XXVII

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El sol se escondía en el horizonte, luego de que Azazel se cansara de esperar a que Jimin llegara, sintiéndose incómodo ante la indiferencia de Jin y el mal humor de Namjoon, así que decidió irse; el rubio suspiró apoyándose en la mesa mientras soportaba con su mano, su frente.

- ¿qué vamos a hacer? –dijo Jin.- no estamos seguros aquí, seguirán viniendo más de ellos, pero no hay a donde escapar, ni siquiera a este mundo, a donde los ángeles jamás viajan. ¿nuestro castigo es tan importante como para enviarlos aquí?

- Él no quiere castigarlos, quiere matar a Jimin. –dijo Namjoon, sobando sus brazos.- no se lo vamos a permitir, incluso Yoongi los defenderá, ustedes no están solos.

Jin sonrió levemente y colocó su otra mano sobre la del menor, girándose un poco para verlo.

- Si pudiera manipular de nuevo la mente del rey... -susurró el rubio.- pero no puedo, si vuelvo me matarán.

- Encontraremos una forma de deshacernos de ellos. –dijo el castaño, dejando un suave beso en la cabeza del contrario.-

Manteniendo su sonrisa, el rubio giró levemente su cabeza, cerrando nuevamente sus ojos para besar los labios de su amado; pocos segundos después tuvieron que separarse debido a que tocaron la puerta y así, levantándose de su asiento tomó la mano de su amado, dirigiéndose a la entrada para abrir la puerta, encontrándose con el rostro sonriente de Jimin, quien enseguida saltó a los brazos de Jin, soltando una risilla llena de contento al verlo.

- ¡te extrañé! –expresó felizmente.-

La sonrisa de Jin se amplió al tener en sus brazos a su hija, estrechándola en su pecho mientras llenaba de besos sus mejillas, Namjoon rió junto a Yoongi y también se abrazaron, antes de entrar a la casa y cerrar la puerta.

- ¿cómo les fue en su viaje? ¿se divirtieron? –preguntó Jin, sentándose en el sillón.-

- Sí... conocí esa ciudad llamada París. –dijo Jimin, sentándose al lado del mayor mientras sonreía.- es curiosa la manera en que los humanos hablan allí... hay una torre muy grande y un puente lleno de candados, además Yoongi me llevó a unos restaurantes preciosos, pero si te digo todos los lugares a los que fuimos no terminaría hoy.

Soltó una leve risilla, viendo a los otros dos sentarse frente a ella, después volvió a ver a Jin.

- ¿ustedes se divirtieron sin nosotros? –ladeó levemente su cabeza.- estaba preocupada de que les hiciéramos falta, pero Yoongi me dijo que seguramente estaban divirtiéndose y aprovechando el tiempo solos en casa.

Namjoon soltó una carcajada al escucharlo y Jin aclaró su garganta, algo sonrojado, asintiendo.

- Sí, no nos aburrimos... -sonrió.- pero sí te extrañé.

- También traemos buenas noticias. –dijo Yoongi.- Jimin... diles.

Imaginándose de qué se trataba aquella noticia, prestaron total atención a la menor, llevando su mirada a ella, mientras ésta volvía a reír, algo nerviosa, colocando suavemente su mano sobre su vientre.

- ¿recuerdan que les dije que planeábamos tener un bebé, verdad? –dijo Jimin.- bueno... estoy esperando uno.

Al escuchar esto una nueva sonrisa se pintó en el rostro de Jin, acercándose a la mejilla de su hija para besarla con cariño, rodeándola con sus brazos para pegarla nuevamente a su pecho.

- Estoy tan feliz por ti. –susurró Jin.- felicidades...

Jimin también sonrió y asintió, abrazándolo también; el castaño se giró a ver a su hijo, con la misma expresión en su rostro mientras tomaba su mano y lo estrechaba entre sus brazos también.

Las dos caras del paraíso || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora