Q U I N C E

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Wyatt

- Muy bien - palmeo mi hombro - Deshazte de él. Que no queden ni las cenizas - Observe cómo la silueta de Thomas se perdía por la oscuridad del bosque. Mientras tanto yo me encargaba de procesar aquellas últimas palabras que me había dedicado. Deshazte de él. Aquello retumbaba en mi mente una y otra vez. Y ahí estaba Cedric, en el suelo ya malherido por la paliza que le había dado Thomas. Ahora me toca hacer el trabajo sucio, pero con mi propio hermano. Sangre de mi sangre.

- Wyatt... - dijo entre gemidos Cedric - Haz lo que tengas que hacer.

- ¿¡Por qué Cedric!?

- ¿Por qué, qué hermano?

- ¿No podías simplemente hacer lo que Thomas pedía? ¿Tanto te costaba? ¡Ahora tengo que matarte! - chillé desesperado

- ¿En serio te gusta esta vida Wyatt? Despedazar a la gente cada noche. Destruir vidas, futuros y familias todo por que nuestro hermano disfruta con las desgracias ajenas - espeto con repulsión - Madre estaría muy orgullosa de nosotros. Sobre todo de su pequeño y adorable Wyatt.

- ¡Callate! - rugí - Thomas nos dio una vida, una eternidad, la cual poder disfrutar hermano. Pero tú lo has echado a perder absolutamente todo.

- Thomas lo único que ha hecho es arrebatarnos nuestra humanidad. - río con sarcasmo -¿Disfrutar? Yo no he disfrutado nada. Por eso me alegro de que por fin llegue mi fin.

- Yo no...

- No dudes hermano. Iré en paz. Es mi último deseo y me alegro de que seas tú quien acabe conmigo.

Se colocó de rodillas ante mí. La luna alumbraba su pálido rostro, que dejaba ver varias grietas que surcaban ya su frente y mejilla. Aún estaban en proceso de curación. Coloque mis manos a cada lado de su rostro y lo hice. Le rompí el cuello...una vez más. De sus pálidos labios escuche como soltaba su último aliento de vida. Procedí a despedazar su cuerpo mientras la rabia y la impotencia crecía más y más dentro de mí. Saqué el mechero que cargaba siempre conmigo, pertenecía a nuestro padre, fue lo único que alcance a robar antes de que Thomas nos sacará a Cedric y a mi arrastras del pueblo después de convertirnos en vampiros.

Observe la llama que salía del mechero. Sus colores rojizos y naranjas me dejaron hipnotizados. Si dejaba caer el artefacto sabía que Cedric no volvería jamás. Como si de una película mala de Hollywood se tratase vi todos mis recuerdos pasar ante mis ojos, y en todos estaba él. Cedric. Él había sido hermano mayor, padre y amigo. Y yo se lo pagaba de esta forma. Así que no lo hice. Cerré la tapa del mechero y lo volví a guardar en mi bolsillo trasero. Sabía que si no lo quemaba, aunque le costara millones de años, él volvería, y en algún momento de mi vida nuestros caminos se volverían a cruzar. Quizás para aquel entonces ya no sería esclavo de Thomas y mi hermano y yo podríamos volver a ser felices. Ojalá ese sueño se haga realidad.

- Nos vemos pronto hermano.

***

- Has tardado - Thomas ni siquiera se dio la vuelta para hablarme. Ni siquiera le importaba los sentimientos de su hermano pequeño. Nunca me perdonaré por no haber escuchado a Cedric antes. Quizás si lo hubiera hecho mucho antes la cosa sería distinta.

- Se quejaba demasiado - dije rápidamente - Pero ya está hecho.

- Sabes hermanito. Te he infravalorado durante mucho tiempo, pero este año he visto algo en ti, te veo futuro. Veo un futuro en nosotros apoderándonos de todo. Siendo los reyes.

- ¿Aun sigues pensando en atacar a los Vulturis?

- Ellos me arrebataron todo Wyatt es hora de que el río vuelva a su cauce.

BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora