Capitulo 46: "Vista perfecta"

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ABBY

Solté un suspiro cuando terminé de guardar todo en la maleta, mañana me iría y me sentía triste por eso, extrañaría a mis abuelos.  Quería aprovechar este días para preparar algo para ellos, lamentablemente no podía conducir y ni loco mi abuelo me prestaría su amado auto, así que no podía ir a comprar algo para ellos, pero recordé que hay envíos, así que pedí algunos postres y llegarán en la tarde. Mi madre me había enseñado a cocinar ya varias veces y varios platillos, así que bajé a la cocina revisar si tenía lo necesario para preparar lo que tenían mente y si, definitivamente había todo.

Bueno, lo prepararía para la cena, así que tenía suficiente tiempo para hacer algo, pero como era evidente no tenía nada que hacer, mis abuelos estaban ocupados con algunos trabajos. Decidí sentarme junto a mi abuelo, él tenía la computadora portátil sobre sus piernas y de vez en cuando veía el documental sobre animales nocturnos que pasaba por la televisión.

No se cuanto tiempo pasó, pero mi vista nunca se apartó de aquellos animales que alguna vez pensé que no existían. Y bufé fastidiada cuando escuche la puerta ser tocada, definitivamente esa no era la abuela, ella estaba en el jardín trasero. Me levanté con el ceño fruncido, ¿a quién se le ocurre interrumpir a estas horas? Cuando abrí la puerta recordé que solo hay una persona que viene todos los días a cualquier hora del día y que se queda a conversar con mi abuela.

—Max—salude, la gran sonrisa en su rostro seguía ahí como siempre. Traía un overol grande y gris, una camisa blanca y en una mano llevaba una caja de herramientas.

—Hola, Abby. Vine a arreglar la llave del jardín, tu abuela dijo que ya no funcionaba—asentí poco convencida.

—Claro, pasa. Porque mágicamente todo en esta casa se daña—repliqué, el río y siguió al fondo del pasillo—me llevas a...

Interrumpí—Creo que conoces la casa, además mi abuela está atrás, si tienes alguna duda pregúntale a ella—sonreí para él y di vuelta sobre mis talones, caminé de regreso a la sala y me tumbé. Escuche las pequeñas carcajadas de mi abuelo, seguramente escuchó lo de Max.

El documental habia acabado y lastimosamente no lo terminé por la interrupción de Max. Mi abuelo me lanzó el control y con torpeza lo tomé. Cambié a varios canales: cocina, deportes, baile, películas, novelas, un señor bailando sobre una mesa mientras vestía (según él) de reno. Me reí al verlo, pero seguí con la intensa búsqueda de ver algo interesante. Me quedé con un programa de investigadores paranormales, sabía que era falso todo eso, pero quería verlo.

—Abby, la señora Sara quiere que me ayudes allá fuera—Max entró a la sala limpiando sus manos llenas de alguna sustancia negra, no tenía mi idea de que era.

—No, esta bien. Te ayudaré yo, me apetece ir un rato afuera —sonreí agradecida al abuelo por dejarme estar en la sala.

Max siguió a regañadientes a mi abuelo, aguanté las grandes ganas de burlarme de su cara, pero me contuve.

Cuando me sentí aburrida dentro de casa salí.

—Abby—mi abuelo salió de casa y llegó a mi lado—si caminas un poco llegarás a un pequeño lugar, hay un comercial ahí. Puedes ir y venir para distraerte—su mano cayó en mi hombro y dejó leves golpesitos, me regaló una cariñosa sonrisa—se que no te gusta caminar y esas cosas, pero será una bonita experiencia si vas, hay varias personas amables allá. Quiero que conozcas a Sarí, te va a agradar—hice una mueca mientras miraba el camino, no tenía nada que hacer y creo que no me vendría mal ir un rato. Asentí para él—bien, disfruta de tu día—lo abracé ligeramente.

Corrí de vuelta a la casa, tomé mi celular y la cartera de mano, los guardé en los bolsillos de la sudadera, recogí mi cabello y salí de la casa.

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