C.13

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-Hay quienes se imaginarán que se trata de una noble misión. Una misión para reclamar una tierra y ejecutar un dragón- habló el rey Thranduil mirando al enano- Yo sospecho que hay un motivo más prosáico: Un intento de robo o algo por el estilo- se puso a la altura de Thorin- Has encontrado la manera de entrar, aquello que te atribuiría la joya del rey, la piedra del arca. Su valor se te antoja incalculable... Eso lo entiendo. Hay gemas en la montaña que yo también deseo...- Thorin lo miró ladeando la cabeza- Te ofrezco mi ayuda- una pequeña sonrisa salió de los labios del enano.

-Te escucho.

-Te dejaré que te vayas si me devuelves lo que es mío.

-Un favor por otro...

-Tienes mi palabra- dijo el elfo haciendo que el enano riera- De rey a rey.

-No confiaría en que Thranduil el gran rey hiciera honor a su palabra ni aunque fuera el fin de los días- dijo cada vez alzando más y más la voz- ¡Tú!- lo señaló- ¡No tienes honor!

-¡Thorin!

El nombrado se giró para encontrarse con quien menos se esperaba.

-Eyra...- susurró su nombre mirándola asombrado.

Vestía un elegante vestido élfico de tirantes, dejando los hombros al descubierto y luego uniéndose una pequeña parte a la zona superior de su brazo. Tenía un dibujo en la parte delante del vestido. El delicado vestido tenía distintos colores, y todos le favorecían a ella. Thorin la miraba embobado, por un momento a Thorin se le había olvidado cómo hablar. Sólo podía admirar su hermosa figura con aquel bello vestido. Se fijó en su peinado, su cabello rubio estaba suelto, cayendo en hondas sobre su espalda, las trenzas de Kili seguían en su sitio al igual que las que él le había hecho. 

Corrió hasta llegar a él para inclinarse un poco y abrazarlo, el rey enano al principio no supo reaccionar, estaba paralizado y finalmente la rodeó con sus musculosos brazos, dejando una de sus manos sobre la nuca de ella, atrayéndola más. Thorin cerró los ojos disfrutando del momento. En ese momento sintió como volvía a respirar con tranquilidad y serenidad pues el no saber si ella estaba bien o no hacía que le faltara la respiración.

Thranduil sonrió de lado, una idea había llegado a su cabeza y la llevaría a cabo para conseguir lo que quería.

-¿Cómo te has escapado de la habitación? Tenía varios guardias custodiando.

Deshicieron el abrazo para enfrentar al rey elfo, ambos mirándolo con rabia en sus ojos.

-No puedes encerrarme- escupió ella.

Thorin ardía de rabia al pensar en que ese rey elfo la había encerrado como si fuese una criminal.

-Esas trenzas...- el rey enano se acercó a ella- te ordené quitártelas- apretó los labios.

-Sí, lo ordenaste, pero no lo haré- dijo alzando la cabeza, desafiante.

Las enormes puertas se abrieron mostrando a un Legolas con el semblante molesto y a su hermano Jensen con los brazos cruzados. Thranduil volvió a sonreír, su plan iba a funcionar a la perfección.

-¿Quién te hizo esas trenzas?- preguntó el rey mirándola.

-Amigos- dijo ella rápidamente.

-¿Quién te las hizo?- insistió.

-No lo entiendo, ¿por qué son tan importantes las trenzas?- llevó su mano al puente de su nariz.

-¿No lo sabes?- lo miró confundida- Veo que no... Cuando un enano trenza a una mujer la está cortejando, así que quien te hiciese esas trenzas tenía otras intenciones contigo.

My Inmortal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora