.десятый.

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Un mes después de esas llamadas entre llantos Horacio salía de federal con un nuevo tatuaje y una sonrisa radiante —. Joder, vaya mierda eso del viejo —comenta Gustabo una vez su amigo subía al Audi amarillo.

—Solo salía cuando era importante. Odio esto de la doble vida —se quejo poniendo su cinturón.

—Literalmente solo te he visto una vez —objeto confundido frunciendo el ceño arrancando el vehículo.

—Pues eso —le sonrió incómodo sacando de la bolsa que le habían dado un rimen, bajo el para sol dejando ver un pequeño espejo —. Oye por cierto, me tienes que contar que ha pasado este mes con la mafia y tal —Gustabo que había visto de reojo torció un poco el gesto, una parte de él tenía que contarle todo lo que había pasado.

Comenzó a pintarse las pestañas mientras su amigo y compañero de vida conducía —. En otro momento hombre, ahora disfruta de la libertad, ¡Que llevan un mes comiendo verga en las duchas de una prisión! Ahora podrás comer verga pero en un sitio de luxe —Horacio sonrió al recordar que estaba a dos velas por culpa de cierto hombre.

—¡Ojalá te escuché algún chico guapo! —dijo riendo mientras retiraba el rimen.

El silencio reino entre ambos, la radio susurraba acompañando en el silencio cálido, Horacio, que ya había terminado de repasar sus pestañas guardo de nuevo el rimen en la respectiva bolsa y rebusco en esta hasta hallar el teléfono, dejo el teléfono en su muslo mientras de encendía —. Ay Gustabo —suspiro cansado observando el teléfono, este ya se había encendido y pronto comenzó a sonar y vibrar lleno de notificaciones, Gustabo observó curioso el teléfono que reposaba en su pronta.

—Joder Horacio —hablo con picardía —. ¿Has dejado a tu novio preocupado?

Horacio se carcajeó tomando el teléfono entre sus manos, el silencio volvió a reinar mientras la radio susurraba una de las tantas canciones que esta cantaba. Primero paso por Twitter, amenazas y demás cosas típicas del Twitter de aquella ciudad tan sumamente caótica, luego de estar observando y leyendo algunos hilos y amenazas de los ciudadanos observó algo que le llamó la atención.

17 llamadas de Gus, hace un mes.

53 llamadas de Volkoffffff, hace dos horas.

La sorpresa se acumuló en su rostro, llevaba todo el mes sin exagerar llamando al chico, parecía que tenía una gran necesidad el ruso por contactar con Horacio.

Entro en la aplicación de mensajes.

80 mensajes de Volkoffffff.

Entre los más recientes se encontraban:

«No me creo nada de nada a Conway, se que estas bien. Respondeme.»

«Empiezo ha preocuparme, ¿Estas bien?»

«Fui a federal y me dijeron que te fusilaron, se que es mentira.»

Horacio frunció el ceño.

«¿Por qué es mentira, verdad?»

—¿Gustabo me explicas? —dijo confundido.

«¿¡Verdad!?»

—¿El qué? —pregunto distraído aparcando en un callejón sacando dos pasamontañas.

—¿Fusilamiento? —enarco una ceja cogiendo el pasamontañas.

El de la ceja se carcajeó —. ¡Joder la que has liado! —exclama —. Conway le dijo que fuiste fusilado, por eso de los delitos, ya sabes cómo es Conway es de meter miedo inecesario, más le salio mal la jugada.

incógnitamente enamorado. VOLKACIO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora