Capítulo 16

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Mi ira aumenta cuando ella gira, inocentemente para que la vea. Algunos hombres cerca de ella la miran con mucha atención y no puedo hacer más que caminar hacia ella con pasos rápidos, dejando a los viejos como idiotas.

Antes de que llegue a ella, el maestro de ceremonias se acerca y le habla. Ana se gira para responderle pero me siento como un jodido toro viendo todo en color rojo.

— Ella no va a participar — le informo.

— Pero señor Grey, usted sabe que todas las jóvenes participan...

— ¡He dicho que no! — Y me importa una mierda que sea amigo de mis padres.

Camino con Ana de la mano, a rastras como tantas veces lo he hecho ya. Entramos a la casa y la llevo hasta el despacho de Carrick, donde nadie podrá molestarnos. Estoy jodidamente furioso.

— ¿Qué mierdas estás haciendo?

— ¿De qué hablas? Pagaste una ridícula cantidad de dinero por este vestido, ¡así que lo justo es que lo luzca! — me reta.

— ¿Lucirlo? ¡Te estás exhibiendo! ¿Quieres que todos aquí te miren con lujuria? — le grito.

— ¿Ya viste a las otras chicas? Llevan vestidos entallados, grandes escotes, ¡faldas cortas! ¿Y te molesta mi vestido? — intenta justificarse.

— ¡No me importan cómo luzcan las otras chicas! ¡Me importas tú! — mañana a primera hora voy a llamar a Caroline para decirle algunas cosas.

— Espero que lo recuerdes la próxima vez que quieras comprarme un vestido, ahora si me disculpas... — se hace la ofendida y camina hacia la puerta.

La tomo por la cintura y la llevo de vuelta al escritorio, donde la siento para meterme entre sus piernas. La beso con desesperación mientras bajo los delgados tirantes del vestido. Me jala para acercarme a ella y bajo por su cuello dejando besos. Mis manos tocan su espalda desnuda, dispuestas a sacarle el vestido cuando escucho una voz.

— Emm... ¿hermano? — dice Elliot con incomodidad.

— Lárgate Elliot — sigo acariciando la suave piel de Ana.

— Me encantaría, no quiero ser el aguafiestas, pero papá, mamá y casi todos en la fiesta te vieron salir con Ana — ¡Mierda! Mis padres...

— Mamá me ha pedido que venga por ustedes.

— No es asunto tuyo Elliot, ¡vete! — Ella me mira con sus ojos brillosos de excitación.

— No me hagas esto, no quiero hacer enojar a mamá. Pequeña, ¿estás bien?

— Elliot, ¡trae refuerzos! Es una situación de rehenes... — Ana le grita.

— ¿Rehenes? No te quejaste antes de la interrupción — la miro con los ojos entrecerrados.

— Tal vez tenga síndrome de Estocolmo — dice tratando de sonar seria.

— ¡Bien! Llamaré a Kate... ella seguro derriba la puerta — Ríe Elliot.

— ¡Cancela los refuerzos! Hemos negociado mi liberación — Ella se acomoda de nuevo el vestido.

— Entonces me voy, los espero afuera, ya van a servir la cena — dice Elliot.

— Dame un momento, espérame en la cocina — le digo y ella sale del despacho.

Me toma un par de minutos recomponerme. No solo mi respiración y mi visible excitación, mi enojo y esta otra cosa que me comprime el pecho necesitan ser controladas. Me acomodo el saco y reviso mi cabello antes de salir. Tomo la mano de Ana con firmeza y le informo:

— Ni creas que vas a separarte de mí en lo que resta de la noche.

Cuando nos sentamos a la mesa, todos nos observan. Ana se sonroja y yo solo los ignoro. Apenas terminamos la cena, Mía arrastra a Ana hasta otra mesa, donde están sus amigas. Me levanto rápidamente tras de ellas, parándome justo atrás de Ana mientras Mía la presenta como mi novia.

Tomo su mano y la llevo de regreso a nuestra mesa, pero Kavanagh le señala el bar y Ana sonríe. Elliot me hace una seña para que me siente con él, pero de nuevo lo ignoro. Camino hasta mi chica y me pego a su espalda pasando mis brazos por su cintura. Katherine pone los ojos en blanco pero me importa una mierda.

Vuelvo a tomar su mano y la guio de vuelta, cuando Flynn sale a mi paso.

— Hola Christian — me dice pero está observando a Ana.

— John — de nuevo pego su espalda a mi pecho y la sostengo por la cintura — ¿Y tu esposa?

— Por ahí — sonríe — ¿Algo interesante que te haya pasado y quieras contarme?

— La próxima semana, paso por tu consultorio. Le pediré a Andrea que te llame — me despido.

Caminamos de nuevo entre las mesas y Grace se acerca a nosotros. Ana le pregunta por la fundación y los propósitos de la gala de esta noche, pero no presto mucha atención. La abrazo a mí y miro alrededor para asegurarme que nadie más la observa.

— Christian, ¡para! tengo que ir al baño y no vas a seguirme — dice cuando Grace se va.

— Bueno, te espero afuera — digo tranquilo.

— ¡No! ¡Los baños están justo ahí! No voy a perderme, solo dame 5 minutos a solas — me dice fastidiada.

La miro alejarse, tomo una copa de un camarero que pasa junto a mí y la bebo de un trago.

— Cariño — dice mi madre — parece que la estás pasando bien.

— Si — no sé qué mas decirle — enviaré un cheque a nombre de la fundación el lunes.

— Oh cariño, no es eso de lo que quiero hablarte. Ana es una chica muy linda y muy lista además — me sonríe.

— Sí, lo es — le sonrío de vuelta — Te ves feliz y eso me hace feliz a mi también hijo.

Sus ojos se llenan de lágrimas y su voz se corta. Me mira con ojos amorosos y de nuevo no sé qué hacer. Quisiera poder abrazarla, pero me quedé inmóvil. Luego una mano se posa en mi hombro y un escalofrío me recorre la espalda.

— Oh Christian! Me alegra tanto verte querido — me besa en la mejilla — te he llamado pero siempre estas ocupado.

— Tengo un nuevo proyecto que tiene toda mi atención — sonrío hacia ella.

— Ya lo vi — arquea una ceja — no parece gran cosa.

— Elena, ya conoces a Christian, cuando se apasiona se olvida de todo. Especialmente si se trata de trabajo — mi madre sonríe ajena a todo.

— Ahora si me disculpan — me despido y giro hacia los baños.

No veo a Ana. La busco con la mirada, entre las mesas, el bar, busco a Katherine y Mía pero no está con ellas. Volteo hacia Taylor quien me señala la pista con la cabeza. Giro para ver a mi hermano bailando alegremente con Ana.

Tiene sus manos en su espalda y le habla al oído. Ana ríe y le susurra de vuelta. ¿Qué mierdas está pasando? ¿Por qué Elliot está con Ana? Camino de nuevo hacia ellos. Elliot me da un vistazo rápido y se vuelve hacia ella para hablarle.

— Elliot! ¡Quita tus manos de ella ahora! — le digo tratando de no levantar la voz.

— Hermano, ¡hola! ¿Dónde estabas? Me encontré a esta linda señorita muy sola y me ofrecí a hacerle compañía — Elliot sonríe.

— Suéltala ya, imbécil, dame a mi chica — le gruño.

— Esta bien, está bien, pequeña, cuando gustes... — le guiña un ojo.

Lo miro molesto para que se aleje. Elliot me mira burlón y sé que lo hizo para provocarme. Parece ser que me ha tomado la medida, con respecto a Ana. Suspiro alejando mi enojo y vuelvo a mirar a la chica entre mis brazos.

—Debiste haber bailado conmigo primero pero no te preocupes, no dejaré quebailes con nadie más.

Historia de Amor 💙 (Christian)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora