IX

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Mientras volaba observando los posibles lugares donde Jimin podría estar, se topó con las ruinas del castillo, donde un grupo de ángeles con armaduras doradas sometían al demonio, haciéndolo arrodillarse y ponían esposas mágicas en las manos del ángel pecador. En ese momento sintió que su mundo se venía abajo, no podía creerlo.

- Por favor... por favor no le hagan daño. –dijo Jimin, entre llanto.- él no ha hecho nada malo, yo aceptaré mi castigo y nos iremos.

- ¿te has enamorado de éste demonio? –preguntó uno de ellos, amenazando con una espada sagrada a Yoongi.- 

- ¡sí! yo lo amo, así que por favor no lo lastimen, sé que he pecado, aceptaré las consecuencias pero déjenlo a él, cuando sea juzgado nos iremos

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- ¡sí! yo lo amo, así que por favor no lo lastimen, sé que he pecado, aceptaré las consecuencias pero déjenlo a él, cuando sea juzgado nos iremos.

- Él debe pagar por haberse metido en nuestro territorio, por haber corrompido a la más santa de las criaturas y mancharla con su demoníaca existencia. –dijo otro de ellos.- y tú pagarás por tus pecados.

Al igual que Jimin, Yoongi estaba inmovilizado por las sagradas esposas de luz que quemaban sus muñecas, además, desarmado no tendría oportunidad contra las armas de los ángeles y sus poderes celestiales.

- Jimin... cariño, mírame. –dijo Yoongi, sonriendo levemente.- está bien, déjame ir.

El menor sintió su pecho comprimirse ante las palabras de su amado, sin dejar de llorar.

- ¡no! Jamás voy a dejarte. –gritó.- si tú mueres... si ellos te matan yo moriré junto a ti.

Justo cuando el mayor iba a contestar una enorme explosión lo interrumpió, volteando a ver que el ángel que estaba a punto de cortar su cabeza con su espada, se había hecho polvo debido al ataque de un molesto rubio de enormes alas negras.

- ¡suelten a mi hijo! –gritó Jin.-

Jimin se sorprendió al verlo, los demás ángeles que lo rodeaban se acercaron a él, con intención de vengar al soldado caído y someter al pecador. Con el ceño fruncido Jin hizo que bolas se energía se acumularan en sus manos, las cuales lanzaba hacia los guardias con armadura que peleaban con él; aunque Jin era un pecador, era mucho más poderoso que ellos, puesto que fue uno de los primeros ángeles creados por su líder, de ahí el enorme tamaño de sus alas, aunque ellos no lo sabían, se confiaron de sus habilidades, cometiendo el error de subestimarlo. Las bolas de energía de Jin se convirtieron en mortales lanzas que atravesaron la armadura de los soldados y sus cuerpos, volviéndolos nada al instante.

- ¿estás bien? –susurró exhausto, acercándose al menor para deshacer el hechizo que ataba sus manos.- mi niño, tenía tanto miedo.

- Gracias. –sin esperar más, Jimin lo abrazó fuertemente.- ayuda a Yoongi, por favor.

- No hay tiempo que perder, vendrán más soldados, debes irte ya.

- ¿irme a dónde?

- Tengo suficiente poder para crear un portal, pero será solo por unos segundos, así que vete rápido.

Las dos caras del paraíso || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora