Capítulo 05

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Capítulo 5: Evangeline y Stanley.

Gruñí molesta volviendo a girarme en la cama por milésima vez en las pocas horas que llevaba acostada sin poder dormir en absoluto, no se que pasaba conmigo, la mayoría del tiempo era de esas personas que apenas tocaban la almohada se quedaban dor...

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Gruñí molesta volviendo a girarme en la cama por milésima vez en las pocas horas que llevaba acostada sin poder dormir en absoluto, no se que pasaba conmigo, la mayoría del tiempo era de esas personas que apenas tocaban la almohada se quedaban dormida, pero ahora simplemente no podía y me sentía frustrada por ello. Me senté repentinamente en la cama mi cabello desordenado sobre mi rostro y mis manos apretando fielmente la orilla de las cobijas. Tensa por alguna razón desconocidas me giré en la cama sentándome en la orilla de esta observando el ventanal fijamente tapado por unas largas cortinas de color gris, baje mi mirada hacia mis pantuflas en forma de botas que me coloqué con pereza, me pare sin saber que hacer y mire toda la habitación en penumbras.

— ¿Ahora que hago? — murmure para mi misma empezando a pasearme por la extensa habitación hasta llegar al interruptor encendiendo las luces.

Bueno, ya que no podía dormir, quizás un poco de aire fresco me ayudaría a reponerme y entregarme el sueño que tanto necesitaba en este momento. Entonces con esa idea en mente caminé al ventanal abriéndolo con cuidado sintiendo una fuerte brisa sobre mi cuerpo cubierto solo por el pijama. Llevaba solo una semana en Londres y ya me había vuelto a costumbre a sus frías temperaturas, aún estando en primavera.

Camine al barandal del balcón mirando fijamente hacia la casa Holland que se encontraba completamente apagada, sin ninguna luz visible. Sonreí de lado pensando en cómo todos estarían durmiendo, mi mejor amigo posiblemente estaría babeando su almohada cómo hacía cada vez que dormía y sin querer mi mente se guió por si sola a pensar en Thomas, imaginándose cómo estaría durmiendo, quizás sin camisa, con todo su cabello desordenado y Tessa durmiendo a su lado, sonreí enternecida por la imagen que me había formulado.

Pero la luz que pego fuertemente en mi rostro me trajo a la tierra nuevamente, la habitación de Tom tenía luz. Entonces mi temperatura cayó, frunzo mi ceño cruzándome de brazos para frotar mis manos en ellos en busca de calor, observo fijamente el ventanal frente a mi que fue abierto con rapidez dejándome ver a un adormilado, pero feliz castaño que salía cantarín de su habitación yendo a su balcón mirándome con una gigante sonrisa.

— ¿Porque tan feliz? — pregunte en un tono bajo observando al castaño apoyarse en el barandal a unos dos metros de mi.

— ¿Que haces despierta tan tarde? — alzó su ceja curioso obviamente sin quitar su sonrisa de siempre, la tierna con sonrisa con pequeños hoyuelos, que odio admitir, son extremadamente tiernos.

— Es de mala educación responder con una pregunta, Stanley — reproche de mala gana dando unos pasos atrás hasta caer sobre mi amado sofá.

— No responderé hasta que tú respondas — risueño el chico apoyo su rostro en su mano mirándome entretenido.

Rodé mis ojos exasperados por su tono tan cantarín a estas altas horas de la noche — no puedo dormir, creo que algo me perturba — alzo mis hombros quitándole importancia — ahora responde tu.

STAY, Tom HollandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora