Capitulo 8

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Después de la escuela Temo y sus hermanos llegaron a su casa donde Pancho ya estaba sirviendo la comida.

-¡Ya llegamos Papancho!- avisaron los tres.
-Hola hijos, ¿qué tal la escuela?- dijo Pancho.
-Estuvo bien, ya tenemos nuevos amigos.

Los tres fueron a lavarse las manos para sentarse a comer y platicarle su día en la escuela, pero lo que más le emocionaba a Temo era su salida con Ari.

Terminaron de comer y fueron a sus cuartos para hacer su tarea, Temo la terminó pronto y comenzó a arreglarse ya que no faltaba mucho para que Ari pasara por él.

-Oye Temo...- decía Pancho al entrar al cuarto de su hijo-. Ah caray, ¿a dónde tan guapo mijo?
-Aristoteles me invitó a salir, ya acabé la tarea ¿puedo ir?- dijo Temo juntando sus manos en modo de suplica.
-Claro hijo, solo tengan cuidado. Se ve que el Aristofanes y tú se han convertido en grandes amigos, al menos él te hace feliz.

Temo sonrió al escuchar a su papá decir que era feliz con Ari, pero aun tenía miedo de decirle quién era realmente. Temo estaba por salir cuando sonó su celular.

Llamada
-¿Si?
-Hola amigo, al menos sigues con vida- dijo Diego riendo y también Temo rió-. Oye, ¿hacemos videollamada?
-Mejor más tarde Diego, ahorita voy a salir con Ari.
-Está bien amigo, entonces te llamo más tarde.

Temo estaba por contestar pero la llamada fue repentinamente cortada, le pareció extraño así que no le tomó tanta importancia y salió para reunirse con Ari. Justo en cuanto abrió la puerta se encontró con el chico rizado.

-Justo ahora ya iba a buscarte- dijo Temo riendo.
-Pues ya estoy aquí joven Cuauhtemocles- dijo Ari también riendo-. Bueno, pues vámonos.

Los dos jóvenes llegaron a la plaza donde se encontraba aquella pequeña feria, había muchos puestos con juegos de destreza y puestos de comida. Los chicos no quisieron desaprovechar ni un solo segundo y jugaron en cada puesto, se estaban divirtiendo mucho. Al estar en el juego donde tenían que lanzar unos aros a los conos, Ari tomaba la mano de Temo para ayudarle a lanzarlos, el castaño al sentir la mano del rizado sobre la suya comenzó a sentir una sensación inexplicable que hacía latir su corazón con mucha fuerza.

-Tienes que practicar más con tu puntería- decía Ari-. Pero con el equipo de baloncesto aprenderás más pronto de lo que canta un gallo.
-Yo sé que así será- dijo Temo y se detuvo al ver el juego de los globos-. ¡Este me encanta, vamos a jugarlo!
-Va, yo soy bueno para este.

Ari recibió sus tres dardos para comenzar a lanzarlos. Los primeros dos tiros fueron fallidos hasta que al tercero logró pinchar un globo.

-¡Wow, ¿viste eso?!- dijo emocionado y se acercaron a la mesa de premios-. Escoge uno, te lo regalo.
-¿Enserio?
-Claro, es en tu honor.

Temo tomó una pequeña alcancía de cochinito, estaba demasiado feliz de que ese era el primer regalo de Ari, se estaba dando cuenta que realmente se estaba enamorando de él. Pero aun no quería decírselo, primero tenía que decirle algo.

-Ari, hay algo que debo decirte- dijo con nervios y casi tartamudeando-. Te has convertido en mi mejor amigo y quiero que tú seas el primero en saberlo.
-Sabes que puedes decirme lo que sea, dime- dijo Ari regalándole una sincera sonrisa.
-Ari... Yo soy gay.

¿Cuándo pasó?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora