EL PLAN

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CAPITULO 3: EL PLAN

Cuando volvía a la habitación sentí que sonó mi celular y me detuve antes de entrar para ver quién era.

Amelia
Solo quiero desearte que tengas un lindo día

Esto no podía ser cierto, me dije sin saber que pensar de todo esto y preferí ignorar el mensaje. Cuando iba a entrar a la habitación escucho sin querer una conversación que me desgarró el alma.

- Mamá no puedes derrumbarte cuando esté luisa presente, es una promesa que le hicimos a luisita y no podemos romperla.

- Perdóname hija, pero es que no soporto verla así, como quisiera regresar el tiempo y que pudiéramos hacer más por conseguir a Amelia.

- ¿Más mamá? ¿Más de lo que hicimos? Donde no la buscamos, donde no insistimos, es como si se la hubiera tragado la tierra y con ella nuestra Luisi - y se le quebró la voz - daría mi vida por que fuera diferente pero no fue y ahora tenemos que protegerlas de ese pasado triste - y ahora si salieron lágrimas de sus ojos.

- Ay mi Luisi - dijo mi abuela más como una suplica de perdón que de otra cosa.

Yo estaba absorta y no escuché a mi tío Manuel.

- Hija hola, que haces ahí.

- Fui por café, tío.

- Entremos entonces - me dijo pasando sus brazos por mis hombros.

- Hola a mis niñas lindas - les dijo con cariño y las saludó a ambas para luego centrarse en mamá. - ¿Como estás hermanita mayor? - ya mamá se había metido en su mundo y dudo que algo la sacaría de ahí.

Tía María supo que estuve detrás de la puerta y me miro como siempre, diciendo sin hablar que no podía enterarme de nada, madre e hijos empezaron su conversación y yo solo fui donde mamá y la tomé de las manos, ella no cambió su expresión ni quitó la mirada de donde la tenía.

Yo sabia que en el pasado de mamá había algo doloroso que la sacó de este mundo, muchas veces quise averiguarlo y nunca tuve respuestas, todos habían hecho un pacto de silencio el cual tía María se encargaba de cuidar muy bien, incluso cuando sabía que el abuelo Pelayo estaba en sus ultimas horas y quise indagar antes que se fuera no pude, pero no se me va a olvidar jamás que me dijo: " Tu madre no siempre estuvo así, hubo un tiempo que fue la mujer más feliz del mundo y ese es el recuerdo que me llevo de ella, tu eres su viva estampa no solo en su físico sino en su personalidad, aunque cabezotas - se sonrió un poco- tu madre donde sea que viajó está feliz porque está a su lado y su amor es invencible... yo sé que ese amor es lmparable" terminó de hablarme con los ojos húmedos y una sonrisa tierna y aunque le insistí para que me dijera más no lo hizo y nadie quiso aclararme lo que me había contado el sabio abuelo Pelayo.

Y supe entonces como sabe uno que tiene que respirar que debía hablar con Amelia, ella era el camino que me llevaría donde estaba mi madre y lo iba a encontrar, así me costara lágrimas.

- Holaaaa a todoooosss - entró el alma de la casa, mi tía catalina mi confidente y mejor amiga, mi cómplice, ella es la que me ayudaría a buscar a la tal Amelia, mis tíos Catalina y Ciriaco eran unos años mayores que yo y no se acuerdan mucho de lo que pasó con mamá así que ellos tampoco tenían acceso a información que me llevara a ese misterioso pasado de mamá por lo que esperé paciente que saludara a todos y cuando lo vi pertinente le dije
Cata vamos a la cafetería, quisiera tomarme algo. - le dije evadiendo la mirada de tía María que se las olía todas, sabía que si me miraba a los ojos se iba a dar cuenta de algo.

- Claro que sí hermanita - la miré con sorna y solo se río, no le gustaba que supieran que era mi tía, decía que quería evitar a la gente hacer cuentas de la edad de mi abuela manolita cuando los tuvo.

Aunque pasen los años, nuestro amor es imparableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora