XXXII

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Dejando a los demás divertirse con la futura madre, Jennie salió de la casa, soltando un largo suspiro mientras llevaba un cigarrillo a su boca y lo encendía, mirando el marchito bosque delante de ella.

- ¿aún lo amas? –dijo una voz masculina, acercándosele.-

Aspirando el humo ella giró levemente su cabeza a un lado para mirar de reojo al hombre detrás de ella.

- ¿de quién habla, príncipe? –dijo la menor.-

Se volteó nuevamente para ver al frente, expulsando el humo de su boca.

- De Namjoon, obviamente. –contestó el castaño.- ¿tienes otro de esos?

Sin contestar a su pregunta inicial, ella estiró hacia él una cajetilla casi vacía, junto al encendedor.

- ¿usted ama a ese ángel? –preguntó ella.-

- Puedes tratarme de tú, no te preocupes. –dio una calada del cigarrillo.- y sí, lo amo, pero hace tiempo me rendí y acepté que Jin ya no es para mí.

- ¿resignación? –murmuró la menor.- ¿acaso esa palabra existe para un demonio?

- Prefiero tenerlo cerca como un amigo, que perderlo por mi egoísmo. –metió su mano libre al bolsillo de su pantalón.- pero por lo visto tú no piensas igual. ¿tienes algo planeado?

- ¿sobre qué?

- Separarlos. –la miró de reojo.-

- ¿te interesa? –volvió a inhalar el humo.- yo no hago planes.

Azazel guardó silencio mientras fumaba el resto del cigarrillo.

- ¿cómo puedes soportar verlos tan felices? –preguntó ella.-

Ambos voltearon a ver hacia el interior de la casa, Namjoon sonreía tocando el abultado vientre de su esposa, mientras ella lo miraba de la misma manera cariñosa.

- No lo hago. –murmuró Azazel.- tan solo trato de pensar más en la felicidad de Jin, además yo también tengo derecho a rehacer mi vida con alguien más.

Nuevamente ella lo miró, examinando un poco su rostro serio, mirando el humo salir por su boca.

- Creo que deberíamos madurar y pensar de una vez en que ellos están bien sin nosotros. –tiró lo que quedó del cigarro.- de igual forma, así como su amor por nosotros no fue eterno, el nuestro por ellos no debería serlo ¿no crees?

Jennie continuó en silencio, sin saber qué decir, tan solo pensando bien las cosas, en lo que volvían a entrar junto a los demás.

Fue un día divertido y feliz para Jimin, sin notar la distancia de su suegra, ni el silencio de su padre; después de algunas horas todos volvieron a sus casas, Yoongi se levantó y sonriendo tomó las manos de su esposa.

- Iré a llevar todo a la habitación. –dijo el mayor.-

- Está bien, yo quiero darme un baño. –contestó ella.-

Asintiendo, Yoongi tomó algunos de los regalos del bebé, subiendo las escaleras hasta llegar a su habitación y abrir la puerta, adentrándose a ella para organizarlos.

Asintiendo, Yoongi tomó algunos de los regalos del bebé, subiendo las escaleras hasta llegar a su habitación y abrir la puerta, adentrándose a ella para organizarlos

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Las dos caras del paraíso || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora