Saymon Says be a postman II

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Yuri tiró su teléfono y empezó a temblar de manera incontrolable.

Para Otabek, todo lo que estaba pasando en tan poco tiempo no tenía sentido. El rubio se había caído de rodillas con ojos desorbitados, su piel naturalmente pálida había tomado un enfermizo color blanco. La música alegre de fondo no hacía más que agregar incomodidad al ambiente. El kazajo se sentó cerca del cuerpo del chico que había empezado a hiperventilar, asustado por su respiración irregular lo cargó como pudo para sentarlo en la cama.

Yuri por su parte aún sentía que todo a su alrededor daba vueltas, su estómago se revolvía de sólo pensar en la caja al lado de su cama y de todas las noticias que había visto hasta entonces de los cuerpos mutilados encontrados en diferentes puntos de la ciudad.

¿Podía haber algo así ahí dentro? ¿Podía haber algo de Pichit? Sus manos jalaron sus cabellos con desesperación como una manera de tratar de calmar las enormes ganas que tenía de gritar y llorar, el pánico se estaba apoderando de su cuerpo y ni el sonido de la puerta cerrándose lo distrajo de todas las ideas que había en su cabeza. En algún momento el dolor de su cuero cabelludo no bastó para parar sus ganas de vomitar y con desesperación llevó sus uñas a sus brazos, tiró de las vendas sin tener real conciencia de sus movimientos hasta que sintió el agradable dolor que provocaron sus uñas rascando los hilos que juntaba su piel lastimada. La sangre empezó a brotar de nuevo, varios puntos se salieron dejando que la carne se abriera con facilidad ante la fricción de sus dedos sobre ellas. Por segunda vez, Yuri comprobó lo relajante que se sentía dejar que el dolor y confusión de su alma se plasmaran en su cuerpo.

— ¡Hey, no! ¡Yuri, Joder!. — escuchó como a lo lejos antes de que sus manos fueran sujetadas con fuerza, sólo en ese momento pudo levantar la vista de sus piernas para ver a la cara a un Otabek notablemente horrorizado con un tinte de preocupación evidente en cada una de sus facciones.

— Beka... — marcó las palabras en sus labios como si le gustara pronunciar aquellas letras juntas nuevamente. — ¿querías ver qué había bajo las vendas? ¿Te gustan? ¿Son bonitas? — preguntó con una sonrisita que aparecía en sus labios pero no llegaba a sus ojos que parecían muertos.

— Yura, no... — la risa estruendosa del menor lo interrumpió y puso incómodo. El moreno tomó rápidamente las vendas del piso para presionarlas en las heridas tratando de disminuir el sangrado, mientras agradecía el volumen de la música de la fiesta de su hermana y esperaba que las carcajadas del chico no se escucharan fuera de la habitación.

Ató como pudo las telas sucias sobre las heridas, tal vez haciendo más presión de la necesaria pero definitivamente la risa lo descolocaba y no dejaba que se concentrase lo suficiente, además esos ojos fijos en la nada le crispaban los nervios. Pero tampoco entendía bien por qué Yuri había colapsado de esa manera. Se sintió aún más culpable de lo que ya estaba pensando en ser parte de las causas del estado actual del muchacho, por lo que no se le ocurrió mejor idea que abrazarlo con fuerza mientras se debatía entre salir con Yuri o llamar una ambulancia. Cualquiera de las dos opciones arruinarían la fiesta de su hermana además de llamar la atención de toda la gente ¿Pero tenía alguna opción? Para ese momento de los ojos tristes del ruso ya caía un riachuelo de lágrimas que contrastaba con la sonrisa de sus labios.

— Yura, por favor, tienes que calmarte ¿si? Pichit estará bien, seguramente lo vamos a encontrar. No puede ir demasiado lejos y mucha gente ya ha visto su rostro así que será fácil rastrearlo. — Pero el menor no reaccionaba, la risa ya había parado felizmente y el nuevo mutismo no disminuyó para nada la atmósfera que se respiraba.

Otabek se puso aún más nervioso cuando sintió su camiseta algo húmeda, no por las lágrimas sino por el líquido viscoso que había empapado casi por completo las vendas y traspasado hasta hacer una gran mancha en su camisa. Definitivamente no podía esperar a que la fiesta terminara o que el abuelo de Yuri subiera, ni siquiera era una opción llamar a su madre, serían demasiadas preguntas que contestar.

Altin tomó al rubio para cargarlo con cuidado fuera de la habitación. Bajar las escaleras y escabullirse por la cocina hacia la puerta trasera fue una verdadera odisea, considerando claro las sospechosas manchas de sangre, la cara arañada y el pelo alborotado del chico medio inconsciente a quien tenía en brazos. Lo peor fue tener que abrir el garaje para tomar prestado el auto de su madre, no era una opción usar una motocicleta con una persona inconsciente como copiloto. Lo metió en el auto y aseguró con el cinturón antes de dar la vuelta para conducir. Gracias a la hora, las calles estaban lo suficientemente vacías como para llegar a emergencia rápidamente, donde internó al chico antes para después sentarse en la sala de espera a pensar alguna escusa para su familia y el señor Nikolai que a esas alturas debía estar preguntándose dónde se había metido su nieto.

++

Yuri despertó desorientado y con un dolor punzante en la cabeza, la boca amarga y seca y los ojos nublados. Solo y confuso en una habitación con olor a desinfectante. Había algunas voces a los lados que sonaban tan lejanas pero mientras su mente se iba aclarando se fueron acercando hasta que pudo mover su vista y encontrarse con los ojos de su ex mejor amigo clavados en los suyos mientras escuchaba atentamente a un médico que parecía atenderlo.

Tenía muy poca fuerza como para mover sus labios y su garganta rasposa tampoco parecía ayudar, sus manos también se negaron a obedecerle y por dentro se sintió idiota y un poco molesto por su condición. Aún medio adormilado trató de ubicarse al mismo tiempo que una enfermera le tomaba el pulso y anotaba sus signos vitales en su tablilla.

Tal vez se hubiera quedado dormido nuevamente si no fuera porque sintió la camilla hundirse y una voz varonil llamándolo.

— Yura, pensé que tardarías más en despertar. Tuvieron que sedarte luego de intentar golpear al médico y la enfermera que te estaban cociendo otra vez las muñecas. — El rubio lo miró de reojo antes de volver su rostro hasta el techo. Pero no pudo ignorar el vaso de agua que el kazajo puso a su disposición con una pajilla, hubiera querido seguir ignorándolo pero no podía rechazar la invitación a tener algo de voz nuevamente así que tomó el extremo con los labios y empezó a sorber con ganas. — Le dije a tu abuelo que te quedarías conmigo esta noche, supuse que no querías que tu abuelo te vea en ese estado, o tener que explicar qué había pasado en tus muñecas.

— Gracias... — fue todo lo que sus cuerdas vocales pudieron producir, aunque no reconoció su voz en absoluto.

— Espero que te sientas mejor, porque los agentes no tardarán en llegar para un interrogatorio de emergencia. — Yuri le miró con la duda en las pupilas, negándose a volver a hablar. — El señor Nikiforov llamó, dijo que Pichit salió en libertad condicional, tenía que llevar una tobillera con GPS para evitar que saliera del país de alguna manera, pero la señal dejó de emitirse cerca de su casa, justo a la vuelta del supermercado. Sé que no es momento para que declares, pero no puedo hacer mucho para que te dejen en paz, mientras antes hagas esto más rápido se irán y te dejarán en paz... a menos que quieran registrar tu casa también.

El corazón de Yuri volvió a latir con fuerza, olvidando su estado medio zombie y sus doloridas manos, se sentó con rapidez mirando con temor al kazajo de su lado.

— Mierda... — logró decir con voz alta, demasiado rasposa para sonar cálida como siempre. — La caja...

++

Holi

Disculpen la demora 

¿Vieron ese precioso teaser? A Viktoru picioso de verde ... AAAH el fandom revivio!! estoy super feliz, tengo la esperanza renovada 

A esperar la película!!

Gracias por leer, estaré actualizando pronto. 

Estoy pensando en hacer un OS de The Untamed, les gustaría?


Simon Says [OtaYuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora