Capítulo 30

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Tan pronto como la acuesto sobre la bolsa de dormir, mi mente se detiene. Me dedico a acariciar, tocar, besar y presionar cada parte de su suave cuerpo. Ella hace lo mismo, se aferra a mis brazos y revuelve mi cabello. Inhalo su aroma y cierro los ojos tratando de guardarlo en mi memoria. Este debe de ser uno de los mejores cumpleaños que he tenido.

Cuando terminamos exhaustos, permanecemos en silencio tratando de recuperar el aliento. Ella sonríe y muerde su labio mientras se acomoda sobre mi pecho para mirarme.

— Gracias – digo acariciando su espalda – por la sorpresa.

— Me alegra que te gustara.

— Debemos volver a Escala y prepararnos para la fiesta de esta noche.

— Bien, volvamos.

Nos levantamos y nos vestimos. Lo único que queda es la mochila de Ana, la tienda de campaña y el baño portátil. Ana se sienta en la banca y me señala el lugar junto a ella. Antes de que pueda decir algo, el ruido de un motor nos hace mirar hacia el camino donde Taylor aparece en la Suv.

— Feliz cumpleaños señor Grey – me dice Taylor.

— Gracias – le sonrío – estamos listos para irnos. ¿Quién va a recoger todo eso?

— Su hermano va a mandar a tres de sus empleados a hacerlo.

Asiento hacia él, que toma la mochila de Ana y subimos a la camioneta. Antes de echar a andar el motor, se gira hacia mí y me entrega el móvil.

— ¿Donde estaba el tuyo? – le pregunto a Ana.

— En la mochila – se encoge de hombros y sonríe.

Durante el camino de vuelta aprovecho para revisar mis llamadas, mensajes de texto y correos. Numerosas personas, mi familia y del trabajo se han comunicado para dejarme sus felicitaciones. Cuando llegamos a Escala, voy a mi estudio a terminar de contestar los correos.

Duchado y vestido, espero a Ana al pié de la escalera. Lleva horas en la habitación de arriba, alistándose para la cena. Volteo a verla cuando escucho el sonido de sus tacones y observo el bonito vestido verde que lleva. Tomo su abrigo y caminamos al ascensor.

Apenas entramos a la casa de mis padres, cuando Grace me abraza muy fuerte con los ojos llorosos. Carrick me saluda, pero Mía los aparta para abrazarse de mi cuello y besarme en las mejillas embarrando su brillo de labios pegajoso.

Puedo ver a Elena Lincoln acercarse a nosotros con su sonrisa que me da escalofríos, así que aprieto la mano de Ana para que no se aleje.

— ¡Christian querido! – me saluda con mucho entusiasmo.

— Elena – digo mirando a mi madre.

— Eres como el buen vino, mejoras con la edad – dice acariciando mi brazo.

Escucho a Ana decir algo, seguramente ofensivo porque Elena voltea hacia ella.

— Christian, quiero hablarte de algo importante – me dice pero no le respondo – sobre expandir los servicios de los salones en las zonas altas de Seattle.

Ana conversa con Katherine y Mía, sin soltarse de mi mano. Elena sigue hablando, pero mi cabeza y atención está en la conversación de mi chica.

— Mi novio ha hecho un buen trabajo — dice y Elena voltea a verla de inmediato.

— ¿Has perdido la cabeza, Christian? – Dice apretando los dientes – ¡esta chica no sabe absolutamente nada de ti!

— Ven Ana, vamos por una copa – le digo para alejarla de Elena.

Le entrego una de las copas que están servidas en la cocina, mientras tomo un vaso de cristal del estante para servirme del whisky que mi papá guarda en la repisa junto a la barra. Me tomo el trago de un solo golpe y me sirvo otro para regresar a la sala con todos los demás.

Ana se dirige hacia Katherine y Mía, mientras me acerco a Bastille y Elliot.

— ¿Qué haces aquí? – palmeo su hombro.

— Vine a patear tu trasero, ya que has faltado a los entrenamientos – se ríe.

— Estaba ocupado —.meto mis manos en los bolsillos de mi pantalón.

— Si, ya vi con qué – señala con la cabeza el lugar en donde las chicas están sentadas – es preciosa.

— Y mía – le digo al idiota.

— Yo podría entrenarla Grey, ya sabes, para que mantenga la condición física – se burla.

— Solo si fueras una chica – Elliot se ríe y Claude daun paso atrás.

Mi padre se acerca para avisarnos que es la hora de la cena, así que camino hacia Ana y tomo su mano para guiarla. Acomodo la silla y me siento junto a ella, con la insistente mirada de Elena sobre nosotros.

— ¿Todo bien en GEH? Escuché que vas a comprar una empresa extranjera – Elena me mira.

— Sí, estamos por cerrar el trato, probablemente la próxima semana tenga los contratos firmados.

— Estaba pensando en expandir los servicios de Esclava, abrir un centro que sirva como retiro de belleza, por supuesto solo para personas que puedan costearlos – sonríe.

— ¿Ya hiciste alguna investigación de mercado? – Siento la mano de Ana apoyarse en mi rodilla – ¿Fue sugerencia de los clientes?

— Aun no querido, sabes que esas cosas técnicas de los negocios no son lo mío, pero eso te necesito.

— Podría pedirle al departamento de adquisiciones que revise la información – Ana aprieta mi pierna y la miro – pero tomaría un tiempo hacerlo.

— Estoy segura que sería un buen negocio Christian – Ana sube su mano por mi pierna y presiona —... seguramente recuperemos la inversión cuando... ¿Christian? ¿Estás escuchándome?

— Si, Elena, pero no es tan sencillo como lo planteas – Ana sube más su mano por mi pierna y la detengo antes de que llegue a zona peligrosa.

Luego entiendo lo que está haciendo, Elena la mira fijamente con el ceño fruncido y Ana solo sonríe fingiendo inocencia. Deslizo su mano hasta el extremo de mi pierna y ella se sonroja. 

¿Quiere jugar, señorita Steele?

Historia de Amor 💙 (Christian)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora