Simon Says have sex I

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El reto era fácil por donde se viera, no tenía que lidiar, demasiado, con la presión de la moralidad acerca de esto. Realmente no representaba un gran problema el grabar un video sexual y enviarlo, el verdadero problema residía en la cinta misma. No se caracterizaba por ser un consumidor de porno, pero el hecho de tener un metraje de su crush teniendo sexo con él estaba por encima de cualquier fantasía sexual que hubiera tenido alguna vez.

La mañana siguiente, mientras tomaba un café barato que había robado de la sala de maestros, donde el café era gratis (obviamente nadie pagaría ni una mierda por eso), reunía valor y preparaba un discurso casual, pero directo porque odiaba ir con rodeos, para decirle a su mejor amigo que se lo cogiera. Y la verdad le estaba yendo muy mal, lamentó el no haber aprovechado el curso de oratoria e improvisación que le había pagado su abuelo cuando tenía 10 años, aunque tampoco estaba muy seguro de si le iba a servir para pedir sexo.

Salió de la facultad de arte a paso lento, arrastrando sus botines con tachas por las baldosas tratando de dilatar lo más que podía el tiempo antes de ver a Otabek. Ambos habían quedado en reunirse en la cafetería, porque la matriarca Altin le había enviado el almuerzo para ahorrarse así un poco de dinero y su queridísimo hijo se lo tenía que entregar. Tomó el camino más largo sólo para retrasar aún más su llegada e ignoró las llamadas de su amigo hasta que, sin poder aguantar el hambre ni a los compañeros del kazajo que le habían informado que éste le buscaba desde hace rato en la cafetería, llegó a la cafetería.

Ubicar a su amigo no fue nada difícil porque estaba sentado junto con su novia y el grupo de amigas de esta junto a sus novios, todo tan cliché. Quiso dar media vuelta, tomar el tren a casa y comer comida de gato porque prefería eso a acercarse a ese grupo, pero la voz de la única rubia ahí se dejó escuchar fuerte y claro en todo el comedor mientras ésta movía su brazo y le sonreía gentilmente.Con un suspiro de resignación caminó los pocos metros hasta ellos.

— Uhmm, hola. — saludó en un susurro y se sentó apresuradamente junto a su mejor amigo, y única persona que conocía ahí. Evidentemente, hacer amigos no era realmente lo suyo, de hecho sólo podía contar a Otabek y a su jefe (esto era demasiado vergonzoso de admitir), como amigos, ni siquiera podía pensar en conocidos, su vida era realmente un poco mierda en ese sentido y en otros muchos más. Se sintió peor cuando los comentarios se dirigieron hacia él y no pudo responder con las mismas groserías con las que lo haría a cualquier otra persona, todo porque era "el amigo de Otabek" y haría quedar mal al chico ante su novia y grupo social. Se limitó a fruncir el ceño y mirar con especial atención las manchas de la mesa.

— Aquí tienes. — el kazajo le pasó un recipiente que interrumpió sus pensamientos acerca del tipo de salsa eran esas y hace cuanto que estaba en el mueble. Tomó el estuche de cubiertos que su amigo le ofrecía pero estos inmediatamente cayeron al piso muy cerca a los zapatos de Val, quien amablemente los recogió y se los tendió con una sonrisa, con un muy leve gracias casi se los arrancó de la mano y se obligó a sí mismo a tararear mentalmente.

El otro problema, y el mayor realmente,era el remordimiento que le causaba estar tan cerca de una persona a quien había estado a punto de matar y el tener que guardar el secreto, porque estaba casi seguro que si él no aceptaba, el reto llegaría a otro jugador y a otro si es que el anterior no aceptaba. Básicamente era un "esa compa ya está muerta, nomás no le han avisado" y no quería ser él quien soltara el chisme. Primero porque no sabía si eso iba contra las reglas de Simon y en segundo lugar, por horrible que sonara, se quería deshacer de ella y esa sería una forma definitiva, ¿qué podía hacer? No era un personaje de manga shoujo dulce, puro e inocente como parecía ser Valery.

He ahí por qué no quería ni verla, eso y el hecho de ver a Otabek feliz abrazando a su novia frente a toda la universidad, luciendo orgulloso de ella y eso le quitó por completo el apetito.

Simon Says [OtaYuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora