Meses después
Narra Jessica Evans:
Me vestí lo más rápido y silenciosamente que pude, Theo seguía dormido en la cama. Lo miraba de vez en cuando para asegurarme de que no se despertara; lo observaba con recelo.
Quería evitarlo tanto como fuera posible. No quería ni siquiera seguir respirando el mismo aire, no después de enterarme de que había escondido mi celular debido a sus celos enfermizos.
La única motivación que me mantenía con buen ánimo era que hoy, finalmente, era el día que llevaba meses esperando.
Todo lo que habíamos planeado Sara, mi hermana Claire y yo este mes se llevaría a cabo por fin.
Una vez cambiada, entré al baño para lavarme la cara y los dientes. Estaba muy absorta pensando en qué llevar en la mochila, a qué hora sacar a mi perro y llevarlo con Sara, y más aún ahora que no contaba con mi celular. No noté cuando Theo entró al baño.
Cuando me di cuenta, ya era tarde; sus manos se posaron en mi cintura. Lo miré exaltada a través del reflejo del espejo.
Él tenía el cabello desordenado, una cara de dormido que lo hacía lucir muy bien al jodido loco y aún se encontraba detrás de mí, dándome besos en el cuello. Solo llevaba puestos unos bóxers que te podían causar un infarto al verlo, tenía abdominales y brazos súper marcados, con una piel morena.
Lástima que estuviera tan dañado y jodidamente enfermo, de lo contrario todo hubiera sido diferente.
"Buenos días, futura señora James", dijo ronco, con una mirada soñadora, como si se estuviera imaginando eso en su mente.
"Hola", dije con una sonrisa que parecía más una mueca, volteando para verlo.
Acaricié su rostro, tomando tanto a él como a mí por sorpresa. No me pregunten, ni yo sé por qué lo hice.
"Veo que hoy te levantaste con el pie derecho, amor", dijo con una sonrisa amplia para luego darme un corto beso. "Por cierto, se me olvidó decirte, más tarde tengo una fiesta que organizó el elenco de Divergente y quiero llevarte para que conozcan a la mujer con la que voy a casarme", respondió con orgullo.
Eso nunca va a suceder, pensé.
"Bien", asentí al instante.
Theo sonrió tras mi corta respuesta, levantándome con delicadeza el rostro y besando mis labios suavemente. Nuestras lenguas se entrelazaron por unos largos minutos, hasta que el aire faltó.
"No sé qué te pasó, pero admito que me encanta tu cambio de actitud. Por fin te estás comportando decentemente. Te amo", dijo con una sonrisa, acariciando mis mejillas con la yema de su dedo. Yo solo me limité a asentir, y me dio una nalgada.
Acto seguido, se quitó los bóxers y entró a la ducha sin vergüenza de que lo estuviera viendo. Se volteó hacia mí con una sonrisa descarada y me dijo: "¿Quieres unirte?". Yo me puse completamente roja y negué, escapando del baño. Lo último que escuché fue su carcajada.
[...]
Después de 20 minutos en la ducha, salió. Yo había decidido preparar el desayuno para los dos y alimentar a mi perrito. Suspiré. Lo iba a extrañar, sinceramente no pensé en él cuando hice el plan.
Escuché los pasos de Theo y me volví para verlo, encontrándolo solo con una toalla negra rodeando su cintura hacia abajo.
No pude evitar morderme el labio. Este hombre era un dios griego; estaba realmente muy atractivo, pero no iba a permitir que, solo porque físicamente fuera atractivo, me tratara como le viniera en gana.
No soy una persona a la que le guste precisamente el sadomasoquismo, o al menos eso quería creer. Eso, sumado al hecho de que no me gustaba sentirme controlada, era precisamente lo que él me hacía sentir.
"¿Te gusta lo que ves, amor?" dijo, levantando su mirada hacia mí y regalándome una sonrisa seductora.
"Eh, yo..." Me tomó completamente por sorpresa. Pensé que estaba distraído, me sentí atraída y no pude evitar acercarme seductoramente a él. Esto lo sorprendió un poco (y a mí también me sorprendió eso de mí misma), sin embargo, le pareció fascinante cuando lo envolví con mis brazos y empecé a besarlo con desesperación y pasión.
Esa era mi forma de despedida, creo que por eso actuaba así en estos momentos. Si no, no había otra explicación.
Estuvimos por unos minutos besándonos hasta que él no aguantó más, me llevó hasta la cama, donde caímos, y él besó mi cuello con desesperación, rápidamente sentí cómo me desvestía.
[...]
Media hora después nos encontrábamos en la cama, con solo las sábanas cubriendo nuestra desnudez.
Mientras sentía sus cálidas caricias en mi hombro, reuní fuerzas para sacar mis mejores dotes de actriz y decir aquellas palabras...
"No tuvimos tiempo de festejar nuestro compromiso, ¿qué te parece si hacemos un brindis?" dije, mirándolo con una leve sonrisa y besando su quijada. Él asintió con una mirada iluminada y volvió a besarme. "Bien, entonces iré a buscar la botella y las copas," respondí, levantándome lo más rápido que pude y corrí hacia la cocina.
Este era el momento de poner el plan en marcha. Rezaba para que todo saliera bien. Miré de reojo la habitación a lo lejos por el pasillo, asegurándome de que Theo no me siguiera. Cuando todo estuvo en orden, me encaminé hacia la cocina. Rápida y cuidadosamente saqué del último cajón el frasquito con la droga y lo coloqué en la copa izquierda. Anoté mentalmente su posición y luego serví el contenido de la botella en las copas.
Cuando regresé a la habitación, vi a Theo recostado sobre su brazo, con sus pectorales y torso desnudos, cubriendo solo su masculinidad con las sábanas blancas.
Sonreí acercándome a él con las copas.
"¿No trajiste la botella?" preguntó extrañado. Negué tragando saliva; sin embargo, se me ocurrió decir: "No vamos a beber tanto, además, en pocas horas tenemos la fiesta y tienes que mantenerte sobrio para manejar." Le recordé, pasándole la copa izquierda.
"Como tú mandes, amor. Ven," pidió, estirando su rostro para que nos besáramos. Sin reproches, acerqué mi rostro al suyo, fundiéndonos en un beso suave.
Unos segundos después, se incorporó un poco mejor en la cama y chocó nuestras copas. Yo lo miraba expectante mientras brindábamos. "¡Por el inicio de una nueva vida juntos!" dijo él, mientras bebía todo el contenido con la droga.
Me sonrió para luego volver a juntar nuestros labios. Él se veía muy feliz, y claro que yo también, pero por motivos totalmente diferentes.
En cuestión de segundos, cayó dormido en la cama.
"Adiós, Theo," susurré, y tras mirarlo por última vez, me marché de la habitación en busca de mi perro.
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Sweet Obssesion |Nueva Especie|
Hombres Lobo⚠️Importante: es una historia inspirada en la novela de Laura Donher acerca de las Nuevas Especies (por lo tanto la mayoría de los personajes y lugares son propiedad de dicha autora). 👉🏻+18. Esta historia contiene lenguaje inapropiado, violencia...