-1.404 (Parte 1)

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1.404 días atrás.

«Tengo novia». Esa dije que era la explicación. Mi madre me insistió una y otra vez en que quiere conocerla. Y también en que no debo traerla a casa si estamos los dos solos.

Tengo 23 años y para la gente de mi edad es normal tener novia y hacer las cosas típicas que hacen los novios. Pero en mi casa existe una especie de regla en donde debemos actuar responsable y respetuosamente. Eso incluye que Simon y yo traigamos a nuestras novias solo si hay alguien más en casa. Mi hermano encuentra que esta regla es estúpida, pues si quieren evitar que hagan cosas de adultos... él dice que las harán igual pero en otro lugar.

Volviendo al tema, ¿novia, yo? Si con suerte he dado unos pocos besos a lo largo de mi vida...

—¿Estás bien? —pregunta Francisco en un tono bajito—. Te ves como si estuvieras en cualquier lugar menos aquí.

—Si —contesto—. Estoy bien.

Vuelvo a poner atención al pizarrón pero hay muchas fórmulas escritas que no entiendo. Maldición, esto me pasa por distraerme y no poner atención al profesor y la clase. Es que por mucho que quiera, ella está en mi mente la mayor parte del día. Y más aún teniendo en cuenta el aprieto en el que me metí al no decir la verdad a mis padres.

—¿Sigue en pie lo de tocar en el pub el viernes, cierto? —quiere saber mi amigo.

—Si —contesto haciendo un gesto con la mano para que se calle—. Pero deja que me concentre en esto —digo refiriéndome a la clase.

—Claro, ahora quieres poner atención —se burla—. Aunque yo sé tú secreto —susurra.

La clase ya no es importante. ¡¿Sabe de mi secreto escondido en el sótano?!

—¿Mi secreto?

Nos miramos mutuamente un momento, su rostro serio e inexpresivo. Me está poniendo nervioso.

—Tienes novia... —explica como si fuera obvio—, y estás enamoradísimo. Es decir, ¡mírate la cara!

Esto último lo dice fuerte, y se escucha por toda la sala de clases.

—¿Están entretenidos ustedes dos con su conversación? Si gustan pueden ir a charlar afuera, pero no interrumpan mi clase, caballeros —dice el profesor con molestia en su tono de voz.

—Lo siento, Señor.

—Si, nos quedaremos callados ahora —responde Francisco.

Nos quedamos el resto de la hora en silencio, pero las fórmulas que explica el profesor no captan mi atención. Salimos luego de que se terminara la clase, y caminamos hasta mi auto. No puedo creer que mi hermano le contó a Francisco. ¿Dónde queda la lealtad entre hermanos? Claramente se la metió por el...

—Hey, ¿quién es esa preciosidad apoyada en tu auto? —quiere saber Francisco cuando nos acercamos.

Es ella. Está apoyada en el lado derecho del auto mientras escribe algo en su celular. Mierda. Se me olvidó que debíamos encontrarnos aquí para irnos juntos a casa.

—Eh...

Antes de que diga nada, Francisco se adelanta y avanza a paso rápido hasta llegar a su lado. Ella lo mira, y ladea la cabeza, divertida del lenguaje corporal de mi amigo que indica que está en modo ''coquetón''.

—Hola. ¿Qué tal? ¿Necesitas un aventón? —pregunta Francisco, con tono seductor.

—Hola —responde ella con una sonrisa amable—. No, gracias. Estoy esperando a un ami...

Olvidado Amor (en pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora