Simon says cut your wrist

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*Este capítulo contiene escenas de autolesión explícitas, se recomienda discreción*

Por más que trató, no pudo consigo mismo, su preocupación le ganó a su orgullo y terminó esperando apoyado en el lavabo después de despedirse de Giacometti. Realmente no tenía intenciones de interactuar mucho con el kazajo, sólo quería asegurarse de que estuviera bien, aunque era obvio que no lo estaría.

Tal vez se ganaría un golpe por tratar de ser buena persona, pero simplemente imaginarse en la situación del moreno ablandaba un poco su corazón herido. Mientras las arcadas continuaban en el único cubículo cerrado se sintió mal por él, para nadie debe ser fácil ver el cadáver descuartizado del amor de tu vida y menos aún ser visto como un sospechoso.

— Ugh... — Escuchó el picaporte y luego la puerta se abrió dando paso al demacrado ser en el que se había convertido Altin. El tono verdoso de su piel sumado a sus ojeras y el temblor de sus manos demostraron su teoría. Sus miradas se cruzaron por unos segundos mientras el kazajo avanzaba lentamente hacia uno de los lavaderos desocupados.

— Lo lamento... — Dijo después de un rato escuchando al otro chico beber el agua que salía del grifo. Huyó de la nueva mirada del kazajo avergonzado por sus palabras. — Pero sé que no fuiste tú, realmente debes estar pasándola mal y hmm, lo siento. Fui injusto contigo y con... ella, pero de verdad yo no difundí el video, sólo quise grabarlo porque... quería conservar un recuerdo. — Maldición, eso estaba siendo aún más vergonzoso de lo que se había previsto. Decidió que era momento de callar cuando recibió más que una mirada incómoda de parte del pelinegro.

Se quedó en silencio por un momento más a su lado sin saber qué hacer, solamente tamborileando sus dedos sobre la superficie de cerámica de los lavabos.

— También sé que no lo hiciste... — contestó Altin cuando ya estaba por marcharse, aún se veía muy mal pero suponía que estaba en todo su derecho. — Eres un hijo de puta egoísta y orgulloso, pero sé que jamás matarías a alguien... no quiero hablar contigo, necesito estar solo.

Y sin más el mayor salió.

Yuri permaneció un tiempo más en el baño tratando de calmar sus nervios, cuando se sintió más fuerte siguió los pasos de Otabek. Llegó a la recepción donde tuvo que firmar un documento sobre su declaración y dejó sus datos como medida protocolar y se dirigió a la puerta donde llegaban dos patrullas. Los policías bajaron rápidamente para sacar a alguien del asiento trasero.

— ¿Pi...Pichi? — dijo desde su sitio, petrificado viendo como el tailandés salía con las manos esposadas tras de sí. – ¡Hey, Pichit! — gritó llamando la atención de su ex compañero de trabajo.

— Yurio... ¡Yurio! Yo... no fui yo. — el mayor tenía el rostro surcado de lágrimas y su tradicional sonrisa se había borrado de su cara dejándolo vulnerable y desesperado. — Fue Simon... ¡sólo hice lo que me pidió Simon!

 ¡sólo hice lo que me pidió Simon!

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Simon Says [OtaYuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora