Capítulo 09

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Capítulo 9: Cocinar.

Tarareaba en voz baja una canción al azar que no recordaba exactamente su nombre, tampoco su letra, pero era pegadiza así que la seguía de todos modos mientras que concentrada en mi labor cortaba cuidadosamente una zanahoria con el gran cuchillo q...

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Tarareaba en voz baja una canción al azar que no recordaba exactamente su nombre, tampoco su letra, pero era pegadiza así que la seguía de todos modos mientras que concentrada en mi labor cortaba cuidadosamente una zanahoria con el gran cuchillo que me provocaba escalofríos tan solo verlo recordándome a los típicos cuchillos de las películas de terror que utilizaban para matar a más de uno en ella, río entre dientes para mi misma por las ocurrencias que pasaban por mi mente, estaba realmente loca.

— Estás loca — afirmó la entusiasta voz de Thomas entrando con una sonrisa triunfal a la cocina la cual se alargó al ver la mueca que hice al verlo — Es de desquiciadas reírse solas, debería llamar al psiquiatra.

— Si, deberías hacerlo — asentí con una sonrisa de lado dejando de lado el cuchillo para mirarlo fijamente — Así te llevan de una buena vez, ya sabes, no creo que sea sano que una persona esté sonriente todos los días — solté con un sarcasmo increíble, ahora sonriendo victoriosa al verlo borrar su presumida sonrisa.

Tom rueda sus ojos acercándose a mi a paso cauteloso junto con mi mirada atenta sobre él en todo momento — ¿Que harás de cenar? — preguntó cambiando de tema evidentemente haciendo que yo solo soltara un risita nasal tomando otra vez en cuchillo para volver mi concentración a cortar las verduras, ahora tomando un calabacín — Hey, no me dejes en visto — reclamó el chico al ver que no le tomaba atención sintiendo su presencia más cerca de mi, llegando a perturbarme un poco y que mi corazón latiera un poco mucho al sentir su cuerpo a mis espaldas probablemente observando cómo ahora no tan concentrada cortaba.

No era mi culpa, era su culpa, él siempre me distraía.

— Hago pastel de verduras — murmuro intentando mantener mi vista en la tabla de cortar, casi imposible por la mano que se coló con suavidad sobre mi cintura haciendo temblar por un momento por el escalofrío que había inundado mi cuerpo por la sensación de su tacto, intento disimular mi nerviosismo picando con fuerza la verdura mientras mordía mi labio y contenía mi respiración.

— Oh, me gusta mucho el pastel de verduras.

— Lo sé, por eso lo estoy haciendo — trague saliva tensa al darme cuenta que mi voz había salido lo suficiente débil como para que Tom se diera cuenta que me ponía los pelos de punta, en un buen sentido, pasé mi lengua por mi labio inferior bajando mi mirada a mi cintura donde la gran mano del chico se retiraba con el lentitud.

— Gracia, Eva — murmuró sacando por completo su mano dejándola caer ruidosamente a un costado de su cuerpo dejándome escuchar cómo se aleja dos pasos de mi cuerpo y caminando a mi lado con una leve sonrisa surgiendo del costado de su boca — Yo... Yo me haré batido.

Entonces lo observo viajar por toda la cocina en busca de los ingredientes que necesitaba, sin voltearme a ver ninguna vez provocándome de un cierto modo vergüenza, le había dicho que estaba cocinando algo por él, que recobrada que le gustaba mucho y él había sacado su mano de mi cintura rápidamente, haciendo que me sintiera rechazada.

Suspiré resignada volviendo a mi principal labor de cocinar la cena, cortando con dedicación lo que quedaba por hacer, ahora girándome a la cocina eléctrica dejando la primera sartén que había encontrado sobre esta no sin antes encenderla vertiendo aceite de oliva junto a la cebolla que había cortado ya hace un rato y el calabacín. Ahora colocó varías ollas con agua para cocer los zanahorias, los guisantes y las judías por separado.

