Historia de Amor 💙 (Christian)

La Boda

— ¿Están listos los arreglos?

— Si.

— ¿Y las decoraciones?

— Si.

— ¿Las sillas en la carpa?

— Si, Christian.

Termino de acomodarme la corbata de moño para voltear a ver a mi madre. Cuando entró a mi habitación me miraba con ternura, después de mi interrogatorio, está irritada.

— Te dije que todo está listo, hijo, deja de preocuparte.

— ¿Elliot está listo?

— Si.

— ¿Ana está aquí?

— Aún no, pero no debe tardar.

La puerta se abre detrás de Grace y mi hermano entra. Ella le da una sonrisa comprensiva antes de salir de la habitación.

— ¿Quieres por favor dejar de gruñir órdenes a todo mundo?

— No estoy gruñendo, idiota.

— Bueno, estás ladrando, ¡solo cálmate!

— ¿Jason está aquí?

— No, pero ya viene con la señora Jones.

— ¿Tienes los anillos?

— Claro que tengo los... Anillos...

Él empieza a buscar en la bolsa de su saco y luego en sus pantalones. Me giro para mirarlo con el ceño fruncido.

— ¡No están perdidos! ¡Que no cunda el pánico! ¡Tengo todo bajo control!

Y sale corriendo de la habitación. Lo escucho correr por el pasillo hacia las escaleras y sonrío.

— Idiota.

Saco la cajita de mi saco para mirarlos una vez más, sencillos aros dorados con nuestros nombres grabados en ellos. El mío dice Anastasia y el de ella dice Christian.

— Un momento, grandísimo idiota, ¡jamás me diste los anillos!

Me acusa señalándome con su dedo, su respiración está agitada porque seguramente subió de nuevo corriendo.

— Te los daré cuando estemos ahí en el altar.

— Agh, ¡claro que no! Dámelos ya, no los voy a perder.

— No confío en ti.

— Soy el padrino, entrégamelos.

— Se los daré a Jasón.

— ¡No! Yo soy el padrino original, ¡es mi responsabilidad!

— Si los pierdes, voy a patear tu trasero desde aquí hasta mi nueva casa — le gruño.

— Uff si, ¡qué miedo! ¡Venga! ¡Dámelos!

A regañadientes le entrego la cajita y él sonríe divertido. Haciendo un gesto exagerado abre su saco y los coloca en el bolsillo interno.

— Por cierto, Ana ya está aquí.

— ¿En dónde?

— En el estudio de papá. En 30 minutos empieza la ceremonia, así que no desesperes.

Levanta las cejas y se gira sobre sus talones para salir. Como ya estoy vestido con mi traje negro, lo sigo escaleras abajo hasta la sala.

— ¡Hermano! ¡Qué guapo te ves!