Byul
Algunas ideas te golpean como un relámpago, un choque rápido de brillantez. Como esa historia que nos enseñan en la escuela primaria, de cómo se le ocurrió a Sir Isaac Newton la teoría de la gravedad, con el golpe de una manzana en la cabeza. Otras ideas no son tan obvias o inmediatas. Se cocinan en el fondo de tu mente, a fuego lento, y luego eventualmente suben a un primer plano. Y cuando la proverbial bombilla se enciende, uno se pregunta por qué te tomó tanto tiempo verlo.
Fui a correr para quemar la frustración de mi conversación con Krystal, y en algún lugar a lo largo del camino frente al Monumento, se me ocurrió lo que implicaría ir a casa. Los clientes tendrían que pasar a otros abogados en la firma, tal vez se tendrían que solicitar extensiones, WheeIn podría cuidar del apartamento... y YongSun estaría de vuelta aquí. En Seúl. Sin mí. Rodeada de toda una ciudad llena de Choi Yeonjun que estarían pululando a su alrededor como osos sobre una vasija de miel sin reclamar.
El pensamiento era... molesto.
YongSun es una mujer adulta, puede cuidar de sí misma, y no tiene ninguna obligación o compromiso conmigo. Entiendo eso. Pero se me permite preocuparme por ella, soy su amiga. La idea de que podría engancharse con un Yeonjun, que podría reemplazarme con alguien tan indigno, a causa de una necesidad física, no me sentaba bien en absoluto.
Entonces recordé mi charla con Krys. La repasé en mi cabeza de la manera en que un mariscal de campo revisa las cintas del último juego. Y vi claramente el tono que debía haber tomado, las palabras que no debí decir. Todas las cosas que habría dicho si YongSun no se hubiera encontrado ahí para ponerme en mi lugar, para apartarme del abismo. Fue entonces cuando la idea se me ocurrió, la solución.
Y cuanto más pensaba en ello, más inteligente parecía. El mejor curso de acción para ambas.
Cuando alcé la vista, me hallaba fuera de la casa de YongSun. Como si mis pies me hubieran llevado allí por su cuenta.
Así que aquí estoy. Es una brillante mañana de jueves, y me encuentro frente a la misma casa, llevando las bolsas de YongSun para cargarlas en el Porsche para nuestra operación encubierta.
Las muchas, muchas bolsas de YongSun.
—Creo que me acabo de causar una hernia —se queja Wheein, dejando caer una bolsa Louis Vuitton que suena como si estuviera llena de ladrillos. Junto a cinco bolsas, igualmente pesadas, que combinan con ella—. ¿Se irán por una semana o un año?
YongSun emerge de la casa, llevando un overol negro sin mangas, suelto pero elegante, con un cuello en V escotado que lo empuja a la delantera de mi línea de ropa favorita. Un bolso amarillo cuadrado cuelga de un brazo, un sombrero de paja blanco se encuentra sobre su cabeza oscura y brillante, y unas grandes gafas de sol redondas cubren la mitad de su rostro. A la luz del sol de la mañana de principios de junio, ella es nada menos que impresionante.
Eric camina a su lado sosteniendo a Jjing Jjing en su correa, escuchando mientras ella recita una letanía de instrucciones. Su paseador de perros cuidará de la bestia gigantesca durante el día, pero durante las noches el responsable de él será Eric.
—Realmente aprecio esto, Eric —dice ella, inclinándose para darle al perro con papada unos abrazos, un montón de besos y dos "sé un buen chico." Luego, siente la mirada de Wheein y la mía. Mira entre nosotras—. ¿Qué?
Señalo todo el equipaje. —¿Confundiste al Porsche con una caravana?
Se quita las gafas de sol, revelando unos ojos nublados por genuina confusión.
—¿Estás sugiriendo que empaqué demasiadas cosas?
—Estoy sugiriendo que necesitas reducirlo, Sun. Lleva sólo lo que necesitas. Su mano hace un círculo sobre las bolsas. —Esto es reducido.
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Rechazada [G!P]
RandomComo toda abogada defensora de Seúl, Moon Byul Yi mantiene la cabeza fría, sus preguntas son punzantes, y sus argumentos irrefutables. No la llaman la Encantadora de Jurados por nada. Con su acento sureño, sonrisa encantadora, y cautivadores ojos ve...