— Eva... — escucho como me nombra Tom a la distancia, murmuró una afirmación sin abrir mi boca — Me acabo de acordar de algo, y bueno, quería saber si te acuerdas — interesada por lo que estaba hablando el chico me giro al castaño que entretenido cortaba fruta, pero que al darse cuenta de mi silencio levanto la mirada topando sus ojos de cachorro con los míos — Mmmmm, cuando estábamos en secundaria, tú tenías unos 14 si no me acuerdo bien — frunció su ceño claramente intentando recordar haciéndome terriblemente tierno por el esfuerzo que hacía claramente — Yo unos 16, creo, tú me cocinaste, no recuerdo con exactitud ese día, pero estaba triste por algo y tu simplemente llegaste con una gran sonrisa junto con una bolsa — sonreí recordando también ese día, el cual fue uno de los mejores días que tuve en mi adolescencia.

— Pateé tu puerta diciendo que estaba lista la cena y literalmente te agarré del brazo sin que pudieras alegar nada, estabas de un humor de perros y no querías comer lo que te había traído...

— Así que tomaste el tenedor y tomaste una gran porción de la comida llevándomela a la boca mientras hablaba — complementó el chico con gracia mientras metía sus frutas ya listas en la licuadora provocando un gran ruido mientras que yo reía por lo bajo y cuando apago la máquina se giró a mi — Me ahogué.

Solté una carcajada tapándome la boca levemente con la mano mientras que Tom se servía su batido ya terminado en un gran vaso — Casi te mato.

— Bueno, no fue tan malo — habló con un tono suave el chico mientras bebía un pequeño trago de su vaso — Me consentiste duramente todo el día y me sentí mejor.

Entre abrí mi boca formulando que decir con rapidez, pero fui interrumpida justo a tiempo por una rígida corrida canina de mi chica favorita en este mundo que apenas verme se abalanzó hacia mi colocando sus patas delanteras sobre mi abdomen, enternecida al ver cómo se bajaba me agaché frente a ella tomando su cabeza entre mis manos arrugando mi nariz al sentir cómo frotaba su húmeda nariz con la mía — ¿Cómo está mi Holland favorita?

— Pensé que yo era tu favorito — comentó ofendido Tom, sonrío con sarcasmo levantando una ceja subiendo mi mirada a él quien nos observaba con una sonrisa confiada.

— Ya quisieras...

Entonces me fui vista interrumpida nuevamente, pero no por alguien sino por un fuerte bocinazo a las afueras de la casa, asustada al reconocer al dueño del auto emisor de sonido me enderecé con mis ojos abiertos por la sorpresa, eran mis padres ¿Cómo lo sé? Cada vez que salen y vuelven a casa tenían la rara costumbre de tocar el claxon, si, es raro, pero yo no podía cambiarlo. Mordí mi labio impaciente girándome a la cocina apagando todo para correr a la puerta de la habitación donde fui jalada por una mano hacia el segundo piso, no, no, no ¿Cómo llegaría a mi casa desde el segundo piso?

— Tom ¿Que mierda haces? — pregunte histérica al ver cómo me ingresaba a su habitación, claro que él sabía que mis padres estaban afuera, inclusive creo que toda la calle lo sabían, ya familiarizados por la costumbre rara de sus ruidosos y raros vecinos — Tenía planeado saltar la cerca de patio y caer en alguna parte del mío. ¿Ahora como escapare?Me van a matar — aprieto mis dientes con el corazón latiendo a mil por la adrenalina del momento.

— Por aquí — apuntó su balcón con obviedad y sus ojos abiertos expresando lo que se sentía en ese momento, impaciencia.

— Me voy a matar — dije en un suspiro viendo la separación de ambos balcones, dos metros con una cerca bajo nosotros y un gran árbol a un lado de ambos que los "conectaba".

— Te ayudaré — tomó mi mano con delicadeza llevándome al borde del balcón, respiré pesadamente guiando mi mirada a la suya sintiendo como inmediatamente me relajaba al ver sus ojos de cachorro — Confía en mi, no dejaré que caigas — suspiré cerrando mis ojos por un segundo.

Confiaba en Thomas Stanley Holland.

Confiaba en Thomas Stanley Holland

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STAY, Tom HollandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora