.второй.

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Fred seguía con pasos lentos y llenos de pereza a su compañero, estos se dirigían hacia Leonidas, el cual hablaba con Greco de manera tranquila, segundos después el comisario de alejó del alumno montándose en la mery —. Buenas —saludo a los chicos que tenían el pasamontañas —. Informo de que Greco hará relevo con el comisario Volkov.

Dan hizo una pequeña mueca de disgusto —. No hace falta que venga un comisario —aseguro intentando convencer al alumno de la estupidez que era hacerle venir —. Ya estamos Fred y yo, somos subinspectores, podemos supervisar el...

—Tarde subinspector —se escucho una voz en su espalda, el chico se giró de brazos cruzados encontrándose con Volkov fumando de manera tranquila —. Ya estoy aquí y no pienso irme hasta terminar el atraco —con eso apartó de un pequeño empujón a Dan caminando hasta la puerta de la jollería, este le miró lleno de enfado.

—Amargado —murmuro cabreado Dan.

Leonidas se acercó al chico y le susurró —. Esta así desde que expulsaron a un alumno del CNP.

Dan sorprendido miró a Leónidas —. ¿Cómo?

—Esta mucho más amargado de lo normal por eso —aseguró —. Es una pena, el ambiente siempre está tenso desde ese entonces, tanto que veo imposible pedir mi ascenso —se quejo con desgana. Le mataba de rabia que aún continuará siendo alumno después de todo.

—¿¡A ver, os traigo unas putas patatas!? —se le escucho exclamar cabreado por la radio a cierto ruso —. ¡Menos mal que están aquí, subinspectores! ¡Están haciendo un gran trabajo hablando de mi vida privada! —le grito.

Dan carraspeo incómodo —. Bueno Leonidas asegura el perímetro y busca francotiradores por los edificios —ordeno, Leonidas asintió marchándose a supervisar, mientras cierto ruso intentaba negociar los dos subinspectores aseguraban el perímetro y observaban detenidamente.

—Papu me dijo que en una semana debemos empezar con la infiltración —saco el primer tema  de charla Fred.

—¿Pero, no lo estábamos haciendo? —pregunto confundido.

Fred negó con la cabeza —. Oh vamos Hora... Dan, claro que no, solo estábamos allanando el camino, ahora que hemos vendido la siega le damos el dinero a Emilio y nos...

—¡Los gilipollas han roto negociaciones, les pido que vengan de inmediato a mi 10-20! —se escucho gritar por la radio, Fred y Dan corrieron a la puerta de la jollería cubriéndose.

—Estoy en el coche justo delante de la puerta de la jollería —informo Leonidas —. No hay francotiradores.

Después de euros segundos de incertidumbre, una lluvia de balas comenzó, Dan iba de aquí allá disparando sin siquiera cubrirse, Fed como no estaba algo lesionado, Leonidas cubría  a Fred y Volkov disparaba soltando alguna que otra queja por las acciones temerarias del subinspector, que aunque no quisiera admitirlo le recordaba a cierta persona.

—¡Oh mierda no! —se le escucho gritar, apretaba el gatillo repetidas veces, más ninguna bala salió de esta. Cuando salió del vestuario estaba tan nervioso que ni siquiera recordó coger más cargadores de repuesto, siempre le pasaba y odiaba ello.

—¿Ocurre algo? —pregunto la voz helada que conocía a la perfección, trago duro —. ¿Subinspector? —pregunto de nuevo.

—Eh... No... ¡No pasa nada! —disimulo sintiéndose tras un vehículo rojo, estaba a punto de retirarse del atraco, no podía seguir sin balas, pero entonces divisó a un atracador, este poseía una pequeña navaja. Con cuidado camino hasta él seguido de tirarse encima suyo intentando arrebatarle aquella arma blanca. Si no podía ser el héroe disparando lo sería cuerpo a cuerpo. 

El atracador tenía fuerza, eso era un hecho, pero lo bueno es que los reflejos de Horacio eran magníficos, este lanzó lejos aquella navaja que tanto asco le estaba comenzando a coger. El atracador consiguió hacerle una llave dejando a Horacio bajo él, el cual estaba sentado encima de este, apretó su cuello con ambas manos de manera fuerte dejando casi sin aire al chico. Horacio se comenzaba a marear por la falta de oxígeno.

Entonces un rayo de luz apareció en su rescate.

Un disparo resonó cerca, muy cerca, segundos después el hombre dejo de apretar y se calló hacia un lado dejando libre al chico, Horacio se levantó tosiendo como loco, alguien le había salvado, levantó su mirada observando a Volkov, el cual guardaba su pistola en la pistolera que tenía en su pecho —. De nada —dijo dandole la vuelta y marchándose lejos del chico. 

Semanas, llevo semanas intentando enviarte esa carta llena de sentimientos y arrepentimiento, más no me atrevo, no puedo

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Semanas, llevo semanas intentando enviarte esa carta llena de sentimientos y arrepentimiento, más no me atrevo, no puedo... Me da miedo ver la indiferencia de tus ojos al leerla, me da miedo que simplemente la rompas antes de leerla o que te rías de mis sentimientos mas latentes por ti a pesar de todos.

Me da miedo ver esa expresión de enfado y decepción hacia mi.

Bueno siendo sinceros, no me da miedo, me aterroriza.

¿Supongo que estar enamorado es esto, no? Sentirse feliz y asustado al mismo tiempo.

Dan apretó el sobre color azul entre sus manos, quería entregárselo, pero no podía, algo no dejaba.

No busco el perdón, ni tampoco la lastima cuando lo leas. Solo busco que entiendas el por qué lo hice o por qué deje de hacerlo.

—Dios... Todo es tan complicado... —susurro entristecido.

—¿¡El qué es tan complicado?! —escucho un grito tras él, Horacio metió la carta dentro de la taquilla y la cerró de un portazo, apoyó la frente en el metal de esta y suspiro escuchando las risas del barbudo.

—¡Eres gilipollas! —aseguro intentando controlar la respiración —. ¡Casi me matas! —le grito girándose al hacerlo Greco se encontraba allí, pero no estaba solo, Volkov estaba de brazos cruzados tras de Greco.

—Pues no te mueras que te vengo a invitar —dijo alegré, el ruso rodo los ojos.

—¿Cómo? —pregunto confundió.

—De fiesta, nos vamos todos, o algunos de fiesta al bar que hay cerca de comisaría, ¿Te vienes Dan? —pregunto con una sonrisa alegre.

—Oh. No, paso —nego la petición —. Me gustaría, pero estaré... Ocupado —mintió caminando a la puerta del vestuario, seguido de eso salió.

—Vaya mierda, solo te tengo a ti, Leónidas y Moussa —se quejo.

Tal vez no tuve la valentía de darte una carta, ¿Pero y decírtelo en la cara, podré?

Es mejor una mirada y un par de palabras que un trozo de folio en el cual intento pero lo conseguí explicarme.

✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨

Capítulo simple, lo sé, es lo que hay nenes. 

En Twitter decidís para el siguiente.

Un beso.

—N.G.A

incógnitamente enamorado. VOLKACIO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora