– Es cáncer – dejó caer su cabeza sobre la mesa, era la tercera vez que se lo decían, no había sorpresa – pero lo hemos detectado a tiempo, está encapsulado aún y hay una manera retirarlo – Yuri levantó la vista hacia el médico que veía con atención la resonancia magnética que tenía reproduciéndose en su computadora – podemos iniciar con radioterapia para disminuir el tamaño del tumor y en tres meses podemos realizar una cirugía, como será más pequeño podemos usar laparoscopía y no será demasiado invasivo.
La esperanza volvió a sus ojos, aquella que le había abandonado cuando le dieron la noticia por primera vez. Miró a su abuelo quien estaba muy calmado a su lado, pero sonriente ante la noticia.
– ¿Y esa será una cura definitiva? – quería ser optimista como cualquier persona en su lugar, pero mejor enterarse de cualquier riesgo y no verse desilusionado, así dolería menos ¿Verdad?
– Hay una probabilidad de que el cáncer vuelva, pero es muy baja y si sigue las indicaciones y mejora su estilo de vida esa probabilidad es aún menor. Es cuestión de obtener buenos hábitos y sobre todo – la mirada dura del doctor se clavó en su abuelo – debe dejar de fumar, no es un pedido, es una obligación, si no lo deja todo el tratamiento va a fracasar.
– Pero no es cáncer a los pulmones ¿Verdad? – dijo con burla el señor Nikolai buscando en su bolsillo la cajetilla que Yuri sacó con rapidez.
– Olvídalo, desde hoy no habrá ningún cigarrillo más para ti.
– El tabaco puede inducir a cualquier tipo de cáncer, señor Plisetsky, hágale caso a su nieto y cuide más de usted – el rubio, con una extraña puntería nada propia, lanzó los cigarrillos a uno de los tachos del consultorio, que habían tres, tal vez era para reciclar, de todas maneras metió aquella caja en el de bolsa negra – el seguro que tiene usted cubre las radioterapias y consultas, pero me temo que la cirugía sí deben financiarla ustedes y no será muy barata.
Por cada noticia buena siempre viene algo mal y por algún motivo siempre ese "algo mal" en su vida era referente al tema financiero. El Plisetsky menor bufó algo molesto.
La consulta no se alargó demasiado y pronto ya estaban en la calle, esperando el autobús que los dejaría cerca a su casa. Su abuelo movía su pierna insistentemente, ansias por un poco de tabaco al parecer, décadas de aquel vicio serían difíciles de superar.
Se sentaron en una pequeña banca sin decir nada. Yuri sabía qué pasaba por la mente del mayor, pero no quiso romper el silencio y prefirió acomodarse en su hombro.
– Yuratchka...
– No empieces con tus cosas de anciano, ya me arreglaré yo para conseguir el dinero. Sólo ve a las malditas terapias y no compres ni un jodido cigarro más en tu vida – la risa gruesa calentó su corazón e hizo que algunas lágrimas se desbordaran de sus ojos, estaba tan feliz de tener aunque sea una esperanza a la cual aferrarse con la poca fe que ya le quedaba – eres el único que me queda abuelito... No te puedes ir todavía.
– No me iré Yuratchka... – su mano grande y cálida acariciaba sus claros cabellos retirando algunos mechones de su rostro pálido, sonreía con ternura viendo una vez más los hermosos rasgos de su nieto, se parecía tanto a su esposa y también a su hija, no solo había heredado de ellas esos hermosos ojos y su cabello sino la determinación de llevar a cabo muchas cosas aunque fuera casi imposible – No me iré al menos hasta verte graduado de la universidad, al menos tienes que tener de dónde vivir. No podrás cobrar de mi jubilación, jovencito – dejó salir una fuerte carcajada mientras despeinaba al menor haciéndolo gruñir en el proceso.
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Simon Says [OtaYuri]
Mystery / Thriller"Simon dice que entres" Yuri Plisetsky tiene tres meses para conseguir suficiente dinero para la operación de su abuelo y se aferra a una leyenda urbana llamada Simon Says, una aplicación que solo unos pocos pueden encontrar... pero una vez que la...