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"Entre tanto espacio, entre tanta gente, coincidir y conectar..."

1.436 días atrás (3 años y 11 meses aprox)

Ciudad de Seattle, Estado de Washington, Estados Unidos.

Habíamos quedado de hablar para juntarnos a comer algo algún día aquí en la ciudad. No fueron planes muy serios, pues ella tiene que hacer sus cosas y yo también. Un nuevo año en la Universidad comienza para ambos, y aunque quisiera negarlo, pienso muy seguido en ella. Pienso en sus ojos, y la forma en que sonreía. Tengo muchas ganas de verla, pero a pesar de que durante los últimos tres días le mandé algunos mensajes, no obtuve respuesta alguna.

Mientras almuerzo en la cafetería de la universidad, diviso a Simon que camina hasta llegar a la fila para pagar la comida. Nuestro amigo Francisco está sentado al otro lado de la mesa, y me habla sobre un destacado Economista que realizó un estudio sobre la materia que estamos pasando en clases. No le presto mucha atención, pues mis ojos se desvían a mi teléfono que está encima de la mesa. Solo quiero que se ilumine la pantalla avisándome que ella respondió mis mensajes. Pero parece que se la tragó la tierra.

Vuelvo a la realidad cuando Francisco me patea la pantorrilla por debajo de la mesa.

—¿Me estás escuchando? Joder, Alexcito, normalmente eres distraído, pero hoy te pasas.

—No me digas así, pesado —le digo con fastidio.

—No te diría así si me pusieras atención, bro.

Francisco tiene 23 años, igual que yo. Tiene pelo negro y ojos café claro. Tanto él como su familia son de decendencia Afroamericana, y viven aquí en Estados Unidos desde que él nació. Es sin duda un gran amigo, y nuestras familias se llevan muy bien.

—¿Ya están discutiendo? Ustedes parecen un matrimonio de viejos refunfuñones —dice Simon sentándose en la mesa junto a mí.

—Es que Alex me rompe el corazón. No me escucha y no puedo ser yo el que siempre lo dé todo en esta relación porque...

—¡Deja de hablar estupideces! —exclamo entre risas, tirándole una papa frita justo en su rostro—. Ni en sueños tendrías la oportunidad de estar conmigo, idiota.

—Uy, golpe bajo —comenta Simon riendo.

—No me hagas llorar, Alexcito —dice Francisco—. Oye, Simon, ¿cómo te fue en el examen de Marketing Internacional?

Simon está un año más arriba que nosotros, por lo que solo le quedan algunos exámenes que dar y luego debe dar su Trabajo de Fin de curso —también llamado Tesis—, para estar listo. A Francisco y a mí, en cambio, nos queda un año completo de materia y exámenes aún.

Francisco y mi hermano conversan sobre los detalles de la asignatura en cuestión cuando vibra mi celular. Lo tomo casi sin esperanzas pesando que es mi padre, pero cuando veo el nombre de ella en la pantalla no puedo evitar emocionarme. Es una llamada, y no nos habíamos llamado hasta ahora.

—¿Sí? —digo al contestar casi de inmediato.

Sin embargo, no escucho nada al otro lado de la línea. Miro la pantalla creyendo que la llamada terminó, pero compruebo que sigue.

—¿Aló? —insisto.

Escucho una respiración agitada pero no dice nada.

—Puedo escucharte respirar... ¿Estás bien?

Pasan unos segundos en que creo escuchar unos sollozos, pero no estoy seguro.

—Alex —dice al fin casi susurrando—. Es que no quiero... no quiero molestar...

Olvidado Amor (en pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora