Capítulo 32

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Me levanto con los primeros rayos del sol, bastante tarde a comparación con mi anterior rutina. Me cambio con cuidado de no despertarla y salgo hasta el ascensor para ir a correr a la bahía.

Llevo los audífonos puestos y la mente despejada. "A change is gonna come" resuena cuando cruzo corriendo por la bahía hasta la playa. Camino de vuelta a Escala con buen ánimo, pero cuando paso junto al guardia de la puerta me da una mirada extraña.

Subo en el ascensor hasta mi ático, apenas he dado un paso para salir cuando la seria expresión de Taylor me detiene.

— Señor Grey – me dice pero mi vista viaja a la mujer parada junto a él.

Miro confundido a la chica delgada y pálida que me observa con enormes ojos marrones. Me sonríe y se acerca a estrechar mi mano.

— Señor Grey, es usted muy difícil de alcanzar – sonríe coqueta — Soy Rebeca Dawson, Elena Lincoln dijo que usted requiere mis servicios y hace un par de semanas que intento contactarme con usted. Espero que no le moleste que me presentara aquí.

¡Jodida Elena! Bufo molesto y miro a Taylor, quien señala con la cabeza hacia mi habitación. ¡Mierda! ¡¿Ana la ha visto?! Bufo de nuevo, ahora yo lo miro y le señalo la habitación para que se aleje.

— Señorita Dawson, esto debe ser un malentendido, yo no he solicitado nada a la señora Lincoln. Por favor le pido que se retire y no vuelva, mi novia podría malinterpretar las cosas, y en ese caso yo me vería obligado a emprender acciones legales contra usted. ¿Quedo claro?

— Pero señor Grey, yo solo pensé que... tal vez... — da dos pasos hacia mí.

— No estoy de humor Señorita Dawson, así que retírese ahora – mierda, si no se larga ahora yo mismo la empujo de vuelta.

— Con su permiso – se aleja y exhalo hasta que la veo desaparecer de mi vista.

Todo debe ser una jodida broma, ¿cómo es posible que esta mujer tenga el código de seguridad de mi ático? Maldita Elena, ¡va a escucharme! Pero ahora todo lo que necesito es ver a Ana y hacer un control de daños.

— Taylor, puedes irte – puedo sentir la mirada furiosa de ella sobre mí.

— ¿Quién era ella? ¿Alguna de tus ex? Ya lo recordé, lo tuyo eran las aventuras de una noche.

— ¿Por qué estás molesta? – necesito saber qué fue exactamente lo que vio o escuchó.

— ¿Cuántas más como ella vendrán a buscarte? – me mira con lo que creo es decepción — Olvídalo, no quiero saber cuántas mujeres han estado aquí, no es una imagen que quiera en mi cabeza.

— No la conozco, no tendría por qué estar aquí – digo y es la verdad.

— ¿A qué vino? Lo entenderé si me explicas.

Me mira con sus enormes ojos azules a la expectativa. ¡Mierda! No quiero hablar con ella de esto, es mi maldito pasado, debería ser mi decisión hablar de él o no.

— Hay cosas en mi pasado que no quiero explicar – digo molesto.

— No está en tu pasado si vino a tocar a tu puerta – suspira y se aleja.

— ¿Te vas? – Le digo cuando se encamina al ascensor — Ana, no te vayas...

— No, por favor, de verdad necesito salir. Hasta luego señor Grey.

Mi vista sigue en el ascensor a pesar de que Ana se fue hace varios minutos. ¿Qué le digo? ¿Cómo lo explico? Tengo que pensar, mucho. Yo no tomo decisiones a la ligera, cada una de ellas ha sido evaluada y asumida con todo y sus consecuencias. Cuando fui consciente del tema del BDSM como mi estilo de vida, sabía que no iba a arrepentirme, yo quería eso. ¿Por qué mierdas me siento tan culpable ahora?

Camino de vuelta a la cocina por un vaso de agua o whisky, lo que sea que calme el malestar, cuando de pronto las luces del departamento se apagan. Toda la electricidad se ha ido, miro a Taylor caminar hacia mí desde el pasillo y la alarma de humo comienza a sonar. Ambos nos miramos confundidos.

Taylor corre escaleras arriba para revisar las habitaciones mientras yo reviso la planta baja, mi estudio y luego el área de empleados. Corro hasta su oficina pero sin la jodida electricidad, las pantallas de las cámaras de seguridad están apagadas. Regreso al salón a esperarlo.

— No son los fusibles, señor Grey, debe ser una falla general en el edificio.

Exhalo y paso mis manos por mi cabello tratando de ordenar mis pensamientos. Deseo correr tras Ana, pero no así, necesito saber qué está pasando aquí.

— Trae un equipo, que revisen todo, la falla eléctrica es justificable pero no la alerta de humo. Recuperen los videos de las cámaras de seguridad y habla con el administrador del edificio. Necesito además que cambies el código de seguridad del ascensor, no quiero ni una maldita sorpresa más.

Voy a mi estudio y me siento en mi silla para mirar hacia las calles de Seattle. Mi mente divaga de una cosa a otra: Ana, el edificio, Elena... ni siquiera me percaté en qué momento Taylor abrió la puerta del estudio y me mira.

— Hablé con Welch, va a mandar un equipo de técnicos confiables para evaluar las instalaciones. Sugiero instalar una fuente de energía alterna para los aparatos eléctricos, sobre todo las cámaras de seguridad Señor Grey.

— ¿Las cámaras? – pregunto para mí.

— Si, al cortarse la electricidad dejaron de grabar, pero todo parece estar en orden. ¿Quiere que llame a su hermano para que su empresa evalúe la posible instalación de paneles solares?

— No, no quiero que nadie más sepa de esto. Ese idiota hará muchas preguntas y no quiero preocupar innecesariamente a mi familia. Que el equipo de Welch instale un generador eléctrico de biodiesel para las cámaras de seguridad y cualquier otro equipo de seguridad — digo y él se aleja.

— Deberíamos aumentar nuestro equipo de seguridad, Señor Grey.

Estoy sentado frente al piano, la tarde empieza a caer en los altos edificios de Seattle. Taylor me mira y cuando el ascensor timbra entiendo la razón de sus palabras. Una muy sonriente Gail camina hacia nosotros.

Obviamente no se besan frente a mí, pero la mirada coqueta y llena de brillo de ella me hacen recordar a Ana. Aun no sé qué decirle, así que voy a darle espacio para calmar los ánimos y buscar una estrategia.

— Si, hazlo, que Welch te ayude a seleccionar una persona que te apoye aquí. Dile además al guardia del vestíbulo que cada visitante debe ser anunciado y esperar autorización de tu oficina.

Taylor asiente y camina detrás de Gail por el pasillode servicio. Estoy impaciente, desesperado. Vuelvo a mi estudio pero no soycapaz de concentrarme en nada y regreso a la cocina. Por alguna razón, el áticome parece enorme y asfixiantemente solitario.

Historia de Amor 💙 (Christian)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora