ALMAS VIEJAS

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- Madre que confundida estoy, como puedo sentir algo tan fuerte por alguien que evidentemente no siente nada por mí?

Mi madre me mira con esos ojitos cansados de la vida pero con la belleza que aún adornaba su cara, es como si buscara las palabras adecuadas.

Me toma las manos, las mira, las acaricia y me sonríe.

- Que hermosa e incondicional me saliste, te aseguro que estaría orgullosa de ti.

- A que te refieres mamá?

- Creo que es hora que entiendas muchas cosas y ojalá que eso te lleve a luchar por tu amor.

Tome su cara y le di un beso en la frente, acomodé un mechón rebelde en su cara, aún mantenía esa cabellera abundante y de rizos que ahora tenían canas.

Y comenzó su historia, yo sólo me acomodé frente a ella para verla mientras hablaba, su mirada tomó ese brillo hermoso que me encantaba, me imaginé que así brillaban mis ojos cuando veía a Luisa.

- Cuando conocí al amor de mi vida eran tiempos duros en España, estábamos en dictadura, yo quería ser vedette y ella era la encargada de un bar muy famoso en ese tiempo, solo fue verla para saber que sería el amor de mi vida.

Verla? Mi madre me estaba diciendo que el amor de su vida era una mujer? No sabía que decirle, primera vez que me hablaba de esto.

Solo la dejé hablar.

- No me arrepiento de nada de lo que hice y si volviera a nacer la elegiría a ella siempre, porque siempre se ha tratado de ella, me enseñó a luchar, a ser valiente, a defender mis sentimientos, juntas todo lo podíamos.

Por un momento se calló como buscando las palabras y una lagrima corrió por sus mejillas.

- Pero ese amor sólo lo entendían pocas personas, su familia me acogió muy bien, yo era la yerna favorita - y esbozó una sonrisa tierna al recordar - Juntas planeamos el futuro y deseamos mucho tener un hijo o una hija, ella le cocinaria y le leería cuentos, yo le cantaría canciones, era nuestro anhelo más grande, poder formar una familia pero mi padre no lo entendía así, el era un militar franquista, de los más devotos y no permitiría que su hija fuera la deshonra de la familia.

Calló un instante como buscando las palabras, lo que estaba recordando le estaba haciendo daño. Pasó un momento y era como si estuviera sola hablando con la nada.

- Verla era mi forma de llevarla conmigo donde fuera, su mirada siempre me acompañaba, esa mirada que me hechizaba, eran tiempos difíciles y aunque pasará mucho sin saber de ella mi corazón atesoraba su imagen, su mirada me seguía viendo y yo seguía amandola, éramos almas viejas destinadas amarnos por la eternidad.

Ella se abrazó a mí pidiéndome sin decirlo que la llevara conmigo y yo me traje su sonrisa, su mirada, sus caricias, su olor y todo su amor.

Seré tuya en esta vida o en la otra y si en la otra me voy, volveré en la siguiente, Fue mi promesa para ella ante la luna llena que nos iluminaba.

Desperté y no estaba, la busqué en todas partes y no estaba, mi amor se fue, corrí a la calle, la busque en los rostros cansados por la guerra, la busqué en la ilusión del que lucha, en la promesa del que ama, la busqué en la esperanza perdida, en la ventana abierta, en la puerta cerrada, la busqué en la desventura, en la gracia del amanecer y en la hermosura del atardecer, la busqué en la inocencia del niño y la penumbra de la madrugada, la busqué en el sin sentido, solo la busqué y no me cansé de buscar porque simplemente en la otra vida la he de encontrar...

Estaba en otro territorio, en otro espacio, no reconocía el canto de los pájaros, ni el sonido del viento, ya no estaba donde podía encontrarla, estaba en la cárcel que se inventaron para mí, para alejarme de ella, sin saber cómo tenía una casa, tenía un esposo, tenía un perro y hasta un jardín y en que momento pasó? Donde estaba la plaza de los frutos, donde estaban los Gómez, donde estaba el hotel la estrella, donde estabas mi amor, era mi cárcel y tenía de carcelero a un hombre frío que no me veía como ella me veía, las noches eran duras, eran el infierno, ya no estaba para acariciarme, ya no estaba para abrazarme y me sentía indefensa, un día mi cuerpo cambió y te sentí pero no entendía como pasó pero mi cuerpo no era mío, mi cuerpo no era mío, MI CUERPOOOOO NO ERAAAA MIOOOOOO.

Comenzó a gritar y a golpearse la cara, el pecho - MI CUERPO NO ERA MÍO - Y lloraba.

- Madre para, madre por favor para - La abracé para que volviera - Soy yo tu hija, Amelia, aquí estoy mamá, para - No soporto verla así y la tomo de la cara para que me vea - Vuelve madre, vuelve, soy yo, tu hija.

Ella cae cansada y cierra sus ojitos como para olvidar pero eso no impide las lágrimas que brotan de ellos, comencé a mecerla y arrullarla, le cantaba la canción de cuna que ella me cantaba y se fue relajando, así duramos un tiempo hasta que sentí que estaba dormida.

Que intenso fue todo, no podía evitar sentir su dolor, cuanto dolor tuvo que vivir mi madre por ser lesbiana en un tiempo tan difícil...

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- Por fin me vas a decir que te pasa? - Me dice Catalina bastante seria.

- No te miento cuando te digo que no sé - Fui muy sincera

- Si empiezas por reconocerlo sería más fácil

- Ese es el problema no sé que tengo que reconocer, todo es muy pronto.

- Pará enamorarte no necesitas tiempo, solo tienes que sentir

- Lo dices muy experta - Le dije burlandome

- A lo mejor no tengo experiencia suficiente pero eso te llega de golpe, el amor no se planea mi querida Luisa

Y tenía razón yo lo sé pero me niego a aceptarlo

Aunque pasen los años, nuestro amor es imparableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora