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Ser miembro de la hermandad es muy aburrido, sobre todo cuando ya no hay nada que hacer, habia explotado medio pueblo y ya se sentía aburrido, su líder estaba de misión por unos días y su otro hermano oscuro andaba en quien sabe en donde.

Dio un suspiro tumbando se en el sofá. No tenía mucho que hacer.

La verdad, ya comenzaba a aburrirse todo eso de la hermandad. El pueblo era muy rústico, que poco a poco iba creciendo y modernizando, pero ellos seguían en las mismas.

Salio en un paseo nocturno, tal vez sus ganas de explotar algo llegarían en cualquier momento, vistiendo su traje negro y mascara blanca recorrió el pueblo, saltando sobre los techos de las casas.

Suspiro cansando al llegar a la casa más alta de aquel pequeño pueblo, miro con atención todo el sitio, no había nada bueno, apenas iniciaban las construcciones en el molino y en cierta forma comenzarían, también, las construcciones en el ayuntamiento.

Tomo asiento, dejando caer sus pies al aire, mirando a detalle cada rincón del pueblo. Su mirada se topó con alguien muy peculiar. Usaba un casco, uno extraño para su parecer, jamás lo había visto, bueno, no le prestaba atención a nada, solamente era la hermandad oscura y ya.

Miro atento, era un policía, parecía recién llegado, caminaba mirando a detalle cualquier posible robo, observando entre las casas y podiendo ver si habría posibles enemigos o monstruos que por algún motivo pudieron escapar a los guardias.

Lo perdió de vista cuando dobló la esquina, se puso de pie de manera rápida, su cerebro había ideado un plan, plan que le daría mucha alegría. Darle un susto aquel policía de guardia que el nuevo gobierno del alcalde había impuesto.

Dio un salto hacia la casa más cercana, corrió lo más que pudo, saltando entre tejados hasta que finalmente lo miro de frente, el chico no parecía temeroso, parecía firme ante su recorrido, con linterna en mano y una porra en su cinturón.

La casa en donde se encontraba aquel miembro era más baja que la anterior, pudiendo ver la policía. Sonrió bajo su máscara, pensando que si era una broma, la altura de aquel policía era menor a los que había visto y asustado.

— Esto será tan divertido.

Estaba listo, su plan era eficiente y productivo, haría que ese policía dejara su puesto, en cuestión de segundos.

[. . .]

El chico se encontraba caminando, iluminando cada rincón, a pesar de ocultar su rostro bajo aquel casco, se sentía seguro, ya había estado en esta situación antiguamente, así que no temía por cualquier extraño que se atreviera a atacarlo, el es uno de los cuatro héroes, Luzu, Vegetta, Willy. Ellos no le temían a nada, para ellos todo aquel relacionado con lo para normal era un simple juego, los dioses siempre los ponían a prueba.

Su recorrido finalizó en la fuente. En donde miro a detalle aquel monumento y la poca luz que iluminaba, más allá se miraba el ayuntamiento semi destruido, puesto la construcción ya había comenzado de la misma manera que el molino.

— Vaya, el pueblo a cambiado tanto.

Susurro y siguió iluminando a los alrededores, camino un poco cuando una explosión me hizo preocupar y termino por separarse, quitándose de aquel sitio, una TNT había explotado en algunos pilares de aquella construcción que por esos momentos el policía pasaba por ahí, logró esquivarlo, aunque recibió un poco de golpes por aquellas rocas pequeñas que había salido volando.

Busco a todos lados, pero no encontró a nadie, solamente miraba oscuridad, su linterna había quedado algo lejos, estaba por tomarla, cuando noto aquella persona de pie. Con aquel elegante traje y máscara blanca.

No mencionaron nada, el menor estaba procesando todo, finalmente conocía a uno de esos sujetos que se hacían llamar la Hermandad Oscura.

— ¿Tú? Eres el miembro de la hermandad oscura.

Replico señalando al sujeto una vez que se puso de pie. Mientras sacaba su arma.
Estaba por amenazarlo con dicha arma, pero el sujeto lo tomó de la muñeca, alzando el brazo hacia el cielo y acercándose aún más al cuerpo pequeño del chico.

