? Necesito relajarme.

Ella asiente y me deja ir hacia el baño, en donde me encierro y sigo pensando que la muerte de mi madre fue mi culpa.

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¡FELIZ AÑO NUEVO! (Ya sé, todavía no es año nuevo pero shhh, hagan de cuenta que sí).

¡Las quiero, chicas, disfruten de este nuevo año y ojalá terminen bien el 2014!<3.

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