6. HELP

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La siguiente semana Pandora fue como un fantasma, iba a sus clases y regresaba a su cuarto para llorar hasta quedar dormida, no era extraño que se viera más demacrada.

Si no fuera por James, Sirius y Morfeo que de vez en cuando le daban algunos sandwiches y fruta que robaban de las cocinas, ella no comería absolutamente nada. Pero realmente Pandora no tenía apetito, tampoco tenía ganas de ir a clases o si quiera de vivir.

Sus maestros habían tratado de hablar con ella pero siempre decía que todo estaba bien, que simplemente tenía un resfriado y ellos le creían. Los merodeadores estaban realmente preocupados por ella, sabían que algo había sucedido aquella noche pero no sabían lo que era.

Remus lo sospechaba y aunque deseaba con todas sus ganas que aquello no fuera cierto, los extraños comportamientos de la pelirroja le hacían pensar que el tenía razón. Pandora no sonreía, se mantenía alejada de todos y si por accidente alguien chocaba con ella por los pasillos se paralizaba y sus ojos se cristalizaban

Vivía en una constante agonía, su mente siempre trabajaba en contra de ella devolviéndole a esos instantes de sufrimiento en los que Evan Rosier era el protagonista. Pará su alivio, casi no se encontraba con el Slytherin, o siempre trataba de evitarlo; la última vez que habían intercambiado más de dos palabras fue cuando les toco hacer rondas

Aquella vez fue horrible, el joven había metido su mano por debajo de la falda de la chica pero la profesora McGonagall había llegado antes de que algo malo le sucediera y Pandora pudo huir, desde ese día dejo de hacer sus rondas de perfecta.

Jamás se había sentido tan mediocre como lo sentía ahora, Pandora se culpó durante toda la semana por arreglarse tan bien, por estar fuera de la cama tan tarde, se había culpado por ser mujer y por ser tan estúpida como para no defenderse.

No tenía a nadie con quien hablar, conocía a Sirius, James y Morfeo y sabía que lo primero que harían sería tirar se a golpes contra Rosier y no quería armar un escándalo para que todos se enteraran. También estaba Circe y Regulus, pero sabía que ellos no podían hacer nada pues en este tipo de situaciones se les tenía prohibido intervenir, era algo que los Sangre pura aprendían desde pequeños.

Su hermana también era una opción, pero Lilith no haría más que decirle que Evan podía hacer lo que quisiera con ella. Finalmente estaban los profesores, sabía que le creerían pero sería que todos se enteraran. Pandora estaba sola o al menos así se sentía.

Durante el transcurso de la semana había encontrado un lugar perfecto en el bosque prohibido, era solitario, frío y los árboles dejaban un espacio perfecto para poder dejar pasar algunos rayos de sol. Fue ese viernes por la tarde que al finalizar sus clases decidió ir ahí para escribir un poco, sin embargo, el sueño terminó apoderándose de ella y no despertó hasta tiempo después.

La oscuridad jamás fue algo que Pandora temiera, de hecho le agradaba, le ayudaba a pensar. Con ayuda de su varita ilumino un poco el lugar en el que estaba y se recostó en la húmeda tierra para mirar las estrellas, astronomía era una de sus materias favoritas, fue por eso que no le costó trabajo encontrar algunas constelaciones.

De lejos escucho algunas pisadas y se puso alerta rápidamente, si bien solo podía ser Hagrid, había muchas criaturas que ella desconocía en el Bosque Prohibido. Recogió sus cosas y camino con cuidado hacia el enorme castillo frente a ella cuando se encontró de golpe con Remus Lupin.

Sus piernas fallaron por el susto y el joven Gryffindor se apresuró a sostenerla antes de que cayera al suelo pero ella se alejo en cuanto recuperó el equilibrio.

—Lo lamento— dijo Remus —No quería asustarte. ¿Estás bien?

—Lo estoy— murmuró ella —Pero es tarde y debo regresar a mi sala comun

El chico asintió y ella empezó a caminar para salir del bosque. Pero había algo que carcomia a Remus y está vez no lo dejaría pasar

—¡Pandora!— la llamó —¿Te encuentras bien?

—Ya te he dicho que si, Remus— contestó ella —Me encuentro bien

—Lo digo en serio— dijo —Tal vez no es algo que me incumba pero te he visto muy agobiada

—Tienes razon, no te incumbe

Remus se quedó callado ante la hostilidad de Pandora y ella se maldijo por no pedirle ayuda cuando realmente la necesitaba, pero no sabía que más hacer, así que volvió a girarse y a caminar

—¡Pandora!— la volvió a llamar Remus —Aunque no seamos tan cercanos como lo eres con James y Sirius, sabes que cuentas conmigo ¿verdad?— ella asintió con la cabeza —Y que si necesitas hablar con alguien yo puedo escucharte ¿cierto?

La pelirroja suspiro sintiendo las lágrimas empezar a nublar su vista y el nudo en la garganta anunciarle que el llanto estaba cerca

—Necesito que me ayudes— dijo con la voz cortada —No puedo mas, Remus. Tengo tanto miedo que es frustrante y no quiero vivir así, ayúdame por favor

Remus corrió hacia ella cuando las piernas de Pandora no pudieron sostenerla más y cayó al suelo, el hombre lobo jamás había visto a alguien llorar como ella lo hacía; sus sollozos eran ahogados, las lágrimas caían como cascadas y su respiración era tan irregular que realmente casi no respiraba. Pandora agonizaba, pero no era una agonía física, era una agonía mental

—Rosier te hizo algo malo ¿verdad?— preguntó Remus acariciando su cabello —El abuso de ti...

—Fue mi culpa, yo no debí... No debí— decía entre sollozos —Tal vez si no me hubiera vestido así, el no me hubiera hecho eso

—Tu jamas tendrías la culpa— dijo —El único culpable es ese idiota, nadie tiene el derecho de tocarte si no tiene tu consentimiento

—Pero...

—No te culpes, Dora— la interrumpió Remus —Déjame ayudarte, dejame ser tu apoyo para salir adelante. No estás sola

Y ella empezó a confiar en alguien más, con la esperanza de poder aliviar ese dolor






Pᴀɴᴅᴏʀᴀ | j. potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora