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Con pasos rápidos caminaba a los vestuarios, Horacio iba a federal y él no podía hacer nada, quería finjir que le daba igual, que pasaba ya del chico, más estaría mintiendo.

Camina hasta su taquilla, en ella ponía Volkov, con un suspiro puso la frente en la puerta de la metálica taquilla. Su cabeza estaba hecha un lío.

“Ni el malo es tan malo y el bueno es tan bueno.”

Repetía esa frase en su cabeza una, y otra y otra vez.

“¡Volkov yo no soy como crees! ¡Yo...!”

—¿Tu...? —susurro en busca de respuestas, más la soledad no le respondio.

—¡Gilipollas! ¡ANORMAL! A tomar por culo ya.

—¿Qué? ¿Qué hace?

Volkov no entendía nada, apretaba sus puños con fuerza.

—¿Qué me...?

—¡Súperintendente!

—¿...Estás ocultando?

—Eres subnormal, mariconetti, te vas a cagar.

Se separa de la taquilla con rabia y lanza sus gafas al banco más cercano, seguido de eso lleva las manos a su pelo enterrando sus dedos en el de manera desesperada.

—No entiendo nada... —susurra de manera consternada —. ¿Por qué el super entro así? ¿Como si casi fuera a cagarla Horacio?

Relajese hombre.

El ruso lleva la mirada al banco donde hacia unos días de encontró a Dan de manera sospechosa.

—Intento leer.

Llevo la mirada a la taquilla donde Dan había guardado algo como si fuese un delito que la vieran.

A estas alturas os estaréis preguntando que como se todo esto, si yo estaba siendo “arrestado”. Pero ese no es el caso, ahora mismo mi antigua identidad estaba temblando sin siquiera saberlo.

Camina hasta la taquilla con el nombre de «SubIns.Dan». Los ojos del comisario se posan en ella intentando buscar respuestas en una puerta metálica.

—Estoy divagando —susurra de manera consternada, más su mirada no se aleja de la taquilla.

Niega con la cabeza dándose la vuelta listo para marcharse más algo se lo impide.

Ese algo se llama curiosidad y es lo más peligroso que tiene el ser humano.

Rápidamente se gira y comienza a forzar como si su vida dependiese de ello, el seguro de las taquillas no solían ser muy resistente, y menos esa, pues era de Horacio y siempre terminaba forzandola al olvidar su llave.

Una vez consigue oír un pequeño ruido, ese ruido significaba que la puerta se había dado por vencida de luchar por la privacidad del chico que le pertenecía, abrió la taquilla de manera lenta como si una parte de él le diera miedo observar que tenía en ella, una vez la puerta fue completamente abierta observó su uniforme colgado en una percha y a los pies de este unos zapatos y una imagen, se agachó a esta y la agarró, en esta imagen el subinspector se encontraba junto al intendente, el subinspector tenía una bandera del orgullo en su mano mostrándosela al intendente, parecía que lo estaba disfrutando, el intendente estaba de brazos cruzados con una media sonrisa o observándole, quién no los conociera aseguraría que son padre e hijo. En la manera que Dan le muestra, la manera que Conway le mira. Parece un niño mostrando un nuevo juguete emocionado a su padre.

Con un suspiro deja la foto y aparta algunos envoltorios de comida chatarra de la máquina expendedora, bajo la basura se encuentra un sobre azul algo arrugado.

Frunce el ceño apartando más la basura que quiere enterrar el pobre sobre, y una vez lo ve decide agarrarlo y levantarse de esa algo incómoda posición, la solapa del sobre estaba cerrada con una marca de unos labios pintados color rosa, parecía que el inspector había decidido sellar el sobre estampando sus labios, gira el sobre y en ella si mundo se paraliza.

Era un sobre azul que ponía Viktor Volkov con un rotulador negro y corazones rosas y rojos a su alrededor.

Viktor Volkov.

—Viktor...

—¡Volkov! —grita alguien a sus espaldas, Volkov se gira ocultando el sobre en su espalda, Greco estaba allí observándole —. ¿Qué coño hace? ¡Le estoy llamando! Hay un código 3 en badulaque, le necesitamos.

—Esperame en el patruya, salgo enseguida —Greco asintió saliendo del lugar extrañado.

Quería preguntar el por qué se encontraba rebuscando en la taquilla del subinspector, más el rostro desconcertado de su compañero le negó ha hacer tal cosa.

El ruso quito las manos de su espalda observando el sobre apretó los labios, se giró sobre sus talones cerrando la taquilla con fuerza y camino hasta la suya abriéndola y dejando el sobre en el estante de arriba del todo, seguido de eso la cerró, cogió sus gafas y se marchó con la curiosidad a flor de sus venas.

El bueno nunca fue tan bueno cuando los malos lo demuestran,¿Verdad Volkov?

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Se Fini.

Un mes desaparecida osea WATAFACA.

Lo siento mis cielas.

Un beso.

—N.G.A

incógnitamente enamorado. VOLKACIO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora