Capítulo 06

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Capítulo 6: ¿Amigos?

Trate, realmente trate de no caer en la locura, mantenerme serena, pero escuchar la fuerte música de mi madre no me ayudó para nada, había caído en la locura en tan solo mi tercera semana encerrada en mi propio hogar sin permiso de mis padres a sa...

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Trate, realmente trate de no caer en la locura, mantenerme serena, pero escuchar la fuerte música de mi madre no me ayudó para nada, había caído en la locura en tan solo mi tercera semana encerrada en mi propio hogar sin permiso de mis padres a salir ni a la esquina de mi casa y aún sacando la carta de que era mayor de edad y que me hacía cargo de mi vida, no me lo permitieron encerrándome en mi habitación con la constante excusa de que mi salud iba primero que todo.

Bufé irritada apagando el teléfono con molestia tirándolo a mi lado en la cama, mi pierna temblaba y sentía como la paciencia d estar dentro de la habitación se acostaba dándome unas terribles ganas de tirar la puerta abajo. Me senté bruscamente en la orilla de la cama mirando la pared repleta de fotos bajando poco a poco la mirada hasta el piano cerrado con varias cosas encima por el poco uso que tenía los últimos días.

Oh, claro, la música. Solté una risita irónica caminando al asiento frente al piano tomando las cosas que estaban sobre este para tirarlas sin cuidado sobre la cama al igual que las cosas sobre el piano para la con todo despejado abrirlo con cuido dejándome ver las hermosas teclas blancas y negras que tanto me habían fascinado desde que tenía 6 años apasionándose el instrumento desde el primer momento en que lo vi.

Me senté en el banquillo con una pequeña sonrisa de alivio surgiendo de mis labios, cada vez que me sentaba frente a un piano sentía que el peso del mundo sobre mis hombros desaparecía, que solo estamos el y yo contra el mundo en nuestra pequeña burbuja repleta de música.

Antes que todo me hice una coleta con rapidez, seguido cerré mis ojos rozando las yemas de mis dedos con las teclas sin llegar a presionarlas y provocar algún sonido, solo disfrutando el tacto hasta que mis dedos se guiaron por si solos tocando el primer acorde que me sabía al derecho y al revés.

Mis mente y razón se fue, quedando mi corazón al mando, Sonata para piano número 8 en la menor, KV 13, de Mozart se escuchó por toda la habitación.

Mi dedos con agilidad se movían por toda la extensión de teclas siendo tocadas con delicadeza y amor, como si estuviera acariciando a lo que más amaba en este mundo.

Una mueca surgió de la comisura de mis labios a escuchar una fuerte música lejos de mi alcance llegando levemente a mis podios, pero como si fuera un mosquito en mi oído perturbándome sacudí la cabeza quitándole la importancia intentar concentrarme en la sonata, pero ahora estaba otra vez el "mosquito" que ahora tenía nombre y apellido, Thomas Holland.

Molesta deje de tocar presionando erradamente mis dedos en las teclas provocando un horrendo sonido. Ahora con mi humor de perros me levanté de salto mirando fijamente el ventanal que estaba descubierto dejándome ver a tira vez de él a un entretenido castaño cantando y moviendo su cuerpo al ritmo de la música mientras estiraba su cama con una gran sonrisa.

STAY, Tom HollandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora