Capitulo 23

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Byul

Todo el mundo habla siempre de lo tranquilo y pacífico que es el país. Pero eso no es totalmente exacto. La cacofonía comienza en la oscuridad: saltamontes, mosquitos, grillos y bichos corriendo, más fuerte de lo que crees que sea posible. Y al amanecer, está el aullido de los animales, el chasquido de la ráfaga de las cigarras, el golpeteo de los cascos, y la sonata ensordecedora de los pájaros.

Son los pájaros los que me sacan del sueño, del profundo sueño de un persona que se encuentra en paz con la elección que ha hecho.

Incluso antes de que mis ojos se abran sólo un poco, sé que ella se ha ido.

Lo siento en el espacio vacío a mi lado, la falta de su aroma a champú, a gardenia y a YongSun. Me yergo, entrecerrando los ojos, y mirando alrededor.

¿Equipaje? No está.

¿Vaqueros en el escritorio? En ninguna parte a la vista.

¿Vestido rojo en el suelo? Desaparecido.

Joder.

¿Cómo diablos pude dormirme sin hablar con ella primero? Sin decirle que...

-¡Hija de puta!

Me meto en un par de jeans y mientras abotono mi camisa y descalza por las escaleras. Corro a casa, con esperanza.

Pero cuando llego allí, la única persona en la cocina es Eric, tomando una taza de café y comiendo un muffin de arándanos de mi madre.

-¿Dónde está? -gruño, cabreada conmigo misma, pero demasiado dispuesta a desquitarme con él.

Se traga el bocado del bollo, mirándome con ojos distantes, evaluándome. -Ella llamó al hotel sobre las cuatro de la mañana. Pidió un taxi para ir al aeropuerto. Wheein no la dejaría ir sola y cambió su billete para volar de vuelta con ella.

Mi pecho se vacía. La he cagado tanto.

Pero luego recuerdo... -YongSun no vuela.

La mirada de Eric se calienta un poco, con lástima. -Entonces creo que realmente quería largarse, porque hoy ha volado.

Me dejo caer en la silla, las ruedas ya girando, descubriendo formas para rastrearla, atarla si es necesario. -¿Por qué no me despertaste?

-Ella nos pidió que no lo hiciéramos. Dijo que tenía que calmarse. Nos prometió que para cuando volviéramos, todo será como antes. -Hace una pausa, y luego añade-: Lo siento, Byul.

Golpeo la mesa. -¡No quiero que las cosas vuelvan a la maldita normalidad! ¡La amo, Eric!

Se rasca el nuevo crecimiento de rastrojos marrones en la barbilla. -No soy el Doctor Phil, o algo parecido, pero probablemente deberías haberle mencionado eso a ella.

Llega un momento en la vida de cada persona cuando se echa una buena y larga mirada a sí misma y admite que ha sido una imbécil. Una idiota egoísta.

Este es mi momento imbécil. Abandonada por la mujer que amo. La muchacha exasperantemente hermosa a la que no puedo si quiera pensar en perder.

La peor parte es que veo cómo todo salió mal. Cada error. Cada terrible elección.

Si hubiera tenido la conciencia de dar un paso atrás y evaluar la situación desde afuera, nada de esto habría sucedido. Pero me encontraba profundamente en un agujero negro, con sólo yo, yo misma, y yo, de compañía.

Mi madre diría que mis gallinas han llegado a casa a dormir. Es una metáfora apropiada. Las aves poseen un suministro interminable de mierda que orgullosamente dejan a su paso. Así que, ¿cuándo duermen?

Rechazada [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora