Vuelve a mí © Cloudville

22; Un Halloween en desastre

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CAPÍTULO 22

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    Habían pasado alrededor de cuarenta minutos, sino es que más. Yo estaba sentada en el suelo, con la espalda a la pared y con la linterna del celular de Finn alumbraba el suelo, o de vez en cuando la pared de enfrente, puesto a que estaba aburrida y no tenía nada mejor que hacer.

Me pregunté mil y un veces a que se debía todo esto. Llegué a una conclusión y me negaba a creerla, Sin embargo, era tan lógica ante mi nariz que no aceptarla era demasiado absurdo.

En muchas ocasiones, los chicos e incluso papá habían resaltado la inestabilidad de Oliver, así como Bianca minutos antes.

A Connor no le gustaba eso.

Y si se enteraba de lo ocurrido en este laberinto, no quería ni imaginarme lo que le haría.

Así que por esa parte, esperaba que ninguno de los chicos se lo comentara.

El recuerdo intacto de la vez que él y Oliver se pelearon en su oficina, que lo vi tan golpeado, y después de una semana sus golpes seguían sanando, se cruzó por mi mente como referencia.

Poco a poco, mis ojos se fueron cerrando. Llevaba todo ese rato intentando no dormirme, aunque en un principio estaba tan nerviosa y preocupada que no podía dejar de moverme. Luché por mantener mis ojos abiertos, por sostener el celular de Finnegan, pero cuando mis párpados lograron caer, yo lo hice con ellos.

...

    Oía la música de feria, los risas, las conversaciones, a las personas haciendo promociones a sus puestos, también campañas que indicaban ganadores. Podía oler el puesto de papas fritas que estaba enfrente de la carpa, algo bastante irónico porque mi boca sabía a metal en lugar de papas.

Había alguien sobre mí apuñalándome una y otra vez con un cuchillo carnicero.

Dolía al entrar, dolía al salir.

En mi último aliento, miré al techo de la carpa de circo en la que estaba.

Esos colores ¿Por qué eran tantos? ¿Por qué mierda?

Y entonces, sentí como la última apuñalada fue más profunda y con más fuerza que las anteriores.

Si, había sido asesinada a la sombra de la carpa del circo en la feria anual, donde las familias del pueblo no pudieran auxiliarme, donde los niños no pudiesen gritar por lo violento que fue el asesinato, donde nadie pudiese verme.

...

—Oye —mis ojos de abrieron de inmediato. Hiden estaba enfrente de mí, acuclillado para estar a mi altura—. Te quedaste dormida.

Inmediatamente llevé mis manos a mi estomago, dándome cuenta que estaba bien.

Seguía en el laberinto Zombie.

—Si, eso ya lo noté —murmuré tras dar un suspiro de alivio, acomodando mi mascara. Él me tendió su mano y me ayudó a levantarme, haciéndolo él también—. ¿Lograron sacar el cuerpo?

—No tardaste mucho en unir todos los hilos —comentó.

¿Pero qué...?