El policía quería separarse, meterles una buenos golpes, no podía ser que un héroe como él fuera a caer tan bajo. Siendo fácilmente te derrotado. Con un movimiento ágil y usando unas botas que su querido amigo Vegetta había podido conseguir, logró dar un salto, zafó de aquel tipo, quedando sobre uno de los techos de aquellas casas.

Estaba por burlarse, pero logró ver como este sujeto mostraba unas amplias alas de pluma café, con algunas blancas y más claras, dando un toque hermoso a la luz de la luna, aunque el policía pudo predecir que se trataba de un híbrido. 

Estaba por apuntar y disparar, pero el empujón que recibió, lo hizo caer, cerca de la orilla de aquel techo y perdiendo su casco. Sus ojos se agradaron, cuando pudo ver como el sujeto se encontraba listo para matarlo, colocando una especie de TNT a su costado, mientras colocaba telaraña en sus pies.

— ¡No! ¡Espera!

Finalmente hablo aquel muchacho, mirando atento al sujeto, en cambio el ser oscuro miro al chico, su cabeza se hizo a un lado como si se tratara de un animal curioso. Se aproximó hasta quedar lo más cerca posible de aquel policía y poder sentir su mejilla blanca. La luz de la luna daba un toque pálido y hermoso de aquella piel, sus ojos oscuros y aquella marca que cruzaba por su rostro, sobre todo por su ojo izquierdo.

Las alas de aquel híbrido se ocultaron de nueva cuenta, aún así el ser oscuro no se movía y miraba atento al policía, son embargo, aquel momento se estaba haciendo eterno y pronto comenzaría a amanecer.

Se alejó del chico, desactivando la TNT y se alejó, corriendo hacia las siguientes casas h finalmente desaparecer en el oscuridad de la noche. El chico quedó ahí en silencio y mirando al sujeto irse, debía admitir que era un idiota, puestos sus manos siempre estuvieron libres y pudo defenderse, sin embargo aquel ser oscuro jamás buscó hacer daño, a menos no en esos momentos.

Como pudo salió de aquella trampa de telarañas y regreso a su rutina, no sin antes hacer un reporte de daños y dar aviso acerca de aquel sujeto, claramente, había descubierto, que el era miembro de la hermandad, buscado por la policía del pueblo. Sin embargo, ningún ser en Karmaland sabia de sus identidades.

Termino por marcharse, tal vez sería mejor descansar la noche seria larga, tenía que soportar la semana nocturna, pero lo que no podía saber es de que alguien lo vigilaba con recelo.

[. . .]

Rubius finalmente había aparecido.

Camino por la guarida hasta ver a Fargan algo feliz y a la vez cansando.

— Vaya, ¿paso algo?

— Nada, solo fui a divertirme.

— Genial, ¿qué hicistes? ¿Más explosiones?

— No, no, solamente asustar a otro policía, como siempre.

— Entiendo, entiendo, para la otra quiero ir, quiero ver como se traman.

Fargan afirmó, aunque estaba dispuesto a irse, Rubius ya se había despedido y estaba por irse a su habitación privada, pero la voz del hibrido de alas, lo detuvo.

— ¿Sabes acerca del policía nuevo del pueblo?

— ¿Policías nuevos? No, pero puedo investigar por ti, tal vez hackeando el sistema de la policía pueda acceder.

— Por eso eres el chico virtual.

— Vaya que mal chiste.

— Vale, perdón, el policía que te digo, usa un casco, blanco.

— Bien, solo dame unas horas y después te paso información.

Se dirigieron a su destino, Fargan estaba satisfecho, aún así la incomodidad y desesperación incrementaba en su ser, realmente quería saber quién era ese policía, quería divertirse con él, tal vez hasta hacerlo llorar.

Pero, que iba a saber que los dioses lo castigarán y de una manera tan cruel, que si tan solo supiera que cualquier error pequeño, podría costarle sus sentimientos.

Mio [Fargexby]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora