Los mensajes.

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AN: Si, lo estás haciendo bien.

Estamos en su auto, intenta enseñarme a manejar, luego de varios golpes que recibió el pobre auto de Antonio y ver sus muecas de dolor porque lastimo a su bebé, al fin creo que puedo hacerlo mejor.

EL: Lamento los golpes. - lo miré.

AN: Mira hacia adelante! - me advirtió y se agitó un poco el auto por la sorpresa de su grito.

EL: Ya ya, está bien. - pude notar como sonreía. - Pero en serio lo lamento.

AN: Silencio alumna, o tendré que castigarla.

EL: Bueno si me castiga como yo estoy pensando, pues castígueme todo lo aue quiera. - no soy pervertida, solo tengo una imaginación muy sexy.

AN: Pervertida, respete a su profesor. Ya arreglaremos el castigo más tarde.

EL: En casa.

AN: Shhh. Que me pone nervioso y no se como reaccione.

EL: Póngase nervioso querido profesor.

AN: Tu lo haz pedido. - tomó el volante de lado y me hizo frenar el auto a un lado de la calle desierta donde había decidido enseñarme para evitar accidentes.

EL: ¿Qué estás haciendo?

AN: Tu querías castigo.

Me tomó del brazo jalándome hasta él, quedando sentada encima de su regazo.
Nuestras respiraciones se mezclaban.

AN: ¿Sigues pidiendo castigo? - asentí varias veces.

Puso sus manos encima de mis caderas y comenzó a besarme, pasé mis manos por encima de sus hombros enredando mis dedos en su cabello negro y suave.
Por instinto comencé a moverme encima de él provocando una enorme erección que se sentía muy bien debajo de mi.
Me gustaba tener el control, pero se que cuando se trataba de su castigo, yo no era la que controlaba.

AN: Pásate para atrás. - dijo entre jadeos.
Obedecí y me recosté en la parte trasera del auto estando a su completa disposición.
Antonio se colocó encima de mi abriendo mis piernas para ponerse entre ellas.
Sin dejar de besarnos desabrochaba mi pantalón metiendo su mano hasta mis bragas haciéndome estremecer por completo y queriéndolo todo dentro de mi ya.
Solo él logra hacerme sentir así con tan solo un beso.
Sus labios bajaron a mi cuello provocando todo tipo de sensación en mi, siempre que toca esa zona con su lengua me hace perder la cordura.

Lo que pensé que me llevaría a la locura fue interrumpido por una notificación en mi celular.

AN: No lo atiendas. - susurró en mi cuello.

Obedecí y seguí disfrutando de mi castigo, pero el que sea que estaba molestando parecía no querer detenerse, ya que sonaron dos notificaciones más.

AN: Aish, que oportuno. - se apartó para que yo pudiera alcanzar mi celular para ver quien era.

Número desconocido.
¿Qué crees que estás haciendo?
Te dije que te alejaras.
Aléjate o no me detendré.

Creo que el susto es más que obvio en mi rostro.

AN: ¿Qué pasa mi amor? - se sentó en la parte sobrante del asiento.

EL: Nada importante. - quise desviar la atención. - Debemos irnos.

AN: Oh no, no nos iremos hasta que me digas qué está pasando. - puse mis manos en su rostro.

EL: Nada mi amor, en serio, nada. - besé sus labios suavemente. - Vámonos.

Arreglé un poco mi aspecto y me pasé al sillón del copiloto.

AN: Me preocupas. - me miró raro y yo le di una falsa sonrisa. - Ya nos vamos.

Se sentó en el sillón del conductor y arrancó directo a casa.

(....)
Esos mensajes me preocupaban demasiado, eran amenazas. No me gustaría pensar que llegarían más allá de solo mensajes.

AN: ¿Mi amor? - salí de mis pensamientos y me volteé a verlo. - ¿Pasa algo? Estás rara desde las notificaciones en el auto. ¿Quieres hablar conmigo?

EL: No hay nada de que hablar, no ha pasado nada. - creo que soné un poco fría.

AN: Ya no me quieres. - hizo pucheros y yo sonreí, siempre logra hacerme reír.

EL: Obvio que te quiero.

AN: Pero es que estás rara.

EL: Tranquilo, ya se me pasará. - lo besé suavemente en los labios.

AN: Bueno ya que me quieres, voy a pedirte algo.

EL: Estoy muy joven para casarme. - le dije con sarcasmo.

AN: No, aún no. Pero pronto. - sonrió.

EL: ¿Y entonces? - bajó la mirada y me volvió a mirar para luego sonreír.

AN: ¿Te quieres venir a vivir conmigo? - su pregunta me dejó sin habla.

EL: Ay, Tony....

AN: No acepto un no como respuesta.

EL: ¿Entonces para que preguntas? - sonreí.

AN: No quería saltarme las formalidades. Ya que me dijiste que si..

EL: Yo no he dicho nada aún.

AN: No hace falta que lo digas, si me decías que no, igual te iba a cargar hasta mi casa, o nuestra casa a partir de hoy. - volví a sonreír.

EL: Bueno, solo déjame tomar algunas cosas y llamar a Carlos.

AN: Ya lo hice, todo está en donde debe estar y Carlos está al tanto de todo. - ne sonrió.

EL: Wow, que apresurado. Vale pues...

AN: Lamento si te incomodé.

EL: No, para nada. Solo es que nunca antes había vivido con un chico que no fuera mi hermano. Te estás llevando casi todas mis primeras veces.

AN: Ojalá hubieran sido todas. Cambiando de tema, tu hermano también va a necesitar su privacidad ahora que tiene novia.

EL: ¿Qué, qué?! ¿Novia?

AN: Ah no sabías. - se cubrió la boca.

EL: No, ahora me cuentas. Ya que yo no me entero de nada. Ahora Carlos te lo cuenta todo y a mi nada.

AN: Es que...

EL: No me expliques, yo entiendo. Carlos nunca ha tenido un amigo hombre con el que pueda hablar de cualquier cosa, solo los chicos de la banda y son unos tontos todos. Ahora cuéntame.

AN: Él y Angeline dieron ese paso en su relación. Carlos se babea literal cada vez que la ve.

EL: Si, si. Ella siempre tuvo ese efecto en Carlos. Desde pequeños él velaba porque ella estuviera feliz, que se alimentara y durmiera bien, hasta que la adoptaron.

AN: Pues que bien que se reencontraron. Espero que su historia sea bonita, pero no tan bonita como la nuestra. - me besó.

EL: Jamás, nuestra historia es perfecta.

AN: Vámonos ya!

Mi celular sonó y mi cuerpo tembló. Lo tomé y revisé la bandeja de notificaciones.

Número desconocido.
¿Estás segura de que quieres irte a vivir con él?

La chica de los mil demonios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora