QUE PASÓ CON AMELIA ?

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Luego de que tía María se repuso de la impresión de ver Amelia, nos sentamos a su alrededor, sus ojitos estaban procesando la información de tenerla en frente.

- Disculpame hija por esta escena, pero todo se me revolvió, es que eres idéntica.

Se hizo el silencio y Amelia solo la miraba intrigada. Hasta que por fin habló.

- Con quien me está confundiendo señora?

-Con Amelia Ledesma, el amor de la vida de mi Luisi, quien con su partida también se le llevó el alma - la tristeza de sus palabras me arrugaron el corazón.

El silencio era abrumador, Amelia estaba procesando lo que escuchaba, debía ser duro para ella darse cuenta de todo esto como lo estaba siendo para mí.

- Tu parecido es abrumador y por un momento me fui a la Amelia de 1977 cuando ya no estuvo con nosotros, contigo es como si el tiempo no hubiese pasado y ahora ella estuviera acá conmigo, cierto amor? es idéntica.

- Como te llamas, muchacha? - le pregunta tío nacho también visiblemente afectado.

- Yo también me llamo Amelia Ledesma y también quiero entender porque en el pasado de mi madre hay unos Gómez, una plaza de los frutos y un hotel la estrella.

Mis tíos se miraron y la miraron a ella muy intrigados con la situación.

- Cuéntanos tu historia hija, cuéntanos a que te refieres. - Le dice tío Nacho muy intrigado.

Amelia me mira y vi en sus ojos dolor, angustia, pero sobretodo mucha incertidumbre, la tomé de la mano y me acerqué más a ella para que sintiera mi apoyo. Antes que Amelia hablara Catalina pidió que fuéramos a mi oficina para estar más tranquilos y sin gente al rededor.

Nos instalamos en mi oficina y Amelia se sentó en el sillón que ocupará hace un momento cuando llegó, yo me hice a su lado para que sintiera mi apoyo, Cata y Ciriaco estaban más apartados y mis tíos se sentaron frente a ella en el sofá.

A tía Maria se le veía la angustia y cuando ya estuvimos instalados Amelia comenzó hablar.

- Mi vida no ha sido fácil, a mi madre y a mi nos ha tocado batallar contra el abuso y el rechazo y amo a mi madre por sobre todas las cosas y lo único que quiero es verla feliz algún día, en mis 31 años no he podido verla así y hoy uds están ante mí brindándome esa posibilidad.

Desde que tengo uso de razón no hemos tenido momentos de tranquilidad sino hasta que llegamos a Madrid, cuando tenía 15 años y me sentí con la fuerza suficiente para enfrentar a mi padre y sacar a mi madre de la cárcel en la que la tenía llegamos a Madrid.

- Espera Amelia, uds dónde estaban, donde naciste, puedes contarme de tu padre y de... de... de tus abuelos - Le pregunta Tía Maria.

- Nací en Barcelona y mis abuelos fallecieron hace varios años, para mi desdicha tengo que reconocer que vimos la luz cuando eso fue así, primero fue mi Abuela Devoción lo que sumió aún más a mamá en la depresión en la que estaba y años después fue mi abuelo Tomás.

El silencio fue sepulcral Amelia hacia una pausa para asimilar lo que estaba diciendo, era evidente que no hablaba de este tema.

- Crecí en una familia de alta influencia militar, mi papá era un hombre serio que sólo hacía lo que mi abuelo y su padre le decían, con los años me enteré que fue una boda planeada entre las dos familias, fui creciendo y me di cuenta que mamá no amaba en lo absoluto a mi papá, vivían en cuartos separados y tenían un matrimonio de conveniencia, en público era una cosa y privado otra, de niña veía como mamá intentaba escapar de esa casa, siempre me decía, que si lograba huir iban a regresar por mí, pero siempre fracasaba en su intento y cada vez que lo intentaba a mi me mandaban para donde mi abuela Devoción y pasaba largas temporadas sin saber de mamá hasta que ellos creían que ya no lo intentaría, eran pocos los momentos de lucidez que tenía y con el pasar de los años se fue cansando, ya sus intentos de huir disminuyeron al punto de no querer hacerlo más, porque sabía que nos seperaban si eso ocurría, mi abuela Devoción hacía lo que podía para tratar de alegrarnos la vida pero ella llevaba su propia cruz con mi abuelo, el artífice de toda la desdicha de nuestras vidas.

Aunque pasen los años, nuestro amor es imparableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora