Capítulo 3

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Taylor me lleva a GEH para seguir mi jornada normal de trabajo. No puedo evitar pensar en mi breve conversación con Ana. Me cuesta admitir que estoy más contento de lo normal. El resto de mi día sigue su rutina habitual: reuniones, entrenamiento con Claude y más reuniones. Cuando llegamos a Escala, le informo a Taylor que mañana iré nuevamente a la cafetería y podría tardar un poco más de lo usual.

Llego temprano a la cafetería y pido los cafés y unos panes. Espero que Ana no demore o voy a molestarme, no me gustan las personas impuntuales. Repasé en mi mente la información que necesito de Ana para saber si será mi próxima sumisa. ¡Mierda! Estoy ansioso, jamás hice esto. Entrevistar a un prospecto de sumisa no estaba en mis planes, menos cuando ni ella sabe que la estoy evaluando.

Ella se acerca y me saluda. Le señalo la silla y le ordeno que se siente. Ella obedece, me gusta cuando son obedientes. Ella pregunta si vengo aquí a menudo y me sorprendo confesando que he venido solo por verla a ella.

— ¡Debe ser una chica despampanante! — Veo sus mejillas sonrojarse.

Sí que es atractiva. Y sé que le gusto, eso nunca ha sido un problema para mí. Es habitual que las mujeres, jóvenes o maduras, me miren con deseo. Aunque no me gusta que sean agresivas o tomen la iniciativa.

— ¿Él no toma café? — Me saca de mis pensamientos y señala a Taylor.

— No es por eso por lo que le pago — ¿Por qué está tan interesada en mi chofer?

Ahora enfócate Grey. Necesito saber dónde vive, a qué se dedica y sobre todo si hay algún novio a la vista. El resto de la información la puedo obtener de Welch.

— Estudié literatura inglesa, quiero estar cerca de los libros.

— En mi empresa hay un excelente programa para graduados, tal vez quieras pensarlo bien... — Y tan pronto como lo digo, me arrepiento, ¿de verdad la quiero en GEH?

— ¿Y qué hacen ahí? ¿Lavan el auto del jefe? — La miro confundido. ¿Aún no sabes quién soy cariño?

— No, tengo personal que se dedica a esa tarea exclusivamente — le doy mi sonrisa arrogante.

— ¿Tú eres el jefe? — Abre los ojos visiblemente sorprendida y se sonroja.

— Sí, soy el jefe de Grey Enterprise Holdings — digo divertido.

— ¿Tú eres Christian Grey? — Asiento rápidamente.

— ¿Sabes quién soy? — ¿Ya lo sabes cariño? Su reacción es refrescante.

— Sí, bueno no, es decir... leí sobre ti, una entrevista que te hizo mi amiga para el periódico escolar... pero no sabía que eras tan...

— ¿Tan qué? — le pregunto cuando comienza a balbucear avergonzada.

—... ¡Tan joven! En la publicación no había foto, así que supuse que eras mucho más grande.

Su cara esta roja y sus ojos muy abiertos. ¿La entrevista para el diario escolar de la Universidad Estatal de Washington? Se muerde el labio y yo la imagino arrodillada junto a la puerta de mi sala de juegos. ¡Concéntrate Grey! Necesito saber su nombre y hacerla firmar el maldito contrato lo más pronto posible.

— Anastasia Steele, pero prefiero que me digan Ana.

— Entonces señorita Steele, tal vez mañana podamos continuar con esta conversación... tomando un desayuno de verdad en un restaurante del centro, paso por ti a las 8 am.

Insisto en saber dónde vive, pero me evade. Acordamos encontrarnos nuevamente en la cafetería y me despido. Tan pronto como subo al auto, envío un texto a Welch:

*Welch, soy Grey. Necesito información de una persona: Anastasia Steele y la necesito con urgencia, para esta misma tarde si es posible.*

Cuando llego a GEH, llamo a Andrea a mi oficina y le pido una copia del contrato de confidencialidad a nombre de Anastasia Steele. Más tarde me lo entrega en un sobre y lo guardo en la bolsa interna de mi saco. Sigo mi rutina habitual de trabajo y por la tarde recibo un correo de Welch con la información que pedí.

Salimos de Escala siguiendo el mismo curso de toda la semana. Taylor para frente a la cafetería y yo miro la hora impaciente. ¡Mierda! Estoy ansioso y aflojo el agarre de mi mano. Sin darme cuenta apreté mi puño retorciendo la tela de mi pantalón.

De pronto Taylor baja del auto y giro para ver a Anastasia acercarse.

— Buen día — la escucho decir.

— Buen día señorita Steele — Taylor abre la puerta.

— Llámeme Ana, por favor.

— ¡Anastasia! — le hablo. ¿Por qué está familiarizando con mi chófer?

Me pregunta a dónde vamos, pero no le digo, prefiero que vea el lugar por sí misma. Vengo aquí muy seguido a desayunar con Mía.

Camino junto a Ana y una camarera nos guía a mi mesa de siempre. Odio cuando me miran fijamente y baten sus pestañas. Miro a Ana, pero ella está observando a la camarera con el ceño fruncido. ¿Estás celosa, cariño?

Miro de nuevo el menú y ya que Anastasia no dice nada, pido nuestros desayunos. Le hablo a la irritante chica:

— Tráenos dos cafés con leche, omelette y hot cakes con mermelada, ¿quieres jugo de naranja?

Ana sigue concentrada en hacerle mala cara a la camarera, hasta que se retira. Ahora que tengo toda su atención observo su rostro. Sus ojos no tienen ese brillo que me gusta y debajo de ellos, unas líneas marcadas le dan aspecto ojeroso.

— ¿Tuviste mala noche? te ves cansada.

— Solo desvelada — dice nerviosa — anoche salimos a tomar unas copas Kate, José y yo.

— ¿Katherine Kavanagh? — la recuerdo.

— Si

— ¿Y quién es José? ¿Tu novio? — pregunto molesto.

— ¿Qué? no, José es un amigo de la universidad.

— ¿También se mudó a Seattle? — No recuerdo haber leído sobre él en el informe de Welch.

— No, está de visita... se está quedando con nosotras — Eso no me lo esperaba, ¿hay un chico durmiendo en su casa?

Al parecer el chico vino de visita y salieron a algún bar. Traen nuestro almuerzo y Ana permanece en silencio. Quiero preguntar por el nombre de este chico para dárselo a Welch, pero ella ni me mira. Supongo que percibe mi enojo por el ceño fruncido que no puedo disimular.

— ¿Tienes planes para el fin de semana? ¿Sales con tu novia? — suelta de pronto.

— No Anastasia, no tengo novia, no soy de tener novias.

Historia de Amor 💙 (Christian)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora