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''Somehow we end up on the same side. And you wouldn't think that we'd be alright. Even our eyes are different colors, but we see fine''.  Why, Sabrina Carpenter.

Llevamos 13 días viviendo en el departamento de Francisco, quien nos ha estado apoyando sin parar.

Sí, mi madre es una gran persona. La amo, es una de las personas más importantes para mi. Sí, es solidaria, su corazón es precioso, ayuda sin esperar nada a cambio... pero también es muy orgullosa.

Sé que a estas alturas debe haberse dado cuenta que la cagó y que cometió un error. No he hablado con ella en todo este tiempo. Mi padre me ha mandado mensajes preguntándome cómo estamos —sí, estamos—, pero he contestado solo unos pocos. Simon me llamó hace unos días diciéndome que si necesitamos algo no dudemos en contar con él. Bueno, al menos un miembro de mi familia se preocupa verdaderamente por nosotros. No entiendo esto, me parece más que estúpido.

Es increíble a veces cómo afecta el orgullo en las personas, ¿no es cierto?. A ocasiones ayuda, porque no está bien dejarse pisotear o que te traten mal. En un caso como ese, mantener tu orgullo intacto es algo bueno. Pero en una situación contraria, como la de mi madre, resulta... simplemente increíble. El orgullo puede hacerte perder a las personas que amas. Hay que tener mucho cuidado. ¿Qué estás dispuesto a perder a costa de tu orgullo?

Pero bueno, la vida debe seguir, ¿no?. Esta vez yo no pienso dar mi brazo a torcer, no cuando son mis padres los que están actuando mal.

A propósito de que la vida sigue... ella continúa esperando la respuesta de la revista People, que debería llegar cualquiera de estos días. Eso significaría más ingresos, lo que es bueno. Hicimos un concierto con la banda Touche le ciel la semana pasada, y el bar estuvo llenísimo. Nos sirvió para desconectarnos un rato y olvidarnos de lo malo.

Ahora ella y yo estamos en un café en nuestra hora de descanso. Afortunadamente logramos ambos conseguir un trabajo de medio tiempo atendiendo un café en el centro de la ciudad para costearnos nuestros gastos —a pesar de que Francisco insiste en que no es necesario y que él puede ayudarnos—, y el resto del día lo pasamos en la Universidad en nuestras clases.

—No me gusta ser la razón por la que tu familia está enojada contigo. No es justo.

—Eso no importa ahora —digo restándole importancia—.  ¿Qué quieres hacer esta noche?

—Solo quiero dormir. Unas... 20 horas de ser posible. Estoy muerta —comenta, estirando su espalda.

—Yo también, y ya se nos acabó el descanso. ¿Quieres comer algo más?

—No, estoy bien, gracias.

Nos paramos de donde estábamos descansando un rato, pero cuando voy a entrar al café para continuar el turno, ella me para.

—Hey, Alex...

—¿Si?

En vez de decirme algo, como pensé que haría, se acerca y me da un beso corto en los labios.

—Solo por si no lo sabías... me gustas mucho.

Luego, entra a paso rápido al lugar, sin dejarme reaccionar ni dar respuesta alguna a sus palabras. Cuando entro también, la encuentro al lado de la máquina de jugos naturales, limpiando. Camino hasta donde está y me acerco lo suficiente para susurrar en su oído:

—Tú también me gustas mucho, Ma belle.

Sonríe y sigue haciendo su trabajo. Yo también vuelvo a lo que me corresponde.

Olvidado Amor (en pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora