Capítulo 52: "A ti"

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ABBY


—Y muere en la soledad de su habitación, rechazado por sus parientes más cercanos. De nada sirvió el constante sacrificio hecho por ellos, terminó encerrado entre cuatro paredes que se hacen pequeñas mientras la muerte está más cerca—mi cara tenia una mueca confusa y horrorizada.

Literatura, me agrada la materia y especialmente el maestro. Siempre con sus relatos improvisados o salidos de libros que es probable que nadie del salón sepa de su existencia, pero eso no es el problema, sino que todos creímos que era algún relato romántico cuando terminó con la muerte de muchas personas y justo ahora me preguntaba si él maestro estaba bien.

—Bien chicos, como sabes y ya todos los maestros hayan dado aviso, estamos a poco tiempo de finalizar. Me he tomado el tiempo para organizar los grupos y los trabajos a cada uno. Este es el último trabajo que tendrán conmigo, tienen el tiempo necesario para realizarlo y tener una buena nota, así que procederé a nombrar los grupos y luego se organizarán como corresponde—se escucharon los balbuceos de mucho, pero terminamos aceptando, después de todo no teníamos más opción. Sacó una hoja con un montón de palabras que traspasaba el otro lado. El nunca decía nuestros apellidos y así fue como empezó—Zarahí, Hernan, Thomas y Abby, serán el primer grupo—bufé en desacuerdo con la idea. Escuché a Ethan reprochar a mi lado.

Los grupos seguían, unos con más integrantes que otros. Los temas fueron entregados al líder de cada uno, por suerte no era yo. Ethan siguió con sus constantes quejas por no estar en el mismo grupo e intentó cambiarlo, pero no se lo permití. Solo era un trabajo. La hora siguió con normalidad, bueno a excepcion de Ethan. Cuando todos ya estaban en un grupo nos reunimos así para organizarnos.

—¿Nos vemos en algún lugar?—Thomas, el líder, preguntó mirándonos a todos. Pero antes de que él contestara, mi querido y hermoso novio llegó.

—Podemos reunirnos ambos grupos en mi casa, creo que así podríamos...—cubrí su boca con mis manos para poder callarlo.

—Ethan, ¿por qué no vas con tus compañeros?–hablé entre dientes antes de soltarlo.

—Creo que sería buena idea—apoyó Zarahí seguido de los otros dos chicos, los miré con un poco de desaprobación. Ni siquiera les tuvo que rogar para que aceptaran. Miré a Ethan quien sonreía victorioso, me alejé de él y me crucé de brazos. Y a pesar de que me negaba a cambiar de posición, Ethan me abrazaba.

Cuando todo estuvo listo acordamos la hora y el día, que sería el mismo de hoy. Bueno, ambos grupos se unieron a pesar de que los temas eran totalmente diferentes e Ethan no dejaba mi mano por más fuerza que pusiera para soltarme.

—Te veo después—colgué mi bolso en mi hombro y besé rápidamente a Ethan, la siguiente clase era deportes y ya me lamentaba de solo pensarlo. Caminé apresurada hasta llegar a los vestidores y poder cambiarme, dejé mis cosas junto a las de los demás y corrí de vuelta a la pista.

Al menos compartía esta clase con Cassie, eso era lo bueno de todo esto.

El calentamiento empezó y yo ya me sentía morir con lo –según el entrenador– poco que hacíamos. Cassie como buena amiga me apoyaba con risas por no poder hacer más de dos flexiones. Por lo menos el clima era moderado y no tenía que soportar el intenso sol que la mayoría de veces hace presencia. Para el momento en que empezamos con las carreras mi cuerpo ya dolía. Abby masajeaba mis piernas mientras me obligaba a hacer ejercicios de respiración, porque ella dijo que eso serviría para no desmayarme en medio de la pista. Ella sabía, yo solo lo hacía.

El turno de Cassie llegó le deseé buena suerte, esta chica tenía una gran resistencia y la envidia por eso. Más personas pasaron hasta que llegó mi turno. Me levanté con pesar y caminé hasta uno de los carriles, junto a otras tres chicas. Cuando el profesor dio la señal empezamos a correr. Y mientras mi respiración se volvía pesada y mis piernas exigían por parar, pensé en el porqué no inventé una excusa para poder faltar a esta clase. También me pregunté porque el maestro no hacía nada de lo que enseñaba, el solo llegaba a sentarse y ordenar, es injusto.

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