Capitulo 13

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Yong Sun

Moon Aeri era todo lo que imaginé, desde el sonido de su voz hasta las fotografías que llenan el departamento de Byul. Vivaz, dulce, con un brillo travieso en sus ojos que me recuerda a su Madre. 

Continué trabajando después de que Byul apareció para decirme que la llevaría de regreso con los padres de Krystal. Todavía redactaba un informe cuando la luz del sol afuera se desvaneció y la bola de fuego naranja en el cielo se deslizó más hacia abajo en el horizonte. 

Aparté mi computadora portátil sólo cuando la señora Moon vino a recogerme para la cena. La mesa estaba puesta, con MinSeok, MiSuk, y el señor MyungSoo Moon, el papá de Byul, ya ubicados; parece que las cenas familiares son una cosa constante, con un tiempo establecido con regularidad. El señor Moon es un hombre alto y corpulento con un apuesto rostro curtido y una disposición estoica. El tipo fuerte y silencioso. Es mayor que su esposa por cerca de diez años, suponía, pero había una ternura en la forma en que la mira y una devoción en la voz de ella que me dice que el suyo es un matrimonio feliz. 

Yo era el centro de atención, respondiendo preguntas sobre mi familia, sobre crecer en Seúl, y deleitándolos con historias de diabluras judiciales. Entre bocados de la deliciosa carne asada y patatas, me contaron historias sobre Byul: el esplendor del béisbol en la preparatoria, una broma adolescente que casi quemó la casa, y cómo se rompió la pierna cuando tenía cinco años y saltó del tejado porque estaba segura de que su ropa interior de Superman le daría el poder de volar. 

Un lugar en la mesa se hallaba instalado para Byul, pero su silla permaneció vacía. 

Después de la cena, de vuelta a su cuarto, llamo a Eric para saber cómo está. Aparentemente, Jjing Jjing se ha acostumbrado a su nuevo nivel de vida, y podría no querer regresar conmigo. Jamás. 

Después de una ducha, me pongo un camisón color chocolate, seco mi cabello y abro la ventana antes de acostarme en la cama, sobre las mantas. Es una noche fría y el aire fresco se siente bien en mi piel. Mis ojos se hacen más pesados mientras miro la ventana. Esperando ver los faros, el regreso de cierta camioneta negra. 

No, no sólo esperando. Es mucho peor que eso. 

Ansiando.  

***

Ding. 

—¡Mierda! 

Bang. 

—¡Maldición! 

Smack. 

—¡Hijo de puta! 

Agarro la lámpara junto a la cama y escudo mis ojos cuando la luz explota en la habitación. Byul está justo dentro de la puerta, apoyado en sus manos y rodillas. 

Me mira, desconcertada. —El piso me derribó. 

Voy hacia ella, ayudándola a ponerse de pie, pero su peso nos hace tambalear hacia la cama. Con mi rostro presionado contra su clavícula, huelo la tierra y la fogata, debajo del aroma más fuerte y abrumador del alcohol. No desagradable, pero posiblemente lo suficientemente fuerte para hacerme emborrachar en los vahos por sí solos. 

—Es bueno que no tengo ninguna vela encendida, sino estallarías en llamas. 

Byul se ríe mientras consigo dejarlo al borde de la cama, sus pies apoyados al piso en busca de estabilidad. Su sombrero está adorablemente torcido, y sus ojos desviados y sin enfocar me miran a través de esas pestañas oscuras, a la deriva por mi rostro. —Vaya. Eres bonita. 

Oh, Dios. 

No puedo evitar sonreír a su menos que cortés entrega. 

—Siento haberte dejado sola por tanto tiempo, Sun. 

Rechazada [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora