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Fargan había salido al pueblo, usaba el atiendo típico, una especie de sudadera y un chaleco sobre este. Todos en tonalidades cafés. Los pantalones negros a cuadros rojos, esas botas negras que llegaban a mitad de sus piernas y guantes negros, usaba un antifaz, ocultando un poco su identidad, nadie decía nada, puesto el pueblo estaba lleno de gente que vestía como quería.

Camino hasta la tienda, comprando algunos materiales, ahorrándose de estar en las minas y estar haciendo miles de cosas solamente para conseguir un stack de hermosa piedra que utilizaría para su hogar. Si, el dejaba la guarida para establecerse en el pueblo, todos lo reconocían como un pueblerino, así que no habría problema.

Su camino de regreso para buscar un signo especial fue interrumpido, su paso se detuvo, el hibrido miraba a un punto en absoluto.

Era ese sujeto, era el juez, solo que este usaba una bata Blanca de doctor. Era su oportunidad de darle una lección de que no debía meterse en su camino, de que no debía estar acercándose al pequeño policía.

Lo siguió hasta el hospital, había sacado una mina, dispuesto a volar el edificio, pero se detuvo, pensando a detalle las posibles finales, entre ellas iba su muerte.

Dio un suspiro, se giró de nuevo y camino en busca del terreno perfecto.

[. . .]

Horas más tarde, ya tenía una casa presentable, aunque no era tan hermosa como otras, una de ellas era el héroe Luzu, quien se encontraba sobre una pequeña colina, estaba en el techo, mirando a detalle el entorno, mirando el pueblo y a lo lejos y de manera difícil de ver ma casa de Willy y Vegetta.

Sabia que en estos momentos su líder se encontraría rodeado por los héroes, que estaría siendo abrazado, pero una escena vino a su cabeza, el pequeño policía abrazando y restregandose como si deseara en absoluto aquel sujeto, son embargo, el albino parecía aceptarlo, dejándole subir a sus caderas y aferrarse al cuerpo del líder de la hermandad.

Nego, saliendo de aquella escena tan tonta, Willy juraba que la policía jamás buscaría de ellos, son tan tontos para vigilar o para andar buscando pistas. Pero ahora tenían un héroe, un compañero de Willy y eso les provocaría una severa jugarretas.

Regreso a la guarida, obteniendo la mirada de Rubius quien parecía saber el nuevo plan de su querido compañero hibrido, aún así no quiso hablar del tema, pero si de molestarlo.

— Sabes, esta mañana andaba rondando entre las casas, por fortuna encontré la que parece la mejor, la que valdría miles de Karma de oro, verlo sumamente en pocas prendas me hizo sentir excitación que juraría tumbar la puerta o que fuera más sensual, entrar por la ventana.

— ¿De qué hablas?

— Ya sabes del pequeño policía, buscaré verle el rostro, debe de a ver cambiado mucho, debe de tener hermosos ojos.

Rubius sonrio con victoria, aunque pronto giró su vista hacia el hibrido quien parecía molesto.

— Rubius, no te acerques al policía, que el es mío, ya te he dicho.

Logro crear armas, como si fueran cuchillos, estaba filosas, Fargan las utilizaría para algo más que simple instrumento de tortura.

— Por cierto, me enteré que tu estás en juicio ¿a que se debe?

— ¡¿Como sabes eso?!

— Para que veas, he estado al pendiente de todo, incluso de tus tonterías.

— Bueno, te contaré, aunque no es muy largo que digamos, logre explotar la puerta de Vegetta, solo que tuve el maldito error de dejar evidencias. Aunque no involucran a la hermandad.

Mio [Fargexby]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora