XIX

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En un lujoso restaurante un mesero se acercó a paso apurado a la joven muchacha que sostenía en sus brazos a su madre desmayada, aún sin salir del asombro que le causó aquel hombre parado frente a ellas, sin hacer nada; el trabajador le entregó un vaso de agua en cuanto vio que la rubia comenzó a pestañar.

- Gracias. –dijo la menor, desviando su mirada.-

Cuando por fin pudo despertar, Jin se acomodó para tomar un poco del agua, Jimin se quedó en silencio, sin saber qué decir, entonces la rubia suspiró y volvió a ver al hombre, mientras los demás se retiraban.

- ¿quién eres? –preguntó ella.-

- ¿no me recuerdas? Soy Azazel. –contestó él.-

- Azazel está muerto. –dijo Jin, de manera brusca y cortante.-

- No es cierto, soy yo, mírame. –suspiró, acercándose más a él.- creí que habías tú muerto junto a Jimin.

- Mientes... no te creo. –desvió su mirada.-

Jimin vio un momento a Azazel y luego a Jin, aún en silencio, seguía sin poder creer lo que estaba pasando.

- ¿podemos hablar en un lugar más privado? –preguntó Azazel.-

Como no tenía otra opción y además, quería respuestas, Jin asintió y se levantó junto a Jimin, para salir del restaurante los tres.

- ¿él realmente es mi padre? –preguntó Jimin.-

- Sí... lo es. –contestó Jin.-

Los tres subieron al auto del castaño, Jimin se sentó en la parte de atrás, mientras Jin iba en el asiento a un lado del conductor, donde estaba Azazel, encendiendo el motor para comenzar a conducir.

- Necesito que me expliques cómo es que sigues con vida y por qué en todos estos años ni siquiera te molestaste en buscarnos. –dijo Jin.-

No podía sentir más que enojo ante la revelación de que aquel demonio seguía con vida, fruncía el ceño mirando al frente y cruzándose de brazos.

- Lo siento, no es lo que crees, de verdad. –contestó el castaño, soltando un suspiro.- la verdad es que aquel día, cuando me estaba enfrentando a los soldados del rey Miguel para distraerlos y que ustedes huyeran logré escapar dejando un señuelo hecho con una antigua magia oscura, para hacerlos creer que había muerto, fui tras ustedes, pero no encontré ni un rastro que me dijera a dónde habían ido, creí que te estabas escondiendo con el bebé, pero mientras te buscaba logré escuchar a alguien... no sé muy bien quién... que habían muerto. Mi mundo se vino abajo, pero seguí buscándolos y al no encontrarlos sentí que iba a morir de dolor, sabía que debía irme de allí o pronto se darían cuenta de que los había engañado y me atraparían, pero tampoco podía volver a la ciudad, así que sencillamente ya no podía seguir viviendo en el paraíso, entonces tomé la decisión de venir aquí y resignarme a que nunca más volvería a verte, ni a nuestro hijo.

Oyendo todo lo que decía, Jin lo miró de reojo, apretando un poco sus manos sobre sus piernas, sin saber si creerle o no. Jimin seguía en silencio, tan solo observando y escuchando.

- Yo también creí que tú habías muerto. –murmuró la rubia.- y tuve que vivir todos estos años solo cuidando de Jimin, no fue fácil...

- Ambos creíamos eso del otro. –dijo Azazel, mientras conducía.- has hecho un buen trabajo, ya es toda una mujer... aunque si no mal recuerdo era varón ¿no?

- Cambió temporalmente para probarse unos vestidos. –Jin suspiró.- esto es realmente difícil de digerir, de un momento a otro estás vivo y aquí, frente a mí, aún no me lo puedo creer.

Las dos caras del paraíso || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora