28. ST. MUNGO'S HOSPITAL

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Hospital San Mungo▬▬▬▬▬▬

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Hospital San Mungo
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31 julio 1980


Con la noticia que Pandora estaba embarazada la alegría había vuelto plenamente a la casa de los Potter, James se la pasaba mimando, consintiendo y cumpliendo todos los caprichos de la pelirroja. Su vientre había crecido a una rapidez descomunal, y ni hablar de los dolores de espalda que eso le traía, las pociones le habían ayudado mucho pero el dolor seguía ahí; además se habían enterado que no sólo iban a tener un bebé, serían gemelas.

Aunque no todo era bueno, los padres de Lily habían muerto en un accidente automovilístico, Circe y Sirius tenían algunos problemas en su relación por lo que su boda se había aplazado, Remus seguía sin poder encontrar un buen trabajo pues su licantropía espantaba a la mayoría y se decía que había alguien de la Orden que le pasaba información a Voldemort. Todo era muy distinto a diferencia de un par de años atras, había muchas mas criaturas del lado de los mortifagos, parecía que hasta el clima estaba cambiando y los ataques y desapariciones aumentaban cada día más. 

James y Pandora estaban impacientes, sus gemelas podrían nacer en cualquier momento y ciertamente aun no se sentían lo suficientemente listos para tener a dos bebés, pero seamos realistas ¿quién lo estaría? Así que se dedicaron a esperar el momento en el que Pandora rompiera fuente para poder llevarla de inmediato a San Mungo. Pensaron que serían los primeros, pero recibieron una carta la noche del 29 de julio en donde Morfeo les avisaba que sus gemelas habían nacido y a la mañana siguiente se enteraron que Alice y Frank Longbottom habían tenido a su pequeño Neville.  

Estaban nerviosos, James solía hablar con las bebes por las noches pero parecía que en aquella en especial se habían emocionado; la pequeña Acacia y la pequeña Hayley se movían en el vientre de su madre causándole algunos espasmos. Se fueron a dormir como normalmente lo hacían, pero Pandora despertó mucho antes del amanecer; había mojado la cama y había sentido algunos leves colicos

—James— llamó a su esposo —¡James!

El azabache despertó asustado y tomó su varita de debajo de su almohada por instinto, se giró hacia la pelirroja que se encontraba de pie, pálida y con su camisón mojado. 

—Las bebés ya vienen— avisó con nerviosismo 

James abrió mucho los ojos pues no esperaba ser despertado de esa forma, pero terminó por levantarse de la cama y caminar hacia el ropero para sacar ropa limpia para su esposa y la maleta que tenían para ese día. El azabache intentaba controlar sus nervios al ver que Pandora estaba al borde del colapso, la ayudó a cambiarse y por petición de ella le envió una pequeña nota a Sirius para que le avisara a los demás que las gemelas venían en camino. 

James había comprado un auto y con ayuda de algunos hechizos hacia el evaluador logró sacar su carnet de conducir, así que manejó hasta el Hospital San Mungo escuchando las maldiciones de Pandora por las contracciones que empezaban a ser mas fuertes cada vez, la ayudó a bajar del auto y caminaron hasta el enorme almacen en donde un maniquí les permitirá la entrada.

—Mi... Mi esposa va a dar a luz— balbuceo James 

Atravezaron el vidrio rápidamente y fueron a recepción para registrarse, una medimaga había llegado para llevarse a Pandora a una habitación pues no podía mantenerse en pie por las horribles contracciones. Cuando James ingresó a la habitación se encontró con su esposa acostada en la camilla, sudando, lagrimeando y con el pelo revuelto, a un lado se encontraban tres medimagos quienes le pasaban algunas pociones y preparaban las incubadoras para las gemelas.

Fue cuestión de una hora para que las pociones hicieran efecto, ya era hora. Pandora gritaba por el dolor y James no sabía que hacer, trataba de no desmayarse y tranquilizarse; sin embargo, el que su esposa casi le lanzará un crucio argumentando que así sentiría su mismo dolor, no lo ayudaba mucho.

James acariciaba su cabeza y dejaba que la pelirroja apretara su mano cuando las contracciones venían, Pandora se dedicaba a pujar y gritar y el medimago se encontraba entre sus piernas esperando a que la primera pequeña saliera.

—¡Esta coronando!— avisó el hombre alertando a los demás —¡Ya viene la primera!

—Tu puedes cariño— alentó James en un hilo de voz

Pandora gritó mientras se esforzaba en expulsar a su bebé y finalmente lo logró, el llanto de la niña inundó la habitación. James se giró hacia su esposa quien sonreía mientras algunas lágrimas resbalaban de su cara y después dirigió la mirada hacia el doctor; el hombre cortaba el cordón ombilical y le entregaba a la pequeña a una de las enfermeras.

—¡Lo has hecho muy bien, Pandora!— felicitó —Pero aún nos falta otra pequeña. ¡Puja!

Pandora lo volvió a hacer, gritaba y apretaba la mano de su esposo intentando buscar fuerza, estaba cansada y sentía que en cualquier momento se desmayaria. El medimago le pedía que se esforzara un poco más y todo terminaría, tendría a sus gemelas junto a ella y eso fue lo que hizo; pujó hasta que el llanto de la segunda bebé se escuchó.

—¡Es un varón!— dijo el hombre recibiendo al bebé —¡Han tenido mellizos!

James se giró hacia su esposa para dejar un cálido beso en su frente, ambos lloraban y esperaban impacientes a que les dieran a sus pequeños. Un par de segundos después se acercó una medimago con el pequeño en sus brazos y se lo entregó a su madre, segundos después la pequeña llegó a los brazos de su padre.

—Son hermosos— dijo James, enamorándose de sus mellizos

—Son perfectos— concordo Pandora

—¿Cómo se llaman?— preguntó la medimaga

—Acacia y...

—Harry— completó James

—Acacia Euphemia Potter— sonrió la pelirroja mirando a la pequeña —Y Harry James Potter— dijo acariciando al pequeño que tenía en brazos

Un par de horas más tarde la habitación se encontraba con más personas, Sirius y Remus cargaban a sus ahijados con alegría, Morfeo había pasado a visitarlos y Peter les había regalado unos pequeños gorritos para los mellizos.

Eran felices, lástima que la felicidad no es eterna.

Pᴀɴᴅᴏʀᴀ | j. potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora