O7; Secretos en el muelle

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CAPITULO O7

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    Después de haber bajado de la espalda de Oliver y mantenerme de pie en el suelo, Finn tomó camino hacía el grupo de ocho personas con los brazos abiertos y una sonrisa, como si hubiese llegado el amo del lugar. Hiden le siguió con las manos en los bolsillos y aire aburrido, mientras que Oliver se quedó conmigo observando como yo miraba la bienvenida que le daban los demás a ambos castaños.

—¡Llegó por quien lloraban! —anunció Finnegan llegando hasta el muelle con Hiden detrás.

—Sigue soñando —habló una de las chicas que me había mirado con mala cara. Su cabello rizado en un casi afro era realmente llamativo, principalmente por el vivo color rojo con el que estaba teñido, su piel levemente bronceada hasta el punto de ser morena, sus ojos eran de un color miel notorio y justo entre sus fosas nasales había un piercing de un aro color oro. Respecto a su vestimenta parecía usar unos pantalones negros de cuero, unas botas sin tacón, pero con la suela bastante gruesa como para darle unos centímetros extra, y al igual que todos llevaba un gran abrigo.

De hecho, su estilo era increíble.

—Encantadora como siempre, Deborah —le contestó Finn con una de esas sonrisas de; no me importa nada, soy inalcanzable.

Si, recuerdo haber oído de los chicos que no me confiara mucho de ella porque había sido novia de Finn y me tenía bronca, o algo así.

Digo. ¿Todo bien en casa?

Por un lado, no conozco bien la historia, por lo que no puedo apresurarse a sacar conclusiones. Además, si era cierto de que ella realmente me odiaba por ser amiga de Finn, ¿sería por algo en específico?

¿Yo era de quitar novios?

Seguí observando como todos recibían a Finnegan y a Hiden, sintiéndome ajena a esas personas tan energéticas y bromistas. Con las únicas personas que había llegado a sentirme cómoda eran; Hiden y Oliver. No obstante, Oliver lo hacía un modo diferente a Hiden, puesto a que con el castaño logré sentirme más libre de hablar después de cierto juntos, pero con Oliver era una comodidad más grande, y solo lo decía por sentirme bien siendo yo misma, sino que igualmente me sentía cómoda en plan contacto físico, tranquila con su presencia, su aroma.

Mi vista se detuvo en otra de las tres chicas, esta era una pelirroja natural con el cabello hasta los hombros. Recordé haberla visto en el café de la primera avenida el tres de octubre. Supuse que ella también era ex de Finnegan puesto a que ese día me vio y ni me saludó, pues se supone que somos del mismo grupo de amigos, ¿no?

Observé más al resto, empezando a sentirme insegura con estas personas, me sentía pequeña, ajena, diferente. Y Oliver lo notó.

—¿Te estás arrepintiendo? —preguntó buscando mi mirada, la cual ganó al hablar—. Si así lo quieres, podemos irnos y no volver hasta que te sientas cómoda —su tono de voz suave me provocaba cierta confianza, como si él no me juzgaría si no quería hacer lo mismo que ellos y lo agradecí tanto como pude en mi cabeza. Pero para cuando fui a contestar, a agradecer y a conversar, un llamado me interrumpió.

—¡Dylan! —giré en dirección del grito y no tuve tiempo de reaccionar cuando uno de los cinco chicos que había visto en el muelle me abrazó y me hizo dar vueltas en el aire de forma sorpresiva. Los cinco chicos habían venido corriendo hacía mi para abrazarme de forma grupal, dejándome completamente helada.

Vuelve a mí © CloudvilleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora