Best Man Special (II)

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El Especial de Elliot

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— Buenas tardes, chicas – les saludo cuando salgo del ascensor directo a su puerta.

— Señor Grey – Andrea sonríe – El señor Grey tiene una llamada importante.

Dice con voz firme para detener mis pasos hacia su oficina, pero eso nunca me ha detenido.

— No me importa – le guiño un ojo y abro.

Christian está sentado en su silla, con el teléfono en la oreja y frotando su sien con sus dedos. Su característico gesto de pocos amigos que le provoca arrugas en la frente me dice que está estresado o deshidratado... tal vez ambas.

— Maldita resaca, ¿eh? – levanta su vista a mí y me sigue hasta que me siento frente a él.

— Lo sé Jerry, sé que es muy pronto, pero necesito que sea así. Además por lo que sé tienes a otra editora en la nómina, ella tendrá que cubrir las actividades por el tiempo que Ana esté fuera – sigue hablando por el teléfono, y yo me recuesto para subir mis pies en su escritorio de fina madera – Esto es lo que haremos: vas a ascender a Madeleine Keene como la asistente personal de Ana, ella se encargará de enviarle los manuscritos y tendrán contacto por teléfono o email. De todas formas necesito que sea así, la señorita Steele no podrá volver a trabajar tiempo completo.

— ¿Por qué? – pregunto yo pero solo me mira con el ceño fruncido.

— Baja las malditas botas sucias de mi escritorio, idiota – me gruñe – Entonces resuélvelo tú, Roach, por eso es que te pago.

Y cuelga el teléfono enfurecido. Él tiende a hacer eso cuando las cosas no salen como quiere o cuando las otras personas no hacen justo lo que él pide. Por lo que he visto, la pequeña cae en ambas categorías.

— Entonces, ¿cómo amaneciste? ¿Todo bien en el paraíso?

— ¿Qué haces aquí Elliot? ¿No deberías estar ya en el trabajo?

— Soy el jefe de Grey Constructions, me di el día libre por enfermedad – sonrío.

— Ser idiota no es una enfermedad – se burla.

— No, pero tener resaca es algún grado de deshidratación y hace que mi cerebro funcione más lento.

— Hmm – bufa – Entonces estás deshidratado todo el jodido tiempo.

— Bueno, ya, ¿a qué se debe tu buen humor? ¿Hablaste ya con Ana?

— Si.

— ¿Y?

— ¿Y... qué?

— ¿Y qué dijo? ¿Qué dijiste? ¡Por Dios Christian! Suelta algo, que me estoy muriendo de los nervios.

— Idiota – se ríe – acabo de ir a su trabajo y solté la bomba. Como lo supuse, está igual de sorprendida que yo, así que me fui para darle tiempo de procesarlo. Ana es muy joven como para asumir la responsabilidad de la maternidad, realmente creí que podíamos esperar antes de... no sé, llegar a la parte de los hijos y esas cosas. Pero ya no hay nada que hacer, sino asumirlo con entereza y prepararnos para lo que viene.

— ¿Cómo? – pregunto porque no creo tanta madurez de su parte, no de un día para otro.

— No tengo ni una jodida idea, pero si tú puedes hacerlo sé que yo también podré.

— Gracias por ese voto de confianza, hermano, casi no me ofende que creas que no puedo – me río.

— Sabes de lo que hablo, idiota – niega mientras sonríe – como dijiste ayer, será divertido pasar por el proceso juntos.

Historia de Amor 💙 (Christian)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora