No finjas más.

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Corrí tan rápido como mis pies se lo permitieron, por mi cabeza no pasó buscar a Sasha para ir más rápido, solo quería ir lo más lejos que pudiera. ¿En qué momento me volví tan débil? Las lágrimas brotaban de mis ojos y mis piernas pesaban, me detuve cuando pensé que estaba muy lejos ya y que estaría sola, estaba rodeada de maíz, al parecer me había metido en una siembra sin darme cuenta.
  De seguro todos salieron a buscarme pero en este momento solo quiero estar sola. Sentí la brisa acariciar mi rostro mojado por las lágrimas, provocando que sintiera algo de fresco en mis mejillas, suspiré y sentí tranquilidad, esa paz que necesitaba.
  El último mes de mi vida había sido demasiado pesado, actuando bien porque no quiero decepcionar a Antonio y mucho menos perderlo, ha sido muy bueno conmigo. Me sentí aun más pesada hoy, ya que solo no tenía que actuar para él, esta vez era el peso de su madre más la actitud rara de Nick.
   Me senté en el pasto para descansar, mi cabeza daba vueltas y viajaba al momento en que todos esos platos volaron, cayendo al suelo para romperse, eso no fue un accidente, el movimiento que sentí debajo de la mesa debe tener relación con eso, pero... ¿Quién a parte de nosotros y Nick se encontraba en el lugar?

?: Al fin te encuentro. - volteé a ver la familiar voz que me hablaba.

EL: Carlos.. - mi hermano tan oportuno.

CR: ¿A quién esperabas? - se burló y lo miré, apuesto a que vio mis ojos rojos, porque cambió su semblante y se sentó a mi lado en el suelo. - ¿Estás bien?

EL: Sabes que odio que preguntes eso cuando sabes la respuesta.

CR: Lo siento. Te dije que no sería fácil. Todavía no es tarde para...

EL: No quiero. - lo interrumpí.

CR: Pero estás mal con eso.

EL: Puedo sobrellevarlo.

CR: ¿Si? ¿Por cuánto tiempo?

EL: Lo suficiente como para no perderlo.

CR: Habla conmigo, cuéntame, ¿qué pasa?

EL: Es que estoy cansada de finjir ser alguien que no soy para complacer a Antonio. - eso salió sin pensarlo.

?: Yo jamás te he pedido eso. - una voz gruesa sonó detrás. Mierda, mierda. Tú no debías escuchar eso.

  Mis ojos lo miraban pidiendo a gritos que esto fuera un mal sueño.

AN: Yo jamás te pedí que finjieras nada, me gustaste por lo que eres, no quiero que finjas ser alguien más. - se veía decepcionado.

CR: Creo que sobro aquí. - se levantó y caminó hasta alejarse de nosotros. Yo me levanté para responderle a Antonio.

EL: Lo siento, tú no debías escuchar eso.

AN: Pero lo escuché, lamento haber llegado en el momento en el que te desahogabas. ¿Por qué no me dijiste que te sentías así?

EL: Porque no quiero tu lástima. - ya no se ni lo que hablo.

AN: Lástima ¿por qué?

EL: Eso no fue lo que quise decir.

AN: ¿Entonces? - hizo un gesto de confusión.

EL: Es que.. - no se que decir. - No quiero decepcionarte.

AN: Ahora si no entiendo. ¿Por qué me decepcionarías?

EL: No soy lo que las personas esperan, normalmente me la paso decepcionando a todos.

AN: Pero yo no soy todos, te conocí siendo la endemoniada, la chica que no obedece a nadie, la de cabello morado que anda en su moto todo el rato, la que le partió la nariz al chico que intentó mandarla, la que me derramó el jugo en mi traje carísimo. Esa es la chica que me gusta. No tienes necesidad de finjir ser nadie. - sentí mis ojos llenarse de lágrimas otra vez.

La chica de los mil demonios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora