III

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Sentado en la mesa de la cocina mientras esperaba el desayuno, Jimin miraba a Jin cocinar, pasaba tan poco tiempo con él que era lo único que lo veía hacer. Pero eso no era lo que lo afligía, no paraba de pensar en aquella nueva sensación que lo invadía cuando estaba con Yoongi, era algo que le preocupaba.

- ¿qué significa cuando un ángel siente que se le revuelve el estómago cuando ve a otro? –preguntó el menor con timidez.-

- ¿Qué se le revuelve el estómago? –Jin rió levemente al escucharlo.- eso es hambre, cariño.

- No, no lo es. –negó con su cabeza y suspiró recostándose sobre su brazo.- es... es diferente. ¿recuerdas que te dije que había hecho un amigo?

- Claro. –dejó lo que hacía, para verlo.-

- Pues... cuando lo veo tengo esa sensación y mi corazón se acelera tanto que siento que se va a salir de mi pecho. –susurró.- me alegro mucho de verlo siempre, aunque eso es normal ¿no?... pero siento como una especie de corriente que viaja por todo mi cuerpo cuando él me mira a los ojos, cuando me sonríe y me dice cosas como "eres muy hermoso". Y yo siento deseos de que me abrace y no me suelte jamás...

Jin quedó en silencio, escuchando lo que él decía, sorprendido e impactado, se sentó frente a él y lo vio con una expresión seria en su rostro.

- ¿qué has estado haciendo con ese amigo tuyo? –preguntó el mayor.-

- Nada... -murmuró Jimin, mirándolo a los ojos.- solo hablamos y la pasamos bien... solo eso.

- ¿seguro? ¿hay algo que no me has dicho?

- No... -volvió a susurrar, estaba confundido.- ¿por qué? ¿es algo malo?

- Te estás enamorando, Jimin, los ángeles no pueden enamorarse. –suspiró.- deberías alejarte de él antes de que te metas en problemas.

- ¿qué? ¿enamorarme? –alzó su cabeza para verlo, sorprendido, pero aún confundido.- yo creo que solo es amor como el que siento por ti, papá... no voy a alejarme, él es mi único amigo y lo quiero.

- Pero si te enamoras y haces algo indebido serás condenado a ser un ángel caído. –Jin desvió su mirada.- no quiero perderte, eres lo único que tengo. Yo... no sabría cómo vivir sin ti.

La expresión en el rostro de Jimin cambió a ser una de tristeza, llevando su mano hasta la del mayor para tomarla.

- No haré nada malo. –susurró Jimin.- no te voy a dejar solo.

Jin volvió a verlo, suspirando al ver sus ojitos tristes y negó con su cabeza, tomando su mano también.

- No, no me hagas caso. –dijo el mayor.- amar está bien, no es algo que podamos controlar, pero para nosotros hay consecuencias por hacerlo, son muchos los ángeles que se dejan llevar por deseos mundanos y son condenados a vivir del otro lado del paraíso, junto a los demonios, eso es lo que no quiero que sufras. –acarició suavemente la mejilla del pequeño.- solo ten en cuenta que amar no es tan fácil aquí.

El menor llevó su otra mano a la que tenía sobre su mejilla, apoyándose un poco en ella mientras miraba a los ojos del contrario.

- Estaré bien, no haré nada indebido.

Jin asintió con su cabeza y se inclinó sobre la mesa para besar la frente de Jimin. Después de desayunar, el menor salió de la casa, siendo acompañado hasta el pórtico por Jin, quien lo vio alejarse volando hacia su lugar favorito en todo el edén.

Las dos caras del paraíso || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora