Capítulo 33

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Salgo del ascensor con el ceño fruncido. Andrea está sola en el mostrador pero no sonríe, mi maldito humor le pide mantenerse en modo invisible. Pero no puedo ignorar al hombre de pié junto a mi puerta, Ron Marcus me espera con una gran carpeta en la mano.

— ¿Qué es tan jodidamente urgente que te tengo en mi oficina a primera hora del lunes? – le gruño.

— Jack Hyde, señor Grey – Marcus se sienta frente a mí – Está demandando a SIP por la cantidad de 2 millones de dólares.

— Bastardo idiota – digo bajito – ¿Y cuáles son sus razones para presentar una demanda?

— Despido injustificado, indemnización y regalías. Ya tengo un equipo tratando de contactar con las 5 personas que presentaron quejas por acoso y a Madeleine Keene, aunque si esto procede, seguramente tendrían que declarar frente a un juez.

— Asegúrate que la señorita Keene esté dispuesta a enfrentarlo, también las otras cinco mujeres. Contrata un investigador privado si es necesario, ¿hablaste ya con Ros? – él asiente.

— Andrea – levanto mi teléfono – comunícame con Ros.

Cuelgo sin esperar una respuesta de su parte. 10 segundos después, tengo a Ros en la línea.

— Christian.

— ¿Investigaste a Morgan? ¿La despediste?

— Aun no Grey, estoy trabajando con Marcus para recabar la información de las quejas presentadas que omitió. Necesito sustentar correctamente todo eso para que no se vuelva otra demanda por despido.

— Bien, mantenme informado – digo antes de colgar – ¿fue emitida la orden de restricción?

— Si, para SIP y Keene. Las cámaras serán instaladas en el transcurso de la semana y tu jefe de seguridad instruyó al guardia. ¿Algo más señor Grey?

— Asegúrate que la chica Keene esté siendo atendida y pide asesoría a la terapeuta, quiero saber si ella se siente capaz de enfrentarlo en caso de ser necesario.

Ron asiente de nuevo antes de salir. Andrea entra de inmediato con mi café y la agenda para recordarme las actividades del día. Aun tengo pendiente una llamada a Elena, pero no tengo cabeza en éste momento, un jodido problema a la vez Grey.

La imprevista reunión con Ron alteró mi agenda, por lo que sigo en Grey House cuando la mayoría de los empleados se ha ido. De cierta forma me ayuda a mantener mi pensamiento lejos de cierta chica de ojos azules. Incluso después de la cena, he programado una sesión con Bastille en el gimnasio de mi edificio.

El martes, con una ligera sombra oscura bajo mis ojos, me presento en mi oficina. Andrea entra con mi café y la agenda, titubea antes de mencionar que Ros me espera en su oficina.

— ¿Qué ocurre ahora? – digo pasando por su puerta.

— Buenos días para ti también, Christian – rueda los ojos – pasa, siéntate. Tengo información actualizada de Elizabeth Morgan.

La miro con el ceño fruncido pero le hago un gesto para que continúe.

— Está del lado de Hyde, elaboró un acta donde corrobora que Keene buscaba llamar la atención del editor. El abogado de Hyde presentará a Morgan como su testigo en caso de audiencia con el juez.

— ¿Crees que deberíamos negociar y darles los 2 millones de dólares? – ella se recuesta en su silla.

— No, esto ya no es sobre el dinero Christian, estoy segura que este hombre cometió todos esos delitos y darle el dinero sería premiarlo por su conducta. Prefiero llevar todo esto a la corte, presentar las pruebas y que el juez dicte sentencia. Pero para eso, necesito que el equipo de Marcus encuentre a las otras víctimas y solicite su protección.

— Bien, entonces hazlo.

— ¿Qué te pasa Christian? – me mira con los ojos entrecerrados.

— No sé de qué hablas – me pongo de pie y camino hacia la puerta.

— Ayer parecías el hijo del diablo – se burla – y hoy un cachorro triste. Trae tu trasero de vuelta y cuéntame qué ocurre.

— No eres mi madre – le gruño pero obedezco.

— No, soy la segunda al mando y tu amiga de confianza, así que habla – sonríe.

— Tuve una discusión con Ana – la observo para evaluar su reacción.

— Tu novia – sonríe divertida – la castaña de ojos azules.

— ¿Como lo sabes? – arqueo la ceja.

— ¡Por favor! – Se ríe – sonríes como idiota cada vez que la miras, es bastante entretenido de ver...

— Me ofendes – le digo con diversión.

— Nada que no haya hecho antes, sabía que había una razón para comprar la editorial pero cuando la vi afuera de la oficina de Roach lo entendí. ¿Por qué discutieron?

— No soy una persona fácil, lo sabes – me encojo de hombros – pero algunas cosas que hice en el pasado antes de conocerla están... reviviendo, por así decirlo.

— ¿Y es algo de vida o muerte que no tenga solución? – La miro con los ojos entrecerrados – eres muy listo para los negocios Christian, sabes identificar los errores y corregirlos... ¿por qué no lo aplicas para ti? ¿Qué tienes que hacer para solucionar esto?

Me dice como si fuera obvio, pero no lo sé. No quiero hablar de mi pasado, quiero enterrarlo y olvidarlo. Pero sé que la necia señorita Steele no va a dejar que eso ocurra. Me apego a mi derecho a decidir sobre mi pasado.

— Tienes la cabeza más dura de lo que pensé – niega con la cabeza – ¡Anda, vete! ¡Cómprale un auto, una casa, un país pequeño si quieres! ¡Lo que sea que la haga volver y te quite ese humor de mierda que te cargas!

Frunzo el ceño y me levanto. No puedo solamente comprarle algo, va a lanzármelo en la cara como la necia que es. Necesito que sea algo grande, importante, algo que signifique o que represente lo que quiero decirle.

— ¿Qué dijiste? – Me giro a verla antes de salir – repítelo.

— Que te largues – se ríe.

— Eso no, señora Bailey, lo de comprarle algo – deja de reír y me mira confundida.

— Que compres el jodido país pequeño, un auto o una casa, lo que sea que la impresione.

— Gracias – le digo y salgo de su oficina.

— ¿Christian? ¡Christian! – me llama pero no me detengohasta entrar al ascensor.

Historia de Amor 💙 (Christian)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora