XVIII

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Luego de haberle dicho lo que quería, Jimin se quedó observando el rostro sorprendido de Yoongi, que no podía creer lo que había escuchado.

- ¿quién te metió esa idea en la cabeza? –preguntó Yoongi.-

Preocupado por obtener una respuesta negativa, el menor agachó levemente su cabeza, sin dejar de jugar con sus pequeñas manos.

- B-bueno... si tú no quieres está bien, solo es una idea tonta que se me ocurrió después de ver unas revistas... -murmuró Jimin.-

Al ver la reacción del menor, Yoongi esbozó una suave sonrisa, aproximándose a él para tomarlo del mentón y alzar su cabeza para que lo mirara a los ojos.

- Es una excelente idea. –murmuró el peli-negro.- realmente me hace feliz que hayas aceptado que tengamos una familia.

Sintiendo un estremecimiento por la manera en que el mayor hizo que dirigiera su mirada a él, las mejillas de Jimin enrojecieron levemente, logrando sacarle una sonrisa al igual que él.

- ¿de verdad? –susurró el menor.-

- Claro.

Yoongi se inclinó un poco, juntando sus labios con los del menor, quien cerró sus ojos para corresponder a su beso de igual manera, llevando sus brazos a rodear el cuello del mismo.

Algunos días después.

El domingo por la tarde Jimin se encontraba recostado en el sillón, leyendo un libro con una taza de té sobre la mesita en medio de la sala, cuando sintió que alguien lo tomó por las rodillas, separando sus piernas y se recostó entre ellas, usando su abdomen como almohada; al ver a su amado con sus ojos cerrados, apoyado en él, sonrió y llevó su mano a la espalda del mismo para acariciarla. 

-          ¿estás cansado? –preguntó el rubio, mientras lo llenaba de caricias

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- ¿estás cansado? –preguntó el rubio, mientras lo llenaba de caricias.-

Yoongi negó con su cabeza y mantuvo su postura.

- Tengo una buena noticia. –dijo el mayor.-

- ¿de qué se trata?

- Conseguí el permiso para hacer nuestra boda y nuestra casa en la pradera.

Una enorme sonrisa de emoción se pintó en el rostro de Jimin, dejando a un lado el libro que leía para ver bien a Yoongi.

- ¿de verdad? ¡qué bueno! Gracias. –dijo felizmente.-

- Quiero darte todo lo que desees. –dijo Yoongi, ahora apoyando su mentón en el abdomen del contrario.-

- ¿y tú qué deseas?

- Tenerte por toda la eternidad. –murmuró el peli-negro y tomó la mano de Jimin con suavidad para dejar un beso en ella.-

Las mejillas del menor enrojecieron levemente y soltó una risilla, acomodándose para verlo mejor.

Las dos caras del paraíso || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora