Intermedio V

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Llevar una maleta y ganar dinero con ello ¿Podía el mundo estar más loco?

El simple hecho de mover un objeto, algo pesado, de una parte de la ciudad hasta que estaba a dos horas sin mirar el contenido le darían 3000 créditos ¿Por qué algo tan fácil sería un reto negro?

La hora que pasó en el tren vigilando el paquete fue una verdadera tortura porque de por sí era una persona muy curiosa y muchas veces se vio tentado a juguetear con el cierre, es más no tenía que abrir el maletín del todo para ver qué había, con su cámara del móvil y el flash bastaría para terminar con esa duda que carcomía su cabeza ¿Cómo podría Simon enterarse?

Dudó demasiado y perdió el tiempo en ello así que cuando se bajó en la estación indicada y tomó el bus de la ruta que le llevaba a un barrio residencial no pudo hacer otra cosa que seguir vigilando la maleta por casi una hora más. Bajó del transporte al atardecer, cerca de un parque bonito que le recordaba al de su infancia y caminó por él buscando una ubicación propicia para dejar la valija. No tardó mucho en encontrar un grupo de árboles con la hierba del alrededor más crecida, signo de que no era muy cuidada y poco frecuentada, decidió dejarla en medio de manera casual mirando por última vez esa enorme caja de tela gruesa y pesada.

Tal vez se quedaría con la duda de por vida, pero disfrutaría su recompensa.

Tomó la foto como prueba antes de volver por otro camino a la parada de autobus.

Tomó la foto como prueba antes de volver por otro camino a la parada de autobus

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"Ya estoy en el taxi camino a casa."

Fue lo que escribió con ayuda del corrector al cerdo y su asqueroso novio entre lágrimas.

¿Por qué él no podía tener algo así? ¿Por qué su vida tenía que ser una mierda? ¿Por qué no podía ser amado, tener una familia y un novio que lo quiera? ¿Había algo mal en él?

Su respuesta fue un rotundo sí en su cabeza. Claro que había algo mal con él, todo estaba mal. Desde su concepción, un niño no deseado, una personalidad de mierda, un sentimiento de inferioridad que lo peleaba con todo ser vivo que le rodeaba y el sentirse la peor basura del mundo que no merecía ni la más mínima muestra de afecto aunque fuera por lástima. Pero la quería, anhelaba sentir esa sonrisa genuina que se le marcaba a Yuuri cuando Viktor le abrazaba o tener esas largas pláticas que mantenían ellos sobre cualquier tema sin cansarse jamás, ver a los ojos a alguien y tener esa complicidad única que veía en ellos. Los odiaba pero secretamente admiraba su relación tan estable.

Mientras tanto él se encontraba ahogado en lágrimas con el sabor a semen aún picando en su lengua y un poco más de dinero en el bolsillo.

No había manera de humillarse más.

El sonido del nombre de la novia de Otabek pronunciado en el momento cumbre del orgasmo aún retumbaba en sus oídos con la misma intensidad con la que fue dicha y el sólo recordarlo le rompía un poco más ¿Había sido intencional o sólo mero reflejo del kazajo? Darle vueltas al asunto le dolía más aún y realmente no quería conocer la respuesta porque cualquiera de las dos opciones le lastimaban.

Simon Says [OtaYuